12 cuestiones sobre el prácticum

Por Jagonzalez

El pasado 11 de octubre asistimos en nuestra faceta de escuchante aprendiz a la jornada sobre el Prácticum en Fisioterapia organizada por el Colegio de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid y por Fisioeducación. Como integrante de esta última tuvimos también responsabilidad en la elección de ponentes, formato, horarios. Se trató para nosotros de un hito importante en el afán de dar un peso específico al Prácticum.

Fue muy interesante el contenido, tocando desde distintas perspectivas aspectos como el razonamiento clínico, la evaluación o la relación entre universidad y centros en los que se desarrolla esta asignatura. Nuestras expectativas iniciales se vieron satisfechas. No estaría demás que el Prácticum tuviera más foros en los que propiciar el encuentro y el debate para compartir, proponer y mejorar. Ojalá los haya.

La educación clínica, prácticas externas o prácticum es tema continuado en nuestra vida profesional. Estamos obligados a ello al tener, por voluntad y vocación, estudiantes durante gran parte del año. Sentimos esta labor, la docente, como importante, motivante y retadora. Muchas entradas de esta bitácora así lo atestiguan. También sentimos que, quizás, desde los ámbitos académicos no se la tiene tanta estima como su carga lectiva y naturaleza aconsejaría. Pero dejemos las quejas. Dos meses después de aquella jornada, con su poso asentado, además de nuevas y antiguas reflexiones, queremos rescatar algunas cuestiones y dudas antes de que el turrón nos ofusque la mente. Empezamos.

1. Evaluación del Prácticum. Como proceso interno, la formación ha de ser  evaluada por los tutores/profesores. También por los gestores (supervisores, comisiones de docencia, direcciones de hospital y de otros tipos de centros de prácticas,…). Por supuesto, también por la universidad que envía a sus estudiantes a los centros. Y, finalmente, por las  agencias evaluadoras de las titulaciones (ANECA o análogos autonómicos). Nos planteamos si esta evaluación se hace de manera formal, sistematizada, periódica, o si se confía en el buen hacer y sólo se cuestiona si surgen problemas o quejas.

2. Selección del profesorado. El tutor que se responsabiliza de la formación en un entorno clínico real (hospital, centro de salud, residencia de mayores, mutua laboral, consulta privada,…) lo puede hacer por  voluntad propia o como parte añadida a su trabajo asistencial. En el caso del profesor asociado se le supone motivación intrínseca para presentarse a un proceso selectivo. De todas formas, interesa saber cómo se elige a quién ha de educar en la práctica clínica, que puede ser modelo y revulsivo, o no, y  que podría condicionar la percepción que los estudiantes se forjan de su futura profesión.

3. Formación del profesorado. Sea cual fuere el proceso para que uno llegue a ser tutor o profesor asociado/colaborador convendría plantearse si se tiene formación para enseñar, si vale cualquier metodología docente, o incluso si no se sigue ninguna; si debe haber procesos de “reciclaje” para incorporar nuevos conocimientos y prácticas didácticas; si la reconocida valía clínica es suficiente para ser docente. Tal vez habría que pensar en procesos de homogeneización en cuando a formación y selección del profesorado del Prácticum.

4. Reconocimiento del profesorado. Se arguye que la labor docente es inherente a todo profesional de ciencias de la salud. Podemos estar o no de acuerdo, pero parece razonable pensar que la implementación de un servicio por parte del centro que va a suponer una carga mayor de trabajo (pensar lo contrario es desconocer la realidad del tutor implicado) debería tener compensación. Hay varias modalidades, lo hemos dicho aquí más veces, pero creer que un certificado y el acceso a la biblioteca de la universidad compensa a los docentes sobrevenidos es una ilusión.

5. Selección del centro de Prácticum. En el pasado tal vez esto no era posible. Había pocos lugares donde enviar a los estudiantes. Habitualmente uno o dos hospitales. Ahora hay otras opciones. La cuestión es si rige un criterio para elegir los centros o si se trata más bien de tener un sitio al que despachar para hacer prácticas. Cuestiones como campos o especialidades que se abordan, número de profesionales que participan en la docencia y su preparación, concordancia con las demandas actuales del mercado laboral,…son ingredientes a considerar.

6. Realidad laboral. En relación con lo anterior es necesario cuestionarse el abanico de posibilidades que se ofrece a los estudiantes para realizar el Prácticum. Actualmente la inmensa mayoría de fisioterapeutas no trabaja ni trabajará a corto o medio plazo en centros hospitalarios de agudos. Entonces, habría que replantear la distribución de horas de la asignatura cuando sigue realizándose mayoritariamente en dichos centros.

7. Duración real del Prácticum. Independientemente del lugar de prácticas, ¿se cumple con rigor la carga docente propuesta en las guías? Así, por ejemplo, un Prácticum de 30 créditos ECTS supone de 750 a 900 horas lectivas. No todas tienen carácter presencial, incluyen otros elementos como preparación de sesiones, estudio, lecturas, escritura de un diario reflexivo, trabajos conjuntos, etc. Pero no conocemos ningún centro en el que el alumno cumpla esas horas por las que ha pagado en su matrícula.

8. Adecuación a las competencias del título. El Prácticum tiene vocación de integración de conocimientos, aptitudes y actitudes. Lo requiere la orden ministerial que regula la titulación. Si consideramos el párrafo anterior junto con el conocimiento adquirido en los dos o tres años previos de preparación teórica y práctica no debería haber problema para que el egresado cumpliera con todos los requerimientos oficiales sobre técnicas de fisioterapia, metodologías prácticas e investigativas o integración de conocimientos ético-deontólogico-legales. ¿Por qué, entonces, muchos recién titulados se ven abocados o impelidos a realizar cursos de posgrado sobre todas esas materias?

9. Inicio del Prácticum. Es un asunto recurrente y que puede establecer diferencias entre universidades. Conocemos sobre todo ejemplos de comienzo en tercer curso, pero también en segundo. Incluso se puede plantear un prácticum iniciático en primero. Recurriendo a conocimientos de didáctica tal vez una interrelación más temprana entre teoría y práctica pudiera propiciar un mejor aprendizaje.

10. Interacción universidad-centro de prácticas-profesores. ¿Cuál es la consideración que se tiene desde la universidad sobre los tutores y profesores “de prácticas”? Lo apuntábamos en un párrafo más arriba. Idealmente se debe considerar el Prácticum como una asignatura trascendental, a la que conducen todas las demás, en la que se despliega todo lo aprendido, se refuerza, se contextualiza, se aplica. Supone una prueba para confirmar, o no, la solvencia de lo visto en la universidad. Debería, por tanto, haber alineamiento, fluidez, comunicación, cooperación. Un contacto estrecho, con reuniones de periodicidad variable, con flujo de información recíproca para propiciar un aprendizaje efectivo.

11. Metodologías. En un entorno cambiante el Prácticum no puede ser copia de las prácticas clínicas del pasado. En relación con puntos anteriores, se deber dar espacio a innovaciones educativas, con inclusión de metodologías docentes como el aprendizaje basado en problemas, el aula invertida, la práctica reflexiva, discusiones de casos,  uso de TIC,  o la inclusión de redes sociales como prolongación de la estancia en el centro.

12. Otras modalidades de Prácticum. Finalmente, nos hemos planteado si la prácticas curriculares, el Prácticum, no debería complementarse con otras formas. Así, la prácticas extracurriculares, en clubes deportivos, centros de mayores, asociaciones, ONG, …suponen un trabajo que no se aborda en la enseñanza “convencional”. Y además, el aprendizaje-servicio como una forma de fomentar actitudes y valores como la solidaridad y el compromiso social.

Hemos planteado algunos asuntos sobre de la educación clínica de los futuros fisioterapeutas. Podrían valer, creemos, para las demás profesiones sanitarias. Sólo nos queda decir, ¿aportas un decimotercero?

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