Un viaje dentro de otro viaje

Echo de menos viajar.

Una de las primeras cosas que hice cuando empecé a trabajar y ahorré algo de dinero fue viajar. Eran, necesariamente, viajes asequibles (aunque tengo un debate interior constante sobre los costes, la parte de inversión que se queda en el país visitado, la forma en que se gestiona el turismo... cada vez lo tengo menos claro -me refiero a lo de viajar, por mucho que me guste-).

Aún así, pese al debate interno, pese a la contradicción constante, la parte de descubrimiento, de maravilla, de vivir otras costumbres, comer otros platos, conocer otras gentes, respirar otros aires... esa parte me sigue fascinando.

Echo de menos viajar por esa capacidad absoluta de renovación del alma, esa desconexión del entorno conocido, la fuerza de invertir energía en "sobrevivir" un día más en un espacio diferente al habitual, haciendo que la maquinaria de la vida suene totalmente nueva y arriesgada. Llenar los ojos de una luz que no sabíamos que existía. Definir nuevas realidades, contrastando (o sin necesidad de hacerlo) nuestros perfiles con los de esos lugares ajenos, que en realidad, si lo pensamos bien, son también un poco nuestros. Nuestros en el sentido de que debemos protegerlos e intentar, a toda costa, que permanezcan.

El planeta está cansado de nosotros. Nuestra forma egoísta de "usarlo" en vez de intentar integrarnos en él de la forma menos intrusiva posible ha hecho que entre en un declive que, sinceramente, no creo que tenga arreglo.

Dice David Attenborough, en este espectacular reportaje, que aún estamos a tiempo. Sin embargo, no lo tengo tan claro. Será que tengo el día pesimista. O será que, sencillamente, echo de menos viajar y, en el fondo, me asusta que los lugares llenos de encanto que me gustaría ver, desaparezcan, como ya ha ocurrido, y seamos un poco más miserables en este espacio tiempo que nos ha tocado vivir.

En la misma línea, mi amiga y compañera de viajes Silbia López de Lacalle, lo recordaba en esta magnífica charla que dio en 2019 y que les recomendé en este post. Hablaba de las Islas Galápagos (fuimos allí de viaje en 2016) y de la urgente necesidad de conservarlas y protegerlas.

Para dejarles un sabor de boca (algo mejor que el que les estoy dejando), les invito a escuchar el primer capítulo del audiolibro que la editorial NextDoor ha publicado, precisamente, sobre el libro " Galápagos. Las islas que caminan", que armamos Silbia y yo tras nuestro viaje a Galápagos. Aquí pueden leer el capítulo introductorio. A mí me gusta pensar que el libro es un viaje dentro de otro viaje. Una manera de acercar experiencias.

Aún me estremezco cuando cierro los ojos y escucho el rumor de las olas.

Será que echo de menos viajar.