De generación a generación siempre pasa ciertos mitos y creencias sobre el ser humano que terminan siendo aceptadas como reales. Pero la ciencia logra sacarte la venda y te permite saber la verdad detrás las curiosidades más raras que has escuchado, según lo explica el libro Ciencia Exprés, citado por el portal ABC.
1) ¿Crece el pelo y las uñas luego de la muerte?
Este mito ha sido alimentado principalmente por el cine, la televisión y la literatura, pero la verdad está en un engaño óptico. Cuando uno fallece también lo hacen todas sus células, impidiendo el crecimiento del pelo y las uñas. Sin embargo, la piel se deshidrata y se retrae, creando la ilusión que las uñas y el pelo han crecido.
2) ¿Se usa el 10% del cerebro?
Este puede ser uno de los mitos más conocidos y explotados en la historia. Se dice que si el hombre pudiera utilizar más de ese porcentaje adquiriría habilidades súper humanas. Sin embargo, la neurociencia lo ha desmentido. Últimas investigaciones han mostrado que no existen "zonas muertas" en el cerebro, ya que debemos utilizarlo completamente para ‘funcionar' adecuadamente.
3)
Algunas vez has escuchado a alguien decir: "No te preocupes los niños pueden ser crueles". Según un estudio de la Universidad de Montreal (Canadá), la violencia puede considerarse innata y suele presentarse a un mayor nivel hasta los 4 años de edad. Son las vivencias y enseñanzas de la familia las cuales suavizarán la conducta del infante.
4) ¿Con tan sólo mirar a alguien puede saber si es "promiscuo"?
Esta frase ha sido miles de veces utilizadas para prevenir conocer a alguien, pero puede que sea verdad. Un estudio, publicado en la revista Evolution and Human Behavior, reunió a 700 voluntarios para determinar sus rasgos faciales pueden determinar sus conductas sexuales. Los resultados señalaron que los hombres con los rasgos masculinos más pronunciados son más promiscuos, entre estos están: mandíbula cuadrada, ojos pequeños y nariz grande.
Cuando ya no quede ningún resto que certifique que exististe, puede que los restos fosilizados de tus excrementos sigan presentes en la Tierra. Para citar un caso, las heces humanas más antiguas tienen 50 mil años de antigüedad, encontradas en Alicante (España) y perteneciente a un hombre de Neandertal.