Revista Educación

Una Navidad diferente

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Una Navidad diferente

Cuando Sara y Simón llegaron a la tierra prometida su madre les explicó que las costumbres allí eran diferentes. Es cierto que la comida era distinta y pronto empezaron a ir a estudiar a un sitio con techo y paredes, rodeados de niños y niñas que les enseñaron juegos muy divertidos. Pasado un tiempo, llegaron las fechas de la Navidad pero no había luces, ni elfos, ni Reyes Magos, ni enormes regalos de lazos de colores en los escaparates de las tiendas. Cuando Sara, que para eso era la mayor, le preguntó a su madre si iban a celebrar la Navidad, obtuvo sólo un no por respuesta y una mirada triste. Decidió no volver a hacer esa pregunta jamás.

Pasaron muchos años y Sara y Simón crecieron felices, aprendieron, sufrieron como el resto para conseguir sus sueños, algunos se materializaron, otros continúan en el apartado de los deseos. Pero ya la madre murió. Simón se casó y tiene dos niños preciosos, con el color de ojos de su abuela, y Sara decidió que no quería tener familia, que prefería vivir con lo que podía meter en su mochila. La Navidad era sólo un recuerdo en lo más hondo de la memoria, un reflejo apenas, pero esa noche, ese 24 de diciembre, mientras intentaba conciliar el sueño en la tienda de campaña, en un bosque más de los que recorría para dibujar y escribir en su cuaderno de viajes, un destello la sorprendió. No le quedó más remedio que salir de la tienda y dar un pequeño paseo, única medicina para conciliar el sueño. Sentía que su madre quería responderle a algo, quizás una pregunta que de niña no supo o quiso contestar como debía. Pero su voz se había apagado hacía años y Sara no creía en el más allá. Algo hizo entonces que mirara al cielo, quizás en busca de un recuerdo de la madre perdida, y se encontró con una noche cargada de estrellas, tan brillantes que le recordaron aquellas luces por las que preguntó de pequeña.

De pronto, algo parecido a un graznido llamó su atención. En uno de los pinos más altos se balanceaban decenas de corujas blancas. Aquellas cabezas casi redondas semejaban las bolas del último árbol que su madre preparó para celebrar la Navidad en casa. Sara sonrió.

-"Lo he entendido, mamá, no te preocupes. No pasa nada. Estabas triste, angustiada por el exilio y no supiste responder. Pero sí, la Navidad siempre estuvo ahí, cada año, cada día, con nosotros. No hacen falta luces, ni adornos, sólo querer celebrarla".

Sara celebró la Nochebuena con el sueño más reparador que había tenido en mucho tiempo. Al día siguiente, recogió sus cosas y festejó el Día de Navidad como siempre había hecho sin saberlo, paso a paso, disfrutando del camino.

Una Navidad diferente
Gemínidas sobre el Observatorio del Teide la noche del 14 de diciembre de 2012. En primer plano se muestra el Telescopio OGS (ESA). Centrada en la imagen la constelación de Orión y el objeto más brillante es el Planeta Júpiter. Crédito: Juan Carlos Casado. Imagen extraída de http://www.iac.es.


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