Desde los años 70 los científicos han estado estudiando la relación entre la exposición a ciertos químicos y el aumento de peso. Después de numerosos tests de ciertos químicos y sus efectos sobre ratones, los científicos finalmente en 2007 han bautizado estos químicos como "obesógenos".
Los obesógenos se refieren a un grupo de químicos de los que se ha demostrado que son disruptores endocrinos, es decir desequilibran el sistema hormonal y llevan a la obesidad. Pueden afectar a personas de todas las edades, pero suele haber más prevalencia en niños. Los obesógenos causan cambios en el metabolismo debido a sus efectos sobre las hormonas. Por ejemplo los químicos que afectan a la glándula tiroides y su producción en hormona tiroidea a su vez tiene un efecto de ralentizar el metabolismo y producir ganancia de peso. Mientras la exposición a los obesógenos no es la causa primaria del hipotiroidismo, es un factor que tiene que ser considerado en algunos casos, sobre todo en personas con un trastorno tiroideo autoinmune.
Los obesógenos pueden afectar otras hormonas incluyendo la resistina y la leptina. Ambas influyen sobre la sensibilidad a la insulina y la saciedad respectivamente. Esto demuestra que los efectos de una exposición a estos químicos puede ser adversa. Los científicos se preocupan que los obesógenos podrían tener un efecto incluso cuando la exposición es mínima.
Esto es una razón válida para preocuparnos nosotros también, ya que considerando que estos químicos se pueden encontrar en cosméticos, agua y alimentos, están en todos los lados. Las fuentes más comunes de los obesógenos son:
- los pesticidas
- la nicotina
- los ftalatos
- el bisphenol A (BPA)
- el arse´nico
Interactuamos con estos químicos frecuentemente y es prácticamente imposible de iludirlos por completo, pero si podemos limitar nuestra exposición a ellos para combatir el efecto obsogénico.
La verdad es que nos sorprende que el arsénico esté clasificado como obesógeno. Sabíamos que es perjudicial de otras maneras, pero parece que además ha demostrado afectar el metabolismo del tejido adiposo blanco, que juega un rol importante sobre todo en el inicio de la obesidad ( estudio).
¿Cómo actúan los obesógenos?
Si estás siguiendo un plan de régimen de manera estricta y aún así sigues aumentando de peso podrías estar sufriendo los efectos de estos químicos. A parte que lo que sabemos sobre el almacenamiento y liberación de energía, los científicos han desenterrado otro rol del tejido adiposo: el rol de la descarga de hormonas metabólicas y del apetito. Hasta ahora los estudios han demostrado que esto puede resultar de las siguientes maneras: transformación de las células normales en células adiposas, incremento de las células adiposas en el cuerpo, mayor contenido de grasa en las células adiposas o lipotróficas, tasa metabólica alterada con consecuente almacenamiento de calorías.
El aumento de peso está asociado a factores de riesgo tanto en el desarrollo fetal como en la niñez.
La relación entre el tabaco durante el embarazo y la obesidad ha sido objeto de varios estudios. Un ejemplo es el estudio "Fumar durante el embarazo y obesidad infantil" de Kries Retal . Además se supone que aproximadamente el 40% de los no-fumadores siguen teniendo subproductos de la nicotina en su sangre en 2008, aunque la exposición pasiva al tabaco se ha reducido considerablemente en las últimas dos décadas ( estudio).
Que muchas madres fumadoras tienen bebés bajo peso no es un secreto. Pero la mayoría de esos niños suelen aumentar su peso en los años siguientes, según la relación que han establecido los científicos entre este tipo de "crecimiento" y la exposición a obesógenos.
Los ftalatos también se han demostrado promover el aumento de peso en niños mediante una modulación epigenética, acción antitiroidea y otros mecanismos. De hecho, uno de los recientes estudios ha demostrado que puede haber une relación entre la reducción de las hormonas tiroideas y la exposición de ftalatos en la temprana niñez. Otro estudio ha demostrado que la exposición a ftalatos tiene influencia la función tiroidea al mismo que la homeostasis de la hormona del crecimiento. Otro estudio muestra la relación entre DEHP di-ethylhexyl-ftalato y los marcadores relacionados con la obesidad a temprana edad.
Aunque la mayoría de las personas con trastornos tiroideos y autoinmunidad tiroidea son adultos, ya están siendo cada vez más niños que son diagnosticados por los médicos con estas enfermedades. Y cada vez son más los niños que sufren de sobrepeso y obesidad. Y aunque estos estudios solo involucran a niños, no quiere decir que los ftalatos no tengan un efecto similar en adultos también. Mientras la dieta puede ser un factor definitivo al aumento de peso, no podemos apartar la mirada al efecto ante la exposición de los ftalatos u otros obesógenos.
La relación entre obesógenos y las tiroides
La glándula tiroides de hecho es un órgano que no solo tiene infinidad de acciones en el cuerpo, sino que es muy sensible a los químicos. Anteriormente ya hemos mencionado como los disruptores endocrinos pueden interferir con la producción de hormonas tiroideas. También hemos mencionado que estos químicos no son la única causa del hipotiroidismo, aunque si lo puede ser del hipotiroidismo autoinmune (Hashimoto).
No solamente es posible, sino que es muy probable que las personas con tiroiditis de Hashimoto tienen dificultad en perder peso no solo por el efecto que tiene sobre del sistema inmune sobre su glándula tiroides, sino también a causa de los obesógenos.
Y aunque muchas personas con hipertiroidismo y enfermedad de Grave tienen problemas en ganar peso, esto no siempre es el caso. Existen personas con hipertiroidismo que luchan en vano por perder peso y los obesógenos pueden ser un factor determinante.
Los obesógenos son un reto ubicuo alrededor de todo el planeta. Los humanos estamos expuestos a químicos en la oficina, en casa, en la calle, al beber agua y al comer alimentos. Desafortunadamente muchos químicos tienen características disruptores del sistema endocrino. Como por ejemplos los ftalatos que ha hemos mencionado que se encuentran sobre todo en cosméticos y productos cosméticos para bebés y niños y que pueden ser un factor de obesidad ( estudio).
Hay suficientes razones en sospechar que el uso incrementado de químicos en los años pasados está relacionada con la emergencia y proliferación de trastornos tiroideas. El siguiente dato revela la preocupante situación. Mientras en los años 70 la industria química produjo unos 171 mil millones de dólares americanos, a la fecha de hoy a sobre pasado los 4 billones de dólares americanos. ( Fuente)
Globalmente los factores medioambientales contribuyen en un 24% en todas las enfermedades y trastornos de salud según datos de la OMS (Organización Mundial de la Salud). Sabiendo que la glándula tiroides es sumanente importante para el funcionamiento de todo el cuerpo al producir una hormona que entra en cada una de nuestras células y sabiendo que es tan sensible a tóxicos, tenemos que pensar que los obesógenos pueden ser un problema mayor.
Mientras en las últimas dos décadas se ha producido un aumento de elaboración y uso de diversos químicos, las incidencias de enfermedades relacionadas con el sistema endocrino han aumentado también. Y no solo el está afectado el sistema endocrino, sino que las discapacidades de desarrollo en los niños, como déficit de atención e hiperactividad, discapacidades intelectuales, parálisis cerebral, autismo, discapacidades de aprendizaje o retrasos de desarrollo han aumentado casi un 2% según datos de la Asociación de Pediatría de Estados Unidos ( Fuente). La misma tendencia que en la fabricación de detergentes, pesticidas y varios otros químicos.
Relación entre obesógenos y otras hormonas
Muchos obesógenos pueden imitar la hormona estrógeno, también llamados xenoestrógenos, que se encuentra con predominancia en el sistema hormonal de la mujer. Antes hemos mencionado el Bisphenol A y los Ftalatos como xenoestrógenos con efectos obesógenos. Dos otros ejemplos de xenoestrógenos incluyen los PCB's policlorobifenilos y los PBDE polibromodifenil éteres.
La exposición a estos compuestos puede causar: problemas con la próstata en hombres, disfunciones tiroideas, mamas fibroquisticas, menstruaciones irregulares entre otros.
Algunas personas con sobrepeso u obesidad tienen un exceso de estrógenos. Esto parece ser un problema doble, ya que una vez que los trastornos de peso se han instaurado, la producción excesiva de estrógenos se pone en marcha tanto en hombres como en mujeres y se puede convertir en un ciclo vicioso y frustrante. Una dominancia estrogénica no solo significa un exceso de estrógeno en si mismo, sino que los niveles pueden ser normales, mientras los niveles de otras hormonas al respecto como la progesterona están bajas produciéndose así un dominio estrogénico perjudicial.
Otro aspecto negativo de los xenoestrógenos es que son sustancias contaminantes persistentes que se degradan con mucha dificultad. Como resultado se mantendrán en los adipocitos, las células de grasa del cuerpo, la próstata, los pechos y otras estructuras en el cuerpo. Estas hormonas tienen efectos que llegan más lejos que no solo cambiar el metabolismo, sino también afectan el sistema hormonal que compromete la testosterona, el control del apetito, la insulina y el cortisol entre otros.
Y después de tanta información preocupante la pregunta es:
¿Que se puede hacer para minimizar el impacto de los obesógenos y eliminarlos de nuestro cuerpo?
No nos gusta ser catastrofistas, pero el hecho es que los obesógenos no se degradan y además es un esfuerzo relativamente grande de deshacerse de ellos. Además están por todos los sitios: en el aire, en los plásticos, en los productos de belleza, etc. Pero el hecho que los científicos han identificado su naturaleza ya nos hace avanzar un paso en la dirección correcta. Mientras no podemos revertir la industrialización, si podemos hacer algunas cosas para vencer el impacto de los químicos.
Muchas personas se exponen a los obesógenos a través de las frutas y verduras por sus pesticidas. El hábito de lavarlos bien y a veces también pelarlos bien nunca ha sido más importante. Sería importante que las frutas y verduras se compren de procedencias fiables. La solución ideal es comprar productos ecológicos siempre que sea posible, aunque somos conscientes que no todas las personas tienen acceso a productos orgánicos o agricultores de confianza. Otros si han instalado esta costumbre como rutina en sus hábitos de compra y solo compran frutas y verduras ecológicas.
En Estados Unidos hay unas listas llamadas "The Dirty Dozen & the Clean Fifteen" que muestran las frutas y verduras más y menos contaminadas. Estas listas se van cambiando según las mediciones que se hacen y no siempre se puede extrapolar a otros países, pero al menos nos puede dar una pista para cuando vayamos de compra.
Las frutas y verduras más contaminadas para el año 2017 son:
Las que están marcadas con una estrella han sido incorporaciones del año 2017.
Las frutas y verduras menos contaminadas para el año 2017 son:
De hecho las mediciones demostraron que solo el 1% de todos los aguacates y maíces dulces analizados tenían algún tipo de pesticida. Y más del 80% de las piñas, papayas, espárragos, cebollas y coles no tenían residuos de pesticidas.
Fuente: https://www.ewg.org/foodnews/summary.php
Por cierto: El brócoli, las batatas y los champiñones le siguen a la lista de las verduras menos contaminadas después del pomelo.
Respecto al agua puede resultar difícil encontrar una solución, pero fácil evitar la peor de las fuentes, que es el agua del grifo. Esta agua suele estar contaminada de pesticidas y metales pesados. Si es preciso que utilices el agua del gripo, intenta restringirlo solo para el aseo personal (ducha o baño) o usa un sistema de filtración de buena calidad. La mejor opción para beber agua es el agua mineral embotellada en cristal.
Si hablamos del Bisphenol A y los Ftalatos la mayor fuente son los plásticos. Los productos de cuidado personal como las cremas, geles de ducha, champús, etc y los alimentos envasados en plástico y enlatados contienen estos contaminantes. Los enlatados suelen tener un recubrimiento interior a base de estos dos químicos que hacen que se liberen a los alimentos. Sobre todo el Bisphenol A (BPA) es muy notorio al imitar los estrógenos. Mientras no podamos evitar por completo la exposición a ellos, el mejor remedio es minimizar la exposición a ellos intentando utilizar en la mayor medida posible cosméticos naturales, así como usar aceites esenciales en vez de perfumes (los perfumes contienen una cantidad increíble de tóxicos para fijar el olor y aunque un aceite esencial puede que no dure tanto, al menos es natural), alimentos no envasados o envasados en cristal y tomar bebidas embotelladas en cristal.
Casi todos los productos de procedencia animal "terrestre" pueden contener obesógenos también al ser tratados con hormonas de crecimiento y estas acumularse en la grasa, igual que lo hacen en nuestro cuerpo. Si bebes leche de vaca (que no recomendamos en ninguna manera) o comes carne "convencional" podrías estar ingiriendo estos químicos y sufrir las consecuencias discutidas anteriormente. Y aunque necesitas incluir proteína de calidad en tu dieta, también sería aconsejable ser cuidadoso con su procedencia. Lo ideal sería comprar carnes de procedencia ecológica. Quizás en España las carnes "ibéricas" (de verdad) también pueden constituir una opción más saludable.
Resumiendo:
Para mantenerte a ti y a tu hijos lejos de estas sustancias se puede hacer lo siguiente:
- Come alimentos ecológicos. Quizás ya no tengamos que exponer más este punto al haberlo tratado anteriormente. Muchas personas entienden la necesidad del consumo de estos alimentos para minimizar la exposición a tóxicos nocivos.
- Evita comprar alimentos empaquetados en plástico, sobre todo cuando más grasa tengan y más en contacto con ese plástico están, más contaminados pueden estar (p.ej. embutidos, chacinas y quesos en lonchas con separadores). Te mentiríamos si te contásemos que nunca compramos este tipo de alimentos y es muy difícil de evitarlos completamente, pero siempre intentamos elegir la versión menos "contaminada" y hemos tenido a personas que se han propuesto un reto de 30 días de eliminación de plásticos. ¿Te unes al reto?
- Evita productos cosméticos y de higiene personal convencionales. Como ya hemos mencionado anteriormente los productos de higiene personal y cosméticos convencionales suelen contener compuestos obesógenos. Muchas veces no somos conscientes que no solo absorbemos por via intestinal y pulmonar, sino que la piel es un órgano además muy grande que también tiene capacidad de absorber compuestos. Hoy día hay infinidad de productos naturales para usar en el aseo diario y sobre todo en tu bebe y tus hijos.
- Intenta evitar tóxicos en tu casa y alrededor de ella. Obviamente si queremos evitar la exposición de tóxicos en la comida también lo tenemos que hacer en nuestra casa. Tanto si tienes un pequeño huerto o algunas plantas, como sino, intenta utilizar el menos posible productos con tóxicos como abonos, anti-insecticidas, antimosquitos & - moscas, limpiadores del hogar como el amoniaco, la lejía y otros limpiadores. El vinagre es un excelente antifúngico, antical y desinfectante. Lo puedes usar tanto en la cocina, como en el baño como para tus alimentos directamente. A las embarazadas que no han pasado la prueba de la toxoplasmosis se les aconseja lavar las ensaladas bien y para no tener que utilizar productos especiales para ello, se puede hacer igualmente con vinagre. Luego la combinación con bicarbonato de sodio y/o aceite esencial de arbol del té es casi mágica. Prueba alternativas naturales en tu hogar e intenta sobre todo no inhalar los productos de limpieza convencionales.
- Aumenta tus niveles de glutatión. El glutatión es un compuesto de aminoácidos que ayuda a la desintoxicación natural del hígado. Comiendo alimentos que ricos en glutatión como las crucíferas o el ajo o tomar un suplemento de NAC (N-Acetyl-Cisteína) puede ayudar a mantener tu cuerpo libre de tóxicos incluyendo los obesógenos.
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Hacer ejercicio
La transpiración y el ejercicio físico son una buena manera de eliminar los nuevos obesógenos entrantes y también aquellos que están almacenados en las células grasas. Además de hacer ejercicio físico puedes aumentar la sudoración haciendo sauna o baños turcos, aunque toma precaución con las necesidades de tu cuerpo.
Realmente muchos compuestos químicos pueden causar el aumento de peso y obesidad y como resultado algunos de ellos han sido denominados obesógenos. Estos incluye el bisphenol a, los ftalatos, los pesticidas, la nicotina e incluso el arsenico. Los obesógenos también pueden actuar como disruptores endocrinos sin producir aumento de peso, pero alterando la función hormonal. Aunque no vamos a poder evitar por completo la exposición a los obesógenos, si podemos reducir nuestra exposición a ellos al mismo tiempo que detoxificamos el cuerpo de ellos.