Pero suele coincidir con el final del curso escolar y sus celebraciones, preludio de las verbenas de San Juan y una día con una noche breve que invita a ritos de paso y jolgorio general.
También la oportunidad de planear las actividades veraniegas de los niños de manera que el ocio, en nuestra sociedad, largo de las vacaciones no se convierta en una pérdida de tiempo. Probablemente las largas vacaciones sea algo a cambiar antes de que nos lo hagan los vigilantes de la Comunidad Europea, con o sin “rescate”.
Los que nos ocupamos de los niños y nos responsabilizamos de su futuro debemos intentar organizar la pausa estival de manera que sea de provecho para la salud física y mental de los menores.
X. Allué (Editor)