Cinco árboles. Cuatro de mayo y uno de junio, recién terminado. Este último es la acuarela anterior, un hermoso y antiguo olivo de Ulldecona. Sobre un papel Fabriano (36x50 cm) que ya tengo bastante tiempo, con una textura tramada como una tela de óleo. Lamento que se termine ese block, porque seguramente sea un papel que ya no pueda reponer y me gusta mucho. Con pigmentos de Daniel Smith, más unos toques de blanco muy espeso y dos pinceles de Escoda. Uno de ellos de petit gris del 12, de un mechón largo y asimétrico, ancho pero afilado y otro, un rigger Versátil del 2 para las ramas más finas. Además de la propia textura del papel y la que proporcionan algunos de los pigmentos, como el lunar black, se ha resaltado con pinceladas rápidas y casi secas y con algunas líneas finas sugiriendo las grietas y relieves, sin entrar en demasiado detalle. Las hojas prácticamente se han pintado con azules, lapislázuli, sólo o mezclado con amarillo, y con índigo o cerúleo. El tronco, mezclas de siena tostada con ultramar o con lunar black. Y poco más. La anterior acuarela, unos troncos de Quercus rotundifolia, carrasca o encina para los amigos. El papel de de Garzapapel, los pigmentos de Daniel Smith y los pinceles de Escoda. Ya casi sobra decirlo. el marrón es siena tostada con ultramar o Hematita. Las sombras con amatista y algo de ultramar. Las hojas con sap green, jadeída y toques de gold de quinacridona. A veces se sombrean con algo de amatista. Las texturas, pinceladas muy secas y rápidas de hematita o lunar black, La anterior acuarela, también sobre Garapapel, un tronco de pino trabajando las texturas con pincel despeluchado, de esos chinos de caligrafía. en este caso, los verdes llevan mezcla de turquesa, lo que se acerca al viridian o al esmeralda. Toques de cobaklto. El tronco a base de azules y gris neutro, con meclas de un marrón parecido al rojo de Venecia. Una vista parcial, muy parcial, de un álamo inmenso cuando está sin hojas. este árbol lo he pintado en primavera, verano, otoño e invierno, casi siempre a trozos porque es inmenso. Se encuentra en la Casa Gil, en Alpera (Albacete) y aparece en las guías de árboles singulares de Albacete y de Castilla-La Mancha. Se lo merece el abuelo. Papel satinado de Arches, de forma que la textura hay que hacerla a base de pigmentos que granulen, trazos con pincvel seco y unos toques finales de lápiz blanco graso. Se juega mucho con el color, diferente según las zonas del árbol. Son los colores que uso habitualmente: siena, ultramar, amatista y verde de jade. El cielo cerúleo y cobalto.
Por último, un árbol de Aranjuez, de una foto propia de hace unos años. Desde luego la foto y el viaje ya los he amortizado porque este árbol y algún otro de allí los he pintado muchas veces. tanto con traje de verano como de otoño.
En este caso estaba de estrena con una tinta de nogal de Daniel Smith. Vale tanto para caligrafía como para dibujar, con un tono cálido y bastante transparente. Para contrastar, realzo las sombras con una tinta muy especial. Ya la he usado y comentado otras veces. La compré en ebay hace unos años, unos cubiletes con cristales para hacer media pinta con cada uno de ellos. Aparece en el catálogo de la casa E.E. Babb de 1899. No sé durante cuánto tiempo la siguieron fabricando, pero posiblemente tenga un siglo. Funciona bien incluso con estilográfica. Me encanta porque es muy fluida, transparente y algo azulada al disolverla con agua en el dibujo. Con la calidez de la nogalina se lleva bien. El dibujo se hace sobre un papel crema verjurado, DIN-A4, con plumilla flexible, una Gillott 303, y luego se extiende con pincel. Se van reforzando algunas zonas de sombra y sugiriendo algunos detalles, a veces en seco, otras aprovechando la humedad del papel. Por fin se añaden las sombras mas fuertes con este negro azulado. Cuando se usa sin disolver la tinta es negra.