El miedo, esa intensa impresión generalmente desagradable, provocada por percibir un peligro real o supuesto.
Desde el punto de vista biológico, el miedo es adaptativo y forma un mecanismo de supervivencia y de defensa que permite a las personas actuar ante situaciones de peligro con rapidez y eficacia.
Desde el punto de vista psicológico, es un estado afectivo emocional, necesario para la correcta adaptación que provoca angustia y ansiedad.
El miedo es una respuesta natural e inconsciente que bajo control puede salvar vidas, sin embargo pero fuera de control e irracional (fobias) puede destruirnos o simplemente complicarnos la existencia.
Cuando el miedo no está bajo un buen control y no se puede canalizar para nuestro beneficio, puede provocar alguna de estas paradojas.
Primera paradoja: Para su seguridad permanezca asustado.
Cuando una persona siente miedo, se encuentra ante un dilema. Pues puede decidir ignorar su miedo para sentirse menos afligido, sin embargo, podría quedar más expuesto a sufrirlo porque no se dedicó a prevenir o vigilar el peligro que provocó que tuviera miedo.Por otro lado si decide prestarle atención para tratar de controlarlo o ponerse a salvo, el caer en el exceso de atención y preocupación, podría provocar que se esté demasiado alerta en pensar en todas las posibilidades que pueden ocurrir, estaría intranquilo y el cuerpo caería en la parálisis de huir o luchar, se caería en la ansiedad.
Entonces para sentirse tranquilo tiene que preocuparse, pero si se preocupa no estará tranquilo. Si no se preocupa estará tranquilo pero no se sentirá seguro.
Definitivamente no se recomienda ignorar el miedo, siempre es mejor enfrentarlo, y si has decidido enfrentarlo, deja de preocuparte y ocúpate, si no sabes cómo enfrentar tu miedo, investiga cómo hacerlo, busca ayuda de ser necesario, pero lo importante es no dejar que tu mente divague en todo lo que puede ocurrir y llenarte de más miedo en lugar de reducirlo buscando soluciones objetivas y actuar.
Segunda paradoja: Cuando las medidas de seguridad preocupan
Un comportamiento natural al miedo es evitar el peligro y buscar escenarios de protección. Lograr lo anterior efectivamente reduce el miedo y uno se siente más seguro y protegido.¿Pero qué pasa si esas condiciones de protección generan algún tipo de dependencia o pérdida de autonomía? ¿O si limitan el desarrollo personal? Se convierten entonces en condiciones de sobrevivencia que no dejan vivir.
Es decir la adaptación resulta no adaptativa en lo elemental. Y un claro ejemplo en esto seria hoy en día que vivimos la inseguridad en las calles, por temor a que un maleante venga a asaltarnos, secuestrarnos o matarnos, tenemos miedo y para sentirnos un poquito mas seguros, ya no salimos a los parques como antes, ya no dejamos solos a los niños, colocamos alarmas y protecciones para todo, vivimos en la alarma continua y ya no somos tan libres para vivir, nos quitamos nosotros mismos esa libertad.
Nos volvemos dependientes de las circunstancias e incluso de las personas que según nosotros nos dan seguridad. Nos limitamos a nosotros mismos…
Y es verdad que todos necesitamos sentirnos seguros, pero también debemos aprender a mediar las situaciones a las que nos enfrentamos, no vivir en el miedo, hay que enfrentarlo, pero con inteligencia, no privarnos de esa libertad de vivir.
Y curiosamente es aquí donde se juntan las 2 paradojas, en que, por estar tan alerta a lo que pueda ocurrir, queremos estar tan preparados que nosotros mismo nos ponemos las cadenas y las prisiones del miedo y terminamos intranquilos buscando medidas de seguridad que no te permiten vivir mas que en ansiedad de lo que pueda suceder.
Tomemos las precauciones necesarias para evitar que puedan ocurrir sucesos desastrosos y enfrentemos los miedos, pero también recordemos que hay cosas que simplemente están fuera de nuestras manos y no podemos controlar y preocuparnos solo nos provocara ansiedad y nos quitara tranquilidad y libertad para vivir.