Revista Cultura y Ocio

Un verano movidito

Publicado el 05 octubre 2011 por Curribarcelo
Por fin puedo pararme y echar la vista atrás, tras un verano en el que que, aunque el sol ha brillado por su ausencia en esta mi ciudad de adopción, mis labores sí han lucido, como si del sol del Sahara se tratase.

A pesar de que la época veraniega de localización de videojuegos se retrasó más de lo habitual, cuando llegó, llegó como una gripe que ha estado esperando un año entero para atacarte: todo junto, y pillándome en la retaguardia y desentrenada. Pero, como cada año, sobreviví y, ahora que (supuestamente) ha regresado la calma, tengo ganas de más. Eso sí, eh, tú, querido Destino, si estás escuchando, no pasa nada si esperas un poquito para actuar, ¿vale? J

Pues esta entrada, un poco fuera de lo habitual, es mi forma de contaros por qué he dejado el blog tan abandonado. Una forma de compartir con vosotros las cosas buenas que este verano me ha dado.

Primero, el congreso Media4All fue increíble, muy fructífero (como ya expliqué aquí, aquí y aquí) y, a pesar de acabar hecha polvo con tanta información absorbida cuando acabó, no me hubiese importado que hubiese durado más o que se celebrase una vez al mes.

Mientras tanto, había aceptado dos proyectos de localización de videojuegos bastante grandes que me ayudarían a no tener ni un minuto libre durante el mes siguiente. Uno de ellos es un MMORPG para PC de los que tienen telita (cuyo nombre no puedo desvelar, de momento), pero que me ayudó a ejercitar aún más mi imaginación, mi capacidad de búsqueda y, sobre todo, mi creatividad contando batallitas medievales. El otro (cuyo nombre tampoco puedo revelar hasta que no salga a la venta) era para tres plataformas y fue igualmente duro, pero más por el hecho de que la información y los textos me los dieron con cuenta gotas, como si me los hubiesen inyectado intravenosa con una bolsa de suero tras una operación por salvar una vida. Como ocurre en esta industria tan emocionante, todavía sigo haciendo actualizaciones de ambos, lo que incrementa las ganas que tengo de que se acaben y se pongan ya a la venta.

Muchos ya sabéis que a mediados de julio tenía que mudarme de piso y, seguramente, también sabéis los problemas que tuve con la mudanza (los que tenían que hacer la mudanza no se presentaron y me tiré un fin de semana entero sentada y durmiendo en el suelo hasta que al lunes siguiente conseguí que alguien viniese a hacer el traslado). A esto se le sumaron los problemas con internet: algo que parecía que tendría instalado y funcionando en dos semanas, acabó convirtiéndose en un mes de espera.

Para darle más emoción al asunto, justo en la semana antes del traslado (cuando alternaba los dos proyectos de traducción con la recuperación del Media4All y el desparpajo de destreza en Tetris que tenía que llevar a cabo para poder guardar mis pertenencias en cajas para que aguantasen la mudanza), recibí un correo de una importante revista de traducción, la revista Multilingual, en el que me ofrecían la posibilidad de publicar un artículo sobre Localización de videojuegos. Por supuesto, una oportunidad así solo llega una vez en la vida, y no podía rechazarla, así que, les anuncié que estaría encantada de colaborar con ellos y me dispuse a enviarles algo que tenía por ahí preparado.

Un verano movidito
Después de algunos problemas con el correo electrónico, que parecía que no recibíamos los correos que nos enviábamos, y sin siquiera confirmarme de que iban a publicarme el artículo, me enteré por Twitter de que me habían publicado el artículo y de que tenía muy buena pinta, recién salidito del horno. El resultado lo podéis encontrar aquí (creo que hay que estar suscrito), aunque a mí me hace más ilusión enseñaros lo bien que queda mi nombre como «articulista» de una revista.
Un verano movidito
Además, pocas semanas después de la publicación, recibí un paquete con una sorpresa de la revista: ¡una taza! Con lo que me gustan a mí las tazas y tenía mi propia taza de traductora. J Ahora solo necesito montar bien mi oficina y lo tendré todo listo para currar como la auténtica profesional que soy (no, no tengo abuela).

Pero como un verano no sería verano sin vacaciones en la playa, decidí que ya no aguantaba más el mal tiempo de Londres y que me merecía unas vacaciones en mi amada Mallorca. Y para allí que me fui. Por supuesto, en cuanto el Sr. Murphy se enteró de mis planes, decidió que sería aún más divertido si, justo antes de mi marcha el 9 de agosto, creaba un conflicto impresionante en mi ciudad de residencia y, además, ocupaba mis vacaciones con otros tantos proyectos de traducción a los que no podía rechazar por motivos varios. Y ahí me tenéis, haciendo multitarea y olvidándome del significado de la palabra «aburrimiento».

Además, también conseguí contactar con una empresa de videojuegos muy importante, que aceptó hacerme pruebas de traducción y considerarme como colaboradora... Aunque estoy esperando aún el veredicto final. Sin embargo, otra importante empresa de videojuegos (a los que había enviado el currículo hace como medio año... ¡O más!) sí que decidió darme la oportunidad para trabajar en un pequeño proyecto como prueba, aunque, como era de esperar, no ha sido del todo fácil debido a la cantidad de reglas a seguir y a que ni siquiera consigo que el programa que quieren que utilice se instale en mi ordenador (por eso de que es 64 bits, en vez de 32...). Aún sigo investigando. Cuando descubra cómo arreglar el problema, os aviso.

Pero como ya conocemos a nuestro gran amigo Murphy, todo esto ocurriendo al mismo tiempo no era suficiente, así que, le añadió más emoción a mi vida tentándome primero con la idea de que podía enviar un artículo a la creación de un libro sobre Localización y Accesibilidad en los Mundos Virtuales, algo que había intentado pero había tenido que abandonar por falta de tiempo y por no conseguir crear el texto exactamente como mandaba el protocolo. Sin embargo, un golpe de suerte hizo que ampliasen el plazo y aceptasen textos menos «académicos», de forma que mi artículo ya tenía cabida... Lo único que necesitaba era encontrar tiempo para ponerme a ello.

Además, la tentación también tenía forma de participación en la creación de una nueva revista por y para profesionales del mundo de la traducción y la interpretación: La revista Traditori. Los que me conocéis, bien sabéis que me encanta estar en todos los tinglados, así que, sí, lo habéis acertado: no pude decir que no y me subí al tren con la esperanza de poder aportar algo bueno. La verdad es que ha sido emocionante formar parte de este proyecto, ya no por lo que supone ver tu nombre en la lista del equipo editorial (algo que tengo unas ganas tremendas de ver), sino por el proceso entero, desde la primera idea, hasta el ir buscando a gente, el pensar sobre qué podríamos hablar, recopilar la información, crear los artículos, corregirlos (algo que he hecho con mucho gusto)... Es como un pequeño bebé que comparto con un grupo fantástico de gente, muchos de ellos conocidos por todos. Podéis ver la lista completa aquí. Manteneos a la escucha porque, en cuantito esté publicada, lo gritaré a los cuatro vientos para que podáis echar un ojo al trabajo que hemos preparado.

Por último, cuando la presión de la actividad veraniega comenzaba a relajarse, un antiguo compañero de trabajo me contactó para ver si estaba interesada en colaborar con ellos en un proyecto para crear un videojuego didáctico (ya me lo decía mi novio: en la industria de los videojuegos no es lo que conoces, sino a quién conoces). Me pareció un proyecto tan interesante, que no pude decir que no. Además, como buena hormiga que soy, el invierno acecha y parece que será muy frío, ya que el otoño no parece darnos demasiados frutos, así que, acepté el desafío y allí llevo una semana, desbaratándoles el juego y, como siempre, intentando conseguir un producto de la mejor calidad posible. Ya veremos cómo acaba todo.

Y así estoy, queridos amigos y amigas. Como veis, la vida de un traductor autónomo no es, para nada, aburrida y, no sé la de mis compañeros, pero la mía está llenísima de sorpresas que me descolocan por momentos. Sin embargo, ya veis que no le hago ascos a nada y disfruto arropando las sorpresas que la vida se empeña en darme. Y es que, si no, sería todo muy aburrido, ¿no?


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