Cada vez más las relaciones se están volviendo frías y autómatas. La crisis, los problemas y las situaciones complicadas que estamos viviendo actualmente ha multiplicado la crispación, el desánimo y la desconfianza en las relaciones con las personas.
Si a eso le incluimos la vida en las grandes ciudades, que a menudo comporta la distancia en las relaciones con la gente que no conocemos, muchas veces nuestra actitud con los demás se ha vuelto fría y distante.
Tratamos a los demás como nos tratan a nosotros. ¿Creéis que esta afirmación es cierta? No siempre, pero si somos nosotros los que damos el primer paso hacia la amabilidad, es más fácil que ésta sea recíproca, o por lo menos que la tensión quede amortiguada por una sonrisa. (Probadlo y ya me contaréis).
La sonrisa es atractiva (y contagiosa). El simple hecho de sonreír nos hace ser más agradables (y atractivos) a los ojos de los demás.
Los que me conocen desde hace tiempo, ya conocen mi insistencia en animaros a sonreír a pesar de los malos momentos que puedan surgir en vuestro día a día.
Sonreír es un buen comienzo para una buena comunicación y para romper el hielo entre desconocidos, y como no… una sonrisa es contagiosa. Probadlo y veréis!!
Una sonrisa puede conseguir disipar los temores y mucho más…. Mmmm..
Una sonrisa junto a un gesto de amabilidad debería ser una norma, no una excepción. (Eso vale para todo el mundo). Por ejemplo, decir “buenos días” con una sonrisa a los vecinos cuando nos los cruzamos por la escalera, dar las gracias al tendero cuando nos da el cambio, pedir las cosas por favor (mucha gente debería aprender esta combinación de palabras: “por favor”) y relacionarnos con los demás con una sonrisa, debería convertirse en una actitud de vida (o por lo menos intentarlo).
Se puede ser amable con todo el mundo: con nuestro entorno más cercano, con nuestros vecinos, con los desconocidos, con los compañeros del trabajo, gimnasio y con la gente que nos cruzamos en las tiendas o por la calle. A veces nos pensamos que somos amables, pero solamente nos comportamos correctamente con nuestro entorno más allegado. ¿Es ese vuestro caso?
Pero, ¡ojo! no debemos confundir amabilidad con sumisión. (Ni dejar que nos tomen el pelo..) Se puede ser cortés con firmeza y amabilidad, siguiendo unas normas y criterios propios, sin perder nuestros principios!!!! Y que no falte una sonrisa, por favor!
Besos desde mi blog!!!!