2012 octubre

Por Bocadoslight @bocadoslight

Imagen: heidill (flickr)


A muchos nos gusta cuidar nuestra salud. A veces, por el simple hecho de reducir calorías, elegimos la opción con edulcorantes artificiales; ya sea un refresco, zumo, chocolate, helado, yogurt, elegimos la opción “baja en calorías” o simplemente compramos un producto y ni sabemos que contiene un edulcorante.


La próxima vez que vayas al supermercado, fíjate en la etiqueta de un producto y seguramente encontrarás en algunos estos códigos:


   E-950, E-951, E-952, E.953, E-954


¿Te has preguntado qué significan? Pues no se refieren a otra cosa que a los edulcorantes artificiales. Si crees que por cuidar tu salud estás tomando la opción más saludable, piénsatelo dos veces…



  • Acelsufame de potasio (E-950)
  • Aspartame (E-951)
  • Ciclamato sódico (E-952)
  • Isomaltosa (E-953)
  • Sacarina (E-954)

La Coca Cola light y la Coca Cola zero contienen acesulfame de potasio, aspartame y ciclamato sódico. Otros productos como la Casera, Fanta zero, Schweppes light, zumos o néctares bajos en azúcares también contienen ciclamato sódico y aspartame.


Me he pasado toda la mañana investigando sobre estos edulcorantes. La verdad es que hay muchísima información pero es muy ambigua. Sobre todo porque estos productos son aprobados por agencias gubernamentales y europeas, que permiten el consumo y utilización de estas sustancias en productos de gran consumo.


Ahora hablaré un poco de  algunos de ellos en detalle.


El aspartame es un edulcorante artificial  que se obtiene sintéticamente y consiste en dos amino ácidos: fenilalanina en un 50% y ácido aspártico en un 40%, y un 10% de metil ester, un químico considerado tóxico, que enseguida se transforma en metanol dentro de nuestro cuerpo. Además el aspartame al metabolizarse crea otro producto tóxico que es el formaldehido, el cual a su vez se transforma en ácido fórmico que produce acidosis metabólica.


El ciclamato sódico es aceptado en la mayoría de los países, pero curiosamente en Estados Unidos está prohibido desde el año 1969, mientras que en la UE está prohibido solamente en el Reino Unido. En el año 2005 se publicó un artículo en el Journal of Morphology, que concluía que el consumo de este edulcorante en ratas en estado de gestación podía tener un retardo en la gestación intrauterina y posiblemente desarrollar toxicidad hepática.


En Europa la agencia encargada de la regulación de alimentos, la SFC, comenta que no existen motivos para prohibir el consumo, sin embargo han recomendado reducir las dosis de este edulcorante artificial. Este producto además es muy barato, haciéndolo muy atractivo para su utilización como sustituto del azúcar, sobre todo en la industria alimentaria.


La sacarina es uno de los edulcorantes más utilizados. Como muchas cosas fue descubierto por casualidad en la Universidad de Johns Hopkins cuando se trabajaba con derivados de alquitrán. Existen dos procesos para producir este edulcorante artificial. Se obtiene mediante síntesis química del tolueno y el ácido clorosulfónico; a través de varias reacciones químicas se llega a la sacarina. Otra forma de obtenerla es mediante la combinación anhidrido ftálico, ácido nitroso, dióxido de sulfuro, cloro y amoniaco.


Parece más una combinación para un producto de limpieza que para un edulcorante natural.


Los efectos del consumo de sacarina han sido estudiados en ratas y han sido vinculados al desarrollo de varios tipos de cánceres, siendo uno de ellos el de vejiga.


Los efectos secundarios del aspartame han sido causa del estudio del Dr. J. H. Robert, en su lucha incesante durante más de dos décadas, para que la FDA prohíba el uso de este edulcorante artificial. Sus estudios concluyen que miles de personas que utilizaban este edulcorante artificial regularmente sufrieron uno o más de estos síntomas o llegaron a desarrollar enfermedades como: problemas metabólicos, reacciones alérgicas, complicaciones en pacientes con Diabetes Mellitus, complicaciones con pacientes que tenían esclerosis múltiple, aceleración del Alzheimer y otras reacciones contraproducentes que realmente son alarmantes.


Se ha comprobado que el consumo de los edulcorantes está creando tolerancia, ya que son mucho más dulces que el azúcar natural y el azúcar que se encuentra en alimentos como leche, fruta, cereales integrales, con la posibilidad de llegar a ser adictivos.


La gente se preguntará ¿por qué si estos productos son tóxicos pueden estar en el mercado, si son claramente dañinos para nuestra salud?


La respuesta es muy sencilla… porque se venden muy bien. Los edulcorantes artificiales están en muchísimos productos, incluso en algunos que ni nos imaginamos, y detrás de todo esto hay mucha gente ganando mucho dinero.


REDUCIR; REEMPLAZAR; RENOVAR


Reducir


Si actualmente utilizas dos o tres sobrecitos o unas pastillas de edulcorante en cada bebida que tomas, lo mejor es empezar a consumir menos. Empieza a ser consciente de cuanta cantidad de edulcorante utilizas diariamente.


Reemplazar


Yo soy de la idea que lo mejor que podemos darle a nuestro cuerpo son productos naturales.


Edulcorantes naturales que podemos sustituir por los artificiales son los siguientes.


Miel: aparte de ser dulce, contiene amino ácidos y minerales.


Agave: es una excelente opción para las personas con diabetes porque tiene una carga glucémica baja.


Estevia: es una planta originaria del Paraguay y aunque en América del Sur se utiliza desde hace varios años, su consumo en Europa ha sido aprobado recientemente. Es recomendada para personas con obesidad, síndrome metabólico o incluso para diabéticos.


Renovar


Si tus papilas gustativas se han acostumbrado a altas dosis de estos productos, a ese sabor artificial y muy dulce que producen los edulcorantes artificiales, lo mejor que puedes hacer es volver a “educarlas” con sabores naturales y menos procesados.