Hace ya más de cuatro años que iniciamos esta andadura. No recordamos como descubrimos los blogs de madri+d pero vimos en ellos una oportunidad para dirigirnos, con humildad, a otros fisioterapeutas y difundir a los que no lo son otros aspectos de esta profesión.
Esta será la centésima entrada que escribimos en nuestra bitácora. Y decimos nuestra con la connotación ,no de propiedad, sino de implicación, dedicación y satisfacción por tener alojada la misma en una página que goza de gran reconocimiento y en la que escriben personas con una cualificación que nos hace ruborizarnos por compartir su tribuna.
Con altibajos, aprovechando el escaso tiempo que nos deja la familia, el trabajo o la pereza, hemos vertido nuestras opiniones, comentarios, noticias o quejas, como reza el subtítulo de la bitácora. En estos años hemos reflejado episodios importantes de la Fisioterapia y de la sanidad en nuestro país. Así, nos hemos echo eco de la progresiva implantación de la historia cínica electrónica o de los inicios y estancamiento de la carrera profesional en la sanidad pública. Como no podía ser de otra manera nos hemos centrado en nuestra disciplina. Hemos asistido a la definitiva implantación del título de Grado, con lo que supone de equiparación con el resto de disciplinas universitarias, sanitarias o no. O al reconocimiento legal del diagnóstico en fisioterapia. Hemos procurado informar sobre jornadas, congresos o publicaciones de interés para el fisioterapeuta. Y, desde nuestra vocación docente, hemos intentado hacer una función divulgativa y formadora sobre aspectos profesionales o de la práctica clínica. Todo desde el convencimiento de que la Fisioterapia es ciencia y debe ahondar aún más en su carácter científico. Y desde el reconocimiento de que esta idea de la profesión debe calar todavía entre muchos de los que la ejercen.
Asistimos a retos muy importantes como la ampliación de la formación de los futuros profesionales, en los que debe reflejarse una formación más amplia y sólida. Y el correspondiente reconocimiento de las competencias de fisioterapeuta. Así, sería recomendable la aprobación de la prescripción fisioterapéutica, como ha ocurrido en Enfermeria y Podología. También se debe explotar el potencial clínico e investigador en la profundización en la autonomía en la planificación y ejecución de tratamientos y en la toma de decisiones sobre inicio y cese de los mismos. Las nuevas formas de gestión y la necesidad de priorizar y ajustar recursos habrían de ser aprovechadas por los gestores en este sentido.
Para terminar, agradecer a los lectores que se han tomado su tiempo e interés en lo que escribimos. Esperamos que les haya servido como enfermos, usuarios del sistema sanitario, fisioterapeutas o estudiantes. También gracias a los que han considerado el contenido de la bitácora del suficiente interés para insertar un enlace a la misma desde sus páginas, como la Asociación Española de Fisioterapeutas,el profesor de la Universidad de Salamanca Francisco Alburquerque, o autores de otras bitácoras como Esteban Bolaños o Carlos López. Intentaremos dar continuidad a esta obra con, al menos, otras cien entradas.