Foto tomada de FLickr bajo Licencia Creative Commons, autor "Daquella manera".
Tengo la sensación de que la formación continua se está devaluando a pasos de gigante. De la Consultoría de Formación casi ni se habla, solo de la formación gratuita bonificada. Se empieza a acuñar el término del pdf-learning para hablar del e-learning (gracias Leoncio por ponerme al día). La gente duda de la eficacia de los programas de formación tradicionales. Los y las Responsables de Formación están bombardeados a diario por infinidad de ofertas de todo tipo y solvencia.
Creo que sería de gran utilidad escribir acerca de qué elementos son los que permiten distinguir el trigo de la paja, la formación de calidad del “cursito”. Y he tirado de mi experiencia y, sobre todo, de las estrategias de éxito que veo que siguen varios de mis clientes cuando deben decidir a quién compran sus acciones de formación. Como resultado de ello me he permitido elaborar una lista de recomendaciones o buenas prácticas. Estoy convencido de que si se aplicaran todas, los resultados de los cursos serían mucho más visibles de lo que son algunas veces.
Mi lista de recomendaciones sobre el tema de cómo comprar servicios de formación es ésta.
1.- Pide precios desglosados: pide que en la propuesta de servicios te especifiquen todos los trabajos, entregables y precio de cada uno de ellos: diseño, docencia, duplicado de manuales, gestión de la bonificación, fungibles, etc. debes pedirlos detallados y tasados. Esto te da visibilidad sobre qué elementos de un proyecto de formación te interesa verdaderamente subcontratar a ese proveedor. A veces pensamos, o nos insinúan, que tal o cual cosa no nos la cobran, lo cual, de ser cierto, no sería problema ponerlo por escrito. Es muy interesante que te desglosen siempre el precio cobrado por la bonificación de un curso que te presupuestan como un “todo incluído”.
2.- Financia las formaciones sobre temas básicos genéricos mediante los Contratos Programa: mi recomendación es que las formaciones de carácter genérico y nivel súper-básico se deriven por el contrato programa de alguna patronal o sindicato y máxime cuando teneis poco alumnado por grupo. Liberarás parte de tu crédito para formación más específica de tu negocio y derivarás a otro el coste de organización de la formación y justificación de la subvención.
3.- No uses la formación como premio (ni como castigo). No premies a alguien con formación (ni le castigues). La formación es un mecanismo que debe actuar cuando, y solamente cuando, una persona deba aprender a hacer mejor su trabajo. Todo lo demás es lanzar mensajes institucionales contraproducentes: que la formación sirve para que el estresado desconecte, el currante descanse o el que molesta deje un día tranquilos a los demás. Por no hablar de lo difícil que se lo pones al formador o formadora al meter en el grupo a alguien que va a descansar o evadirse en lugar de ir a aprender y compartir.
4.- Interroga a tus proveedores en términos de ¿para qué? ¿de qué otro modo? ¿cómo podrías hacerlo en un 40% menos de tiempo?. El principal objetivo de una consultora de formación es vender horas de formación, cuantas más, mejor. Decirlo puede sonar a perogrullada, lo sé, pero es un detalle importante si tu trabajo es comprar formación. A partir de esa premisa hay consultoras y profesionales muy honestas y las hay que lo son menos. Cuando te presenten el desarrollo del temario que pretenden impartir pregúntales sistemáticamente ¿para qué se hace eso en el curso? ¿qué se pretende exactamente con esa dinámica o con esa explicación o con esa lectura? Si consideras que hay un buen motivo en relación a lo que pretendes con el curso (los objetivos) vale, pero en caso contrario debeis eliminarlo. Puede que eso sólo esté ahí para que el curso dure un par de horas más. Si hay un buen motivo para que esa parte siga dentro del programa entonces pregunta a tu proveedor ¿de qué otro modo se podría lograr el mismo aprendizaje? o si te gusta ser más retador puedes proponerle “necesito que logres lo mismo en un 40% menos de tiempo ¿cómo podrías hacerlo?“
5.- La formación puede ser estratégica, pero la gestión y administración de la formación nunca son estratégicas. Por eso la gestión y administración de la formación es una actividad susceptible de ser externalizada. Y en caso de no estar externalizada, debe consumir los menores recursos posibles. También por eso no admitas que te cobren por la gestión de la Tripartita un porcentaje de la bonificación. Ese sistema es injusto para tí pues el trabajo de gestión es fundamentalmente el mismo independientemente del curso.
6.- No es formación todo lo que reluce. Quiero decir con ello que no siempre las marcas más de moda, las personas que más salen en los foros profesionales, o los gurús más gurús son los proveedores que más te convienen. Yo me pregunto: los que están constantemente en todas partes ¿cuándo trabajan y se forman? Dicen los expertos en temas de marca que lo importante es que esa marca sea congruente o mejor dicho confiable. Busca confiabilidad, no te dejes seducir por reclamos de modas, cursos enlatados ni consultores top.
7.- No te financies con tus proveedores. Y si vas a retrasar los pagos dílo abiertamente desde el principio. Tus proveedores de formación y gestión tienen sus propios flujos de tesorería (por cierto ya bastante tensos). No les compliques más las cosas. Si les empeoras su flujo de tesorería, tendrán que recurir a su banco, y te lo acabarán cobrando de un modo u otro. Soy de l aopinión que en formación bonificada fue un paso atrás el permitir aplicarse bonificaciones sin haber pagado antes las facturas que imputaron a dicha bonificación.
8.- Hay formación más allá del curso. La formación no consiste únicamente en cursos. Hay muchas otras formas de que la gente aprenda. Participar en proyectos, asisitir a conferencias, visitar ferias profesionales, leer libros y blogs, ver documentales, participar en grupos de mejora o ir de acompañante de otras personas a ciertas reuniones son magníficas ocasiones para el aprendizaje.
9.- Acostumbrate a hablar a tus proveedores de formación en términos de “lo que el alumnado deberá saber hacer de modo visible y demostrable”. Huye de tecnicismos, jergas y frases hechas cuyo significado es ambigüo. Si el proveedor no te sigue el ritmo cuando dejas de hablar en jerga y dices lo que esperas directamente, es buena noticia: es un proveedor que no te conviene. En cuanto te explicas usando la jerga habitual y las generalizaciones vagas el proveedor responderá también con jerga y te va a colocar su curso enlatado prefabricado. Si el proveedor te sigue el ritmo cuando le hablas de objetivos medibles y especíicos, déjale que te proponga un proyecto. Verás qué magnífico trabajo y qué buen resultado te proporcionará.
10.- La formación gratis no te conviene. Las cosultoras cuyo único argumento de venta es la “gratuidad” de sus cursos, tampoco. Aunque si quieres que resulte gratis no tienes más que hacerte trampas en el solitario: quita un par de conceptos de coste de las cuentas y ya está. El excel se lo cree todo, te lo digo por experiencia. La formación gratis es la que retorna el 100% de la inversión. La formación útil, la buena formación, la que deberías estar comprando, la que de verdad te conviene, es la que retorna al menos un 500% de la inversión. Pero claro, me dirás que no es posible medir el ROI de la formación. Allá tú. Pero no es que no se pueda, es que no sabes.
11.- Si no sabes de pedagogía deja trabajar al experto. La pedagogía es una disciplina que lleva 5 años académicos de Universidad. Hay incluso doctorados. Se publican miles de trabajos al año sobre la materia en todo el mundo. Si eso es así debe ser porque es una materia ciertamente amplia y compleja. No digamos ya si entra en juego el tema de las llamadas “neurociencias”. No te metas a decirle al profesorado cómo debe enseñar. Controla al pseudo-pedagogo que llevas dentro, explica el resultado que deseas en términos operativos y deja en manos del experto lo demás.
12.- Si fuiste Consultor/a de Formación antes que Director/a de Formación no le digas a tu proveedor que haga las cosas como tú las hacías en tu anterior trabajo. Si quieres que se haga como en tu ex-empresa, contrata a tu ex-empresa, o diseña e imparte tú el curso. En formación, el ‘cómo’ no importa mucho, lo verdaderamente importante es el ‘para qué’.