Tanto si vivimos en el campo, en un entorno natural, como si nos desplazamos periódicamente a disfrutar de estos parajes desde las ciudades, debemos tener en cuenta el terreno que pisamos. Un bosque crece y se desarrolla durante muchos siglos. Es un ecosistema vivo que es muy sensible a cualquier agente externo. Así que, recordar: cuando caminéis por un bosque, dejar todo como lo habéis encontrado. Disfrutar, fotografiar, respirar. Para que cuando os marchéis el bosque siga en el mismo estado. Así aprenderemos a respetar nuestro entorno y, de paso, combatir el incremento de emisiones de CO2.
PD: si te ha gustado el post, no olvides compartirlo en los botones sociales. Muchas gracias por tu visita. Hasta pronto!