Revista Educación

Un hambre feroz

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Un hambre feroz

Hace unos días me llamó la atención una fotografía de Mike Coppola (Getty Images for Carnival Cruise). El mítico jugador de la NBA, Shaquille O'Neal, aparecía junto a tres hamburguesas que parecían del tamaño de sus meñiques. Por supuesto, no eran pequeñas, eran tres fuentes importantes de colesterol y promesa de sabor de un tamaño considerable, pero claro, las comparaciones son odiosas y las manos de O'Neal parecían raquetas de tenis. El caso es que me puse a leer la noticia que se ilustraba con dicha imagen y descubrí que el ex deportista profesional posee no sé cuántas franquicias, entre ellas de hamburguesas y pizzas. Pero, es curioso, también es dueño de cuarenta gimnasios que, al parecer, están abiertos las 24 horas. Y claro, a mí la mente se me va enseguida al mismo sitio y me sale la odiadora que llevo dentro contra el capitalismo. Es curioso cómo se ve con frescura y envidia, que un señor venda comida rápida y poco sana, para luego venderte unas sesiones de gimnasio, para que quemes todas esas calorías que te ha recomendado antes con una sonrisa. Claro, me dirán que cada uno es responsable de lo que come y hace. Sí, pero digamos que estamos en desigual combate cuando nos rodean la publicidad, las influencias y los bonos descuento. Así que nos venden tabaco, casi en cada esquina, y parches de nicotina para dejarlo; alcohol y clínicas de desintoxicación; nachos y salsas procesadas y sal de fruta. Tengo la sensación de que todo el sistema está pensado para que a mí me entre un hambre feroz, mayor que la que ya me vino de serie, para luego, cuando he saciado mi barriga y ellos sus bolsillos, pasarme el látigo de la culpa y liberarme del dolor autoinfligido, con un descuento, para quemar tanta caloría, mientras me dejo los pulmones en una subida en bicicleta a El Teide, sin moverme del sitio.

Un hambre feroz
Tú come primero, ya te adelgazaremos después.


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