¿Qué es el síndrome de piernas inquietas?
El síndrome de piernas inquietas o SPI es un trastorno neurológico que provoca sacudidas, picores, nerviosismo, hormigueo, pinchazos, calor e incluso dolor en las extremidades inferiores cuando la persona se encuentra relajada o en reposo –de hecho, aparece con mayor intensidad durante la noche–, por lo que no puede parar de moverlas.
Las molestias suelen reducirse si se mueven las piernas, por eso la mayoría de los afectados optan por caminar –de ahí que también se conozca a los afectados como andadores nocturnos–. Pero estos síntomas, en grado moderado o severo, conllevan dificultad para conciliar y mantener el sueño, lo que deriva en un agotamiento, dificultad de atención y alteraciones en el estado de ánimo.
Diagnóstico del síndrome de piernas inquietas
Hay quien esgrimía que el síndrome de piernas inquietas (SPI) era uno más de los síndromes inventados en los últimos años, sin embargo, actualmente esta enfermedad se puede diagnosticar mediante datos clínicos. Estos son los cuatro criterios que deben estar presentes en su diagnóstico:
- Necesidad de movimiento de las piernas, que suele acompañarse de sensaciones molestas.
- Nerviosismo motor en las extremidades inferiores.
- Empeoramiento de los síntomas cuando se está en reposo y alivio cuando se está en movimiento.
- Aparición de los síntomas por la tarde-noche.
No se trata de criterios imprescindibles; por tanto, para verificar el diagnóstico del síndrome de piernas inquietas, el especialista valora otros aspectos, entre los que se encuentran: la dificultad para conciliar y mantener el sueño, un examen neurológico normal o la historia familiar de SPI.
Tratamiento del síndrome de piernas inquietas
En el último lustro se ha producido un gran avance en el tratamiento del síndrome de piernas inquietas (SPI), gracias sobre todo al empleo de agentes dopaminérgicos, que actúan sustituyendo a la dopamina, una sustancia del cerebro relacionada con el control del movimiento, y que no se genera correctamente en las personas que tienen SPI.
El 5% de los pacientes con síndrome de piernas inquietas precisan tratamiento. Se trata de aquellos que sufren los síntomas propios de esta patología más de tres veces por semana. Los especialistas suelen prescribirlos en dosis bajas y las van incrementado en función de las necesidades, aunque siempre de forma dosificada para evitar posibles efectos secundarios, como náuseas, hipotensión…
Las primeras soluciones terapéuticas que surgieron se tomaban por vía oral y se centraban específicamente en el control de las crisis nocturnas. Sin embargo, tras comprobarse que gran parte de los diagnosticados con SPI (en grado moderado a severo) seguían presentando crisis sintomáticas durante el día a pesar de haber seguido tratamiento durante una media de tres años, se hizo evidente que es necesario buscar nuevas terapias que permitan controlar la enfermedad durante todo el día.
En este contexto, surge un nuevo fármaco en forma de parche, seguro y eficaz, para el tratamiento de los síntomas del SPI, que permite la liberación continua de agentes dopaminérgicos durante las 24 horas del día, reduciendo tanto los síntomas diurnos como los nocturnos. Además, ayuda en gran parte a rebajar el estado de ansiedad e impotencia de muchos pacientes y mejora el cumplimiento terapéutico.
Para saber más: Web Consultas
Y como no podía faltar, aquí os dejo un vídeo: