Hace algunas semanas fuimos testigos de un incidente político y, sobre todo, diplomático y simbólico que tuvo lugar en el palacio presidencial de Recep Tayyip Erdogan en Ankara.
Había sido programado un encuentro entre él, su ministro de asuntos exteriores Mevlut Cavusoglu, el presidente belga del Consejo Europeo, Charles Michel y la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Úrsula von der Leyen.
Se reunieron en la sala central, donde había solo una silla al lado de Erdogan y dos sofás un poco más lejos, uno enfrente del otro. Charles Michel se sentó al lado de Erdogan ignorando a su colega alemana, la cual exclamó un "Em..." que hizo, literalmente, la vuelta al mundo. La perplejidad de la presidenta de la Comisión se debió al hecho que, en lugar de ser ofrecida una silla al lado del presidente de Turquía y del Consejo Europeo, fue obligada a sentarse en un sofá lejos de ellos frente al ministro de exterior, en contra de cada tipo de protocolos que contemplan la función de tales encuentros, incluso a la posición exacta de los asientos.
A partir del día siguiente comenzó una avalancha de reacciones airadas en casi toda la prensa europea, que hablaba de falta de educación, tanto por parte del presidente turco como de Charles Michel que demostró, entre otros, que era cualquier otra cosa menos un caballero. El propio Michel contestó a todas esas acusaciones manteniendo que hace días que no puede pegar ojo por las noches y que, en pocas palabras, no ha dejado de azotar a si mismo por su error imperdonable. Cavusoglu, por otra parte, afirmó que los turcos no hicieron nada más que simplemente seguir el protocolo europeo. Creo que es lógico que alguien se pregunte: "Tanta frustración, tanto lío por un desliz en la repartición de los asientos?"...y tendría razón si no fuera por unos factores que se entrelazan con dicho, ostensiblemente tan sencillo, incidente...
Para empezar, basta con echar un vistazo a las fotos o los vídeos de respectivos encuentros del pasado para extraer algunas conclusiones bien útiles. Jamás había pasado algo así a un presidente de la Comisión, por tanto, quedamos preguntándonos qué tan diferente sucedió esa última vez. ¿Será que simplemente se trata de un tropiezo? Ni hablar. No hay errores así en encuentros políticos internacionales de tal nivel. Todo lo que pasó, pasó cien por cien intencionadamente.
La respuesta es mucho más simple de lo que muchos piensan. Von der Leyen es una mujer y ser una mujer en Turquía, aún de visita, es algo bastante más complicado que en Europa. Merece la pena tener en cuenta que, antes de algunos días, Erdogan había decidido retirarse del acuerdo global sobre la protección de las mujeres contra la violencia, firmado en Estambul.
Pensando de manera europea, todo eso es incomprensible, así que, si alguien quiere entender, debe tener en cuenta que Turquía, pese al hecho que ha sido un miembro candidato durante bastantes décadas, no es Europa y, al parecer, jamás lo será.
¡Vale la pena mencionar un vídeo que circuló la semana pasada, donde se ilustra un hombre que machaca a su novia en vivo para demostrar a su esposa cuánto la ama! El detalle más importante es que el vídeo fue publicado por el mismísimo autor. Eso demuestra con creces cuán trivial se considera un acto así en ese país. El hombre que lo hizo nos muestra claramente que no solo no teme la reacción de las autoridades y la ley, sino que ni siquiera le da vergüenza. Todo lo contrario. Hizo lo que hizo como un gesto de amor para su mujer, de arrepentimiento por su relación ilegal. Por alucinante que suene, lo vio casi como un momento de última sinceridad, ¡hasta de valor!
La Unión Europea puede ser un gigante económico, pero militarmente permanece un enano, ya que, por ejemplo, no tiene un ejército común, organizado e institucionalizado. Así que el hombre de la delegación europea tuvo la suerte de ser considerado como digno de sentarse al lado del sultán, mientras la mujer tuvo que limitarse al nivel de uno de sus ministros. Esa imagen hace nada más que ilustrar la idea del sultán sobre la relación entre Turquía y la UE.
Y no hay que confundirse. Nada sucede al azar, sobre todo cuando tiene que ver con un hombre que adora los simbolismos. Por ejemplo, su palacio nuevo tendrá 1071 habitaciones, según la fecha de la batalla de Manzikert, donde hubo una victoria turca histórica contra el ejército bizantino.
Y más o menos así, es decir, teniendo la imagen completa del marco en el que se realizó el encuentro en cuestión, podemos tener una vista despejada de lo que realmente pasó. Que no podría haber pasado algo diferente en un país tan misógino con un presidente tan autoritario, conservador e islamista, cuyo sueño principal es resucitar el imperio otomano en el siglo 21.
¿De verdad necesitábamos lo de Von der Leyen para descubrir el mundo? ¿No nos alcanzaban las violaciones de las Zonas Económicas Exclusivas y las plataformas continentales de Grecia y Chipre? La involucración militar turca en Libia, ¿ Armenia, Siria, Iraq del Norte etc en contra de cada acuerdo internacional? ¿El hecho que tiene más periodistas encarcelados que China o Irán o que al partido Kurdo apenas le ha quedado un líder fuera de la cárcel? ¿O el hecho que no reconoce un Estado miembro de la UE mientras sique ocupando un tercio del país desde 1974? ¿O el casus belli contra Grecia si ejerce su derecho unilateral de expandir sus aguas territoriales de 6 a 12 millas marinas? ¿O la paliza a los manifestantes armenios en Washington por los guardaespaldas de Erdogan? Para no mencionar los infinitos ataques e insultos a varios líderes y países europeos cada vez que discuerdan con él... el cerebralmente muerto Macron, unos países nazis como Alemania, Austria o Holanda, los Estados Unidos que actúan como actúan solo porque no se les ha dado una bofetada otomana, y así sucesivamente...