"Es una horrible desgracia no ser amado cuando se ama;
pero también lo es, y grande, ser amado con pasión cuando
ya no se ama."
Segunda película que vimos en el 14 Festival de cine francés y la segunda que vemos de Benoit Jacquot, el gran invitado de este año para esta muestra. El director parisino, perteneciente al grupo L´Exception (grupo que reflexiona sobre el cine), jurado en Cannes y que con una carrera de casi cuarenta años en el cine y la televisión, ha ponderado el papel de la mujer en sus obras que pasan por el clasicismo absoluto hasta la experimentación; donde la literatura no sólo va a ser importante como adaptación o traslación a la pantalla sino por su mismo carácter emotivo, que logra imprimir en las obras; sus películas de época - principalmente los relacionados al romanticismo burgués- son las más sobresalientes o conocidas, tanto por sus protagonistas femeninas como por su estilo realista y apaciguado dentro de lo dramatúrgico, como es el caso de Adolphe, la película que vimos en la Cinemateca Distrital, adaptación de una novela corta a inicios del siglo XIX.
Escrita en conjunto por Jacquot y Fabrice Roger-Lacan, quienes adaptan el libro del mismo nombre de Benjamin Constant, un escritor y político suizo, que enmarcó en sus obras no sólo su espíritu intelectual y político sino su propia historia de amor, como finalmente va a quedar establecido en el guión de esta obra, la cual nos ubica en la Francia rural de 1800, donde se va a establecer esta marcada, disfuncional y casi obsesiva relación entre el el joven Adolphe (Stalisnas Merhar), hijo de la aristocracia pero también de la novedades políticas de la época, y la bella doncella Leonora (Isabelle Adjani), quien no sólo es mayor que éste, sino que tiene hijos y está comprometida con otro hombre de la antigua aristocracia y posiciones políticas. A la final, la relación de estos dos se convertirá en un descenso a sus propios deseos, ambigüedades y a ese romanticismo que marcó esa época de duelos y muerte en nombre del amor.
Al igual que en Adios a la Reina, Jacquot se toma la tarea no sólo de adaptar el espíritu de la época sino de los mismos sentimientos de estos personajes; cada elemento narrativo confluye en acercarnos a esa época, ya no sólo como ambientación sino como participes de lo que sentía y vivía en esos momentos, todo bajo un pausado relato, lleno de obsesión, angustia y el sinrazón que prevaleció en ese momento dominados por las aristocracias.
El cinematógrafo francés Benoit Delhomme, crea una excelente propuesta fotográfica que sí bien parte del naturalismo propio de la época, no se olvida de generar contraste, y un marcado juego de luz en los espacios exteriores como en los mismos detalles de la composición, cámara estable sin mayores artificios, que se apega al estilo sobrio y clasicista de este director. Obviamente, el gran diseño de Producción junto al vestuario de Catherine Bouchard van a ser fundamentales en esta obra, que se basa en buena medida en su trabajo visual, los detalles y la emulación de una época.Aunque un poco exageradas, las actuaciones de Adjani y de Merhar son destacables, aunque tampoco marcan una gran diferencia, por el contrario a medida que pasa el "metraje", se van diluyendo un poco los papeles, aunque en cierto modo, la misma dirección de Jacquot, trata dentro de lo posible de aplanar tales actuaciones.
Con sus virtudes y defectos, esta película es un ejemplo claro del estilo del cine Jacquot, quien establece ya unos puntos determinados frente a lo clásico, y casi que sus obras se convierten en verdaderas master class de historia, por sus puestas en escena efectivas, detalladas y logradas tanto visual, técnica e históricamente, con narrativas pausadas, que sin ser aburridas, no logran conectarse con el espectador. Aún así, un trabajo de muy buena calidad, y un recorrido bastante sintético por la Francia de 1800.
Zoom in: El libro de Constant no sólo fue de gran éxito en su época, sino que tenía ciertos ecos autobiográficos.
Montaje Paralelo: Adios a la Reina (2012) - Romanticismo