5 consejos para organizar fácilmente cualquier espacio

Por Gemma Adeva @holawasel

Hasta el momento en que me mudé de casa, organizar cada espacio y mis pertenencias había sido relativamente fácil. Estaba acostumbrada a cada estancia, las conocía bien, y la mayoría de cosas habían ido adquiriendo su sitio con el paso de los años. Pero tras la mudanza todo fue diferente: había que buscar un nuevo lugar a cada cosa, hacer limpieza de lo que ya no necesitaba… y durante los meses que he tardado en colocar todo, he ido siendo consciente de que alguien que nunca ha hecho limpieza de objetos o que acaba de empezar en el minimalismo puede sentirse de la misma forma. Un poco descolocado y sin saber bien por dónde empezar. Abrumada por la cantidad de objetos entre los que nos tenemos que mover, ¿te suena?

En el minipiso de ensueño solo tenemos dos habitaciones, tres si contamos el cuarto de baño, pero estos consejos para organizar de forma fácil una casa no entienden de metros. Es más, cuanto más grande sea el espacio a ordenar y limpiar, mejor funcionarán. Yo los apliqué primero en casa y luego en el trastero, y ahora que por fin he terminado con todo, no puedo estar más contenta. Tener las cosas organizadas es un gran alivio, al menos para la forma en la que mi cerebro procesa las cosas. Cuando a mi alrededor hay desorden, siento un runrún constante que me impide concentrarme en lo que de verdad importa ;)

Así que si es la primera vez que te aventuras a hacer una gran limpieza (¡enhorabuena y bienvenida al minimalismo!) como si estás en plena mudanza, ¡no desesperes! Puede que te lleve un tiempo acabar, pero merece mucho la pena. Si tu caso no es ninguno de estos dos, te recuerdo que hacer una limpieza de cosas de vez en cuando, mola.

1. Empieza por lo grande y lo que tienes delante

Con esto quiero decir que no empieces a hacer limpieza mirando dentro de los cajones, por ejemplo. Empieza retirando cosas que están a la vista y que tienes claro que ya no quieres o necesitas. Mira las estanterías. ¿Hay algo que no debería estar ahí? Solemos tener muy claro que cosas de las que están a la vista no nos gustan y no queremos, es casi instintivo. Haz caso a ese instinto y empieza por ahí. Cajas, libros, ese mueble que está para jubilar…

Empezar por estos objetos hará que de repente ganemos en espacio visual y orden, y eso hace también que nos motivemos a seguir quitando cosas, ¡satisfacción inmediata! Además, es mucho más sencillo empezar por ahí que por ejemplo, empezar por las cosas a las que le tienes más apego.

2. Divide y vencerás

Cuando organizamos un espacio, seguimos las mismas reglas que empleamos para organizar un proyecto o una tarea que consta de varios pasos. Lo dividimos en tareas más pequeñitas para que sea más manejable. En lugar de decir “tengo que organizar el salón” márcate dejar organizados unos cajones, o una balda de la estantería. Así es más fácil no desanimarse cuando pensamos que tenemos mucho trabajo por delante y que acabar de organizar un cuarto o toda la casa nos va a llevar días o semanas.

3. Ten un destino claro para las cosas que retires

Porque si no lo tienes se acabarán acumulando igual, pero en otro sitio distinto al que estaban. Es normal hacer pilas de cosas para tirar o regalar, pero ponte fecha para deshacerte de ellas. Durante las semanas en las que estuve haciendo limpieza, me permitía acumular en un rincón las cosas que eran para tirar, pero al final de cada día me obligaba a procesar esa pila. Baja lo que no necesites al contenedor, guarda en su lugar lo que te tengas que quedar, y lleva a su nuevo dueño lo que sea para regalar. ¡Cuanto antes!

Una de las cosas que no he hecho esta vez ha sido poner a la venta las cosas que ya no necesitaba. Personalmente, me parece poco efectivo vender de segunda mano la mayor parte de cosas de las que quiero deshacerme, porque implica esperar a encontrar un comprador, cerrar el intercambio, hacer fotos y añadir descripciones en la app… Y al final me encuentro con que tengo muchas cosas que no deberían estar en casa más tiempo del que me gustaría. Sé que estarás pensando que es mucho mejor sacar algunos euros a esos objetos, pero sinceramente, ¿merece la pena todo el tiempo y esfuerzo invertido por lo que vas a sacar? No hablo de cosas más grandes o de mayor valor, hablo de libros, o de pequeños artículos. Lo que no se pueda aprovechar, tíralo. Lo que sí, dónalo o regálaselo a alguien que lo necesite. Irás mucho más rápido y evitarás la tentación de quedarte objetos que descartaste en un principio. Y es bueno para el karma ;)

4. Motívate a ti misma

Dividir una limpieza grande en pequeños objetivos no solo hace que sea menos estresante. Como he mencionado arriba, es la clave para poder acabar de organizar toda la casa sin que se haga interminable. Cada zona que completes es un triunfo, y da mucha paz en mitad de todo el desorden ver esa zona o ese mueble, tan organizado y sin nada que le sobre.

Prueba también a premiarte conforme avances, pero cuidado, ¡no se trata de llenar la casa d nuevo! A mí me gusta especialmente vaciar espacios y dejarlos únicamente con los objetos que me encantan, y luego ponerme a pensar qué le falta a esa habitación para que sea tal y como la veo en mi mente. Para mí la recompensa es tener sitio para poder añadir después aquello que le falta a esa habitación.

Si eres más radical y quieres evitar a toda costa traer cosas nuevas a casa, puedes premiarte con algo rico cocinado en casa, con una salida al cine o a un museo.

5. Sube el ritmo

Empezar por las cosas más llamativas a la vista y por los objetos más grandes está bien para comenzar con la limpieza, pero no olvides ser exhaustiva cuando estés cerca del final. Revisa todo, toca cada cosa (por pequeña que sea), pregúntate si lo necesitas o si solo estás apegada a ese objeto. Sí, es normal que solo necesites una hora para tirar todo lo que ves a la primera, pero tres horas para ordenar el contenido de un cajón, aunque solo contenga papeles viejos. Evita enredarte en esta tarea al principio, porque te quedarás atascada y no conseguirás avanzar.

Esto también se aplica al espacio libre y los objetos que sobrevivan a la limpieza. Tómate tu tiempo, bien meditado, para colocar cada cosa donde le pertenece. Estudia la forma más práctica de almacenar las cosas, cómo te resulta más agradable a la vista organizar las estanterías, etc. No dejes algo en un lugar que no te convenza, porque siempre que lo mires te recordará que no está donde quieres ni como quieres. He tardado más tiempo en colocar las cosas en su lugar definitivo que en el propio proceso de ordenar y tirar.
Como ves estos consejos se pueden aplicar a cualquier espacio donde necesites hacer una limpieza de cosas. Con la que he terminado tras la mudanza, me he tomado todo el tiempo que necesitaba para pensar muy bien con qué cosas me quería quedar y como ordenarlas. Tanto es así que la mitad de la estantería del salón ha quedado vacía, jajaja. Pero no me preocupa, porque sé que solo la llenaremos con cosas que de verdad nos aporten algo, y sin ninguna prisa.