Esta selección de frutas, verduras y raíces, constituye una verdadera farmacia verde que, además de formar parte de tus menús diarios, pueden convertirse en ingredientes de tus remedios naturales para vencer las enfermedades del invierno.
1 Nabo
Es una excelente fuente de vitamina C, ácido fólico, potasio, calcio, fósforo y yodo. Además contiene abundantes antioxidantes, que ayudan a defendernos de las infecciones y a prevenir el cáncer. Se puede añadir a caldos, estofados y sopas de invierno o tomar crudo rallado en las ensaladas.
Un remedio popular para tomar en caso de bronquitis: 1 vaso del jugo de 1 nabo y 2 limones, una vez al día.
2 Puerro
Sus propiedades antibacterianas se activan justo al cortarlo, cuando uno de sus compuestos reacciona con el oxígeno y forma la alicina. Esta sustancia, que también tiene el ajo, resulta especialmente eficaz contra Staphylococcus aureus, responsable de infecciones cutáneas, de las mucosas y del aparato gastrointestinal.
En caso de gripe, faringitis o bronquitis, puedes prepararte un caldo con propiedades bactericidas hirviendo 1 puerro (incluyendo las hojas verdes) en 1 litro de agua durante 5 minutos. Bebe de ese caldo durante el día añadiéndole el zumo de medio limón en cada vaso.
3 Mandarina
Es la mejor fuente para proveer de vitamina C y de carotenos a los niños durante el invierno, ya que su sabor más dulce que las naranjas y su facilidad para pelarlas la hacen la fruta infantil por excelencia.
Además de reforzar las defensas contra las infecciones invernales gracias a su riqueza en antioxidantes, como las mandarinas suelen tomarse enteras y no en zumo, resultan una buena fuente de fibra, que ayuda a evitar el estreñimiento. Aportan asimismo potasio, calcio y fósforo y vitaminas del grupo B. Y el aroma de mandarina dicen que es un gran estimulante de la creatividad de los niños.
4 Kiwi
Llegó hace dos décadas desde Australia y se quedó en nuestras mesas para siempre por su sabor, textura y valor nutricional. Aunque está presente en el mercado durante casi todo el año, lo hemos escogido como alimento de invierno no por su gran riqueza en vitamina C y ácido fólico, que fue lo que lo hizo famoso, sino porque es portador de una enzima digestiva llamada actinidina que ayuda a digerir mejor las proteínas y tiene acción antiinflamatoria.
5 Jengibre
Esta raíz de sabor picante tiene propiedades muy útiles para combatir el frío. Aporta una buena dosis de vitamina C, flavonoides y aminoácidos, pero lo que le otorga la mayoría de sus virtudes son los gingeroles que contiene con efectos analgésicos, antiinflamatorios y antioxidantes, que resultan muy eficaces contra la gripe y los resfriados, ya que favorecen la expectoración.
Prepara tu té de jengibre antigripal hirviendo en medio litro de agua un trozo de jengibre fresco durante 10 minutos. Añádele 1 cucharada de miel y el zumo de medio limón y toma 1 taza 3 veces al día.
6 Alcachofas
Elegimos la alcachofa como alimento estrella del invierno por sus propiedades depurativas y desintoxicantes del hígado, cualidades que influyen positivamente en nuestro sistema defensivo, ya que si nuestro organismo está sobresaturado de toxinas, se enferma más. Las alcachofas aportan calcio, fósforo, potasio, hierro, magnesio, zinc y vitamina B1, pero destacan por su contenido en cinarina, una sustancia que ayuda a mantener a raya las grasas, el colesterol y los triglicéridos.
Para aprovechar mejor sus propiedades, hay que cocerlas y beber el agua de la cocción, que resulta muy diurética.
7 Apio
Diurético, remineralizante y sedante, el apio es el rey de los caldos contra el frío, ya que, además de aportar un aroma y sabor deliciosos, nos permiten preparar la base de una bebida terapéutica para enfermos gripales.
En 2 litros de agua se ponen a hervir 3 tallos verdes de apio (tronco y hojas), 2 hojas de col verde y 2 cebollas durante media hora. Se cuela y se toma antes de las comidas, caliente o tibio, a razón de 2-3 vasos al día, añadiendo el zumo de 1 limón recién exprimido en cada vaso. Es un caldo lleno de minerales que permite neutralizar el efecto desmineralizante del limón.
8 Limón
Si hay algo que nunca debe faltar en nuestra cocina es el limón, pero en invierno deberíamos comprarlo por kilos, ya que no se trata de poner un chorrito de su jugo al pescado, sino de tomar al menos uno al día. Aparte de su gran contenido en vitamina C, el limón es un excelente depurativo que ayuda a eliminar toxinas y un gran bactericida y antiviral.
La mejor medida preventiva: tomar cada mañana en ayunas el zumo de un limón en un vaso del caldo remineralizante descrito en el apio. En caso de gripe y resfriado, se puede combinar con infusión caliente de tomillo y miel.
9 Rábanos
Es otra verdura de invierno, casi medicinal, que deberíamos usar en abundancia. Aparte de las ventajas de su abundante vitamina C y de otros antioxidantes, el rábano tiene propiedades antibacterianas muy útiles cuando hay problemas de garganta. La medicina popular recomienda tomar rábanos crudos rallados con cebolla para aliviar anginas, faringitis, etc. Además, tomar jugo de rábanos puro o añadirlo a nuestro licuado de verduras matinal es un remedio diurético muy útil para estimular el funcionamiento de riñones y vesícula. Bien masticado en la ensalada, mejora la digestión y evita los gases.
10 Nueces
Tienen propiedades cardiovasculares derivadas de su riqueza en los buenos ácidos grasos omega 3, pero no sólo las recomendamos por eso, sino también porque, al igual que las almendras y otros frutos secos, son una buena fuente de calcio. Es interesante recurrir, sobre todo en invierno, a otras fuentes vegetales de calcio para poder eliminar la leche de vaca de la dieta, ya que favorece la formación de mucosidad y nos puede hacer más vulnerables a los resfriados. Pero hay que ser moderados en su consumo: bastan 5-6 unidades de nueces o almendras al día para beneficiarse de sus nutrientes.
11 Brócoli
Es una de las verduras crucíferas más fácil de encontrar en nuestros supermercados y de mayor consumo, tal vez porque resulta fácil de conservar y cocinar.
Es muy rica en vitaminas A, E, C, K y del complejo B, aporta calcio y resulta alcalinizante, pero lo que la hace única es su privilegiado contenido en sustancias azufradas que estimulan la inmunidad y ayudan a prevenir los riesgos de algunos cánceres, lo que justifica que la tomemos una vez a la semana.
Además, contiene luteína, un antioxidante muy útil para proteger la vista y evitar problemas como las cataratas. Tómala al vapor y al dente.
Fuente revistadieteticaysalud.com