Como ya os comenté, esta semana ha sido un poco de locos... la que viene, aunque larga, no se presenta tan movidita como ésta.
Para empezar, todas las tardes las he tenido ocupadas en un curso de Introducción Hospitalaria, muy bueno, por cierto. El hecho de que el curso lo impartieran los residentes mayores es de agradecer porque, a pesar de alguna excepción, la mayoría de sesiones se enfocaron de una forma muy práctica para sobrevivir a nuestras primeras guardias. Al menos yo, he aprendido bastante, y recordado algunas cosas importantes, así que aunque quedarse hasta tarde en el hospital se ha hecho un poco cuesta arriba... ha merecido la pena.
Las mañanas en el hospital han pasado muy bien, con pacientes a los que ya conozco bien y con ingresos que ya no me da tanto miedo conocer desde cero. El viernes, por ejemplo, pase la planta sola porque mi adjunta tenía consultas externas (tranquilos, que luego se me unió y corrigió lo que hacía falta), y aunque al empezar la mañana estaba un poco asustada por mi primer día "sola", poco a poco fui calmándome y creo que al final me apañé bastante bien. El día a día, la verdad es que se me hace muy fácil, combinando las visitas a los pacientes con las sesiones... y con todo lo que aprendo de mi adjunta; sin duda, es la parte que más disfruto del trabajo.
El miércoles, además de todo lo anterior, me tocaba guardia. La segunda, aunque a efectos prácticos puede considerarse la primera, pues estaba más desprotegida que la otra vez. Esta vez se notó que había mucho más trabajo, tanto por la tarde como por la noche/madrugada, y encontrar momentos de descanso nos fue algo difícil, aunque por suerte los casos (a excepción de un par) no eran demasido complejos. Dormí poquito, eso sí: me acosté a las 6 de la mañana y a las 7.30 ya estaba en pie para no llegar muy dormida a la sesión de las 8.00... me fui a casa a las 11.00, me acosté dos horitas, y me volví al hospital para el curso. ¡El jueves fue un día muuuuuy duro en ese sentido! Pero sobreviví, me acosté muy pronto por la noche, y el viernes estaba como nueva.
Y los pacientes, como siempre, han sido lo mejor de la semana. Pacientes que te piden llorando que no les dejes solos en el box de Urgencias, pacientes que te cogen la mano mientras les explicas que la cosa no está saliendo tan bien como esperabas, pacientes que te sonríen cuando les dices que por fin pueden irse a casa... mil historias y lecciones que saco de cada uno de ellos. Pacientes que me enseñan mucho de Medicina, pero me enseñan más de ser persona.
Como véis, he tenido poco tiempo para todo lo demás, y este fin de semana lo estoy diviendo entre descanso y estudio... pero el domingo está terminando y me queda todavía mucho que estudiar. Al menos esta semana no tengo guardia ni cursos, así que podré ponerme con lo pendiente por las tarde, ¡espero! Mientras, a seguir aprendiendo y disfrutando.Si tienes algo que decir (¡seguro!), déjame un comentario :)