8 consejos para corregir un artículo antes de publicarlo

Por Leonardo Peña García @thelexworld
Corregir poco o corregir demasiado, ese el gran dilema. Para evitarte confusiones, aquí una pequeña guía con los principales errores que debes cuidar en un texto. Solo necesitas combinar conocimientos básicos de ortografía, gramática y una buena redacción.

Si te gusta escribir, seguro te gusta que lo escribes quede bien. Sin embargo, a la hora de corregir un texto siempre nos encontramos con una gran duda. ¿Cuál es el punto exacto de corrección? En nuestra búsqueda de la perfección a veces corregimos tanto, que luego no podemos reconocer el texto original entre tantos parches. Quienes nos dedicamos a la corrección de textos lo hemos sufrido.

Siempre es importante establecer un límite en la corrección. Saber qué tan pulido tiene que estar un texto dependiendo del uso que se le vaya a dar.

Por ejemplo, un texto académico como una tesis, tiene que rozar la perfección. Un texto literario se permite más licencias, porque cada escritor tiene su estilo. Del mismo modo, la corrección de un texto web tiene sus propias reglas. Los artículos de un blog no tienen por qué ser una oda al uso de la lengua, pero deben cumplir con ciertos requisitos mínimos.

No nos compliquemos más de lo debido. Cada escritor-bloguero tiene su propia forma de hablar a sus lectores. Ese estilo lo hace único y es su marca registrada. El punto de corregir un artículo es justamente para cuidar esa marca.

Nada desprestigia más que un error de redacción clamoroso. Rompe la armonía de la lectura y hace que nuestros lectores duden sobre la calidad del contenido. Para proteger nuestra reputación como blogueros hay que prestar la debida atención a esos pequeños detalles.

Ya hemos definido nuestros límites, así que vamos a la acción. Estos son los 8 consejos para corregir un artículo antes de publicarlo.

Una cosa a la vez, así de simple. Yo siempre he recomendado que a la hora de escribir hay que hacerlo de corrido. Detenerse a corregir sobre la marcha es muy improductivo. Sin embargo, un riesgo propio de este estilo es comenzar un párrafo diciendo A y terminar hablando de B. Eso es confuso para quien lee y debe ser lo primero que corrijamos en un texto.

Si el texto es tuyo y tienes una estructura definida, respétala. Donde notes que te hayas salido del camino, pon orden. Si el texto no es tuyo, anota las ideas principales de cada párrafo en una hoja. Donde encuentres más de una idea principal, hay que corregir. Consulta con el autor del texto para saber cuál es el tema del párrafo en cuestión.

Leer en formato digital puede resultar muy cansado. Nuestro deber como redactores es darles a nuestros lectores artículos fáciles de leer. Eso significa textos sencillos y la clave de la sencillez es escribir con párrafos cortos y frases cortas. Nuestro principal aliado en estos casos es el punto.

La mayoría de usuarios en internet tiene poco tiempo. Tampoco les gustan los textos en exceso largos. Sin embargo, todo depende de la percepción. Párrafos largos equivalen a bloques enormes de letras y letras.

Las oraciones largas no dan descanso al que lee. El punto seguido y el punto aparte nos ayudarán a tener un artículo menos recargado. Los lectores lo agradecerán y no abandonarán el contenido a media lectura.

En el anterior punto hablamos de escribir con oraciones cortas. Para lograrlo debemos usar las palabras precisas y justas para decir cada cosa. En una oración los sustantivos y verbos están casi siempre presentes, no podemos evitar usarlos. Sin embargo, un vicio común en quienes escriben es abusar de los adjetivos y adverbios.

En el lenguaje literario se busca la belleza del texto. La redacción web tiene un objetivo más directo, que es transmitir el mensaje y darnos a entender. En un medio donde el tiempo vale oro, cada palabra cuenta. Muchas veces con revisar un texto notaremos que podrían eliminarse palabras sin afectar la comprensión. La premisa es: lo que se pueda borrar, hay que borrarlo.

La coma sirve para poner pausas en un escrito. Sin embargo, hay que evitar el abuso de ellas. Ya dijimos que para una lectura fluida lo mejor son las frases cortas. La coma no separa frases, sino que las alarga. Por eso, en la medida de lo posible es mejor reemplazar las comas por puntos seguidos. Estos pueden cumplir con la misma función de la coma.

Existen tres excepciones en donde la coma no puede ser reemplazada por punto seguido. La enumeración de elementos (uno, dos, tres), el uso como vocativo (Juan, lava platos. Luisa, los seca) y para separar dos partes en una oración (Sí, pero no. Se cayó, por eso le duele. Entonces, aquí estoy).

Este es tal vez el punto crucial de todo buen escritor. Escribir sencillo no significa repetir las mismas palabras y expresiones. Existen formas distintas para expresar una idea. Lo preferible será siempre inclinarnos por la más sencilla. Si hace falta decirlo de nuevo, optaremos por la segunda, o la tercera forma que sea más clara.

En el caso de las palabras, es importante contar con un diccionario de sinónimos online. Word Reference es la opción que recomiendo. Luego, solo debemos buscar la palabra repetida y reemplazarla por aquella que más se le parezca.

Hay que tomar en cuenta que algunos repiten las palabras clave para posicionar un artículo. Si ese es el caso, con dos repeticiones por párrafo será más que suficiente. A partir de allí, reemplazamos por sinónimos.

Fallar en una tilde es un pecado capital y ahuyenta lectores. Son errores fáciles de detectar, tanto para quien lee como para el que escribe. Internet es tu aliado para no caer en estos errores. Si tienes dudas sobre una palabra, lo mejor es buscar cómo se escribe. Por supuesto, en la mayoría de situaciones bastará con recordar las reglas básicas de acentuación.

Las palabras agudas se tildan cuando terminan en vocal, 'n' o 's'.

Las palabras graves se tildan si terminan en cualquier consonante que no sea 'n' o 's'.

Las palabras esdrújulas y sobreesdrújulas siempre llevan tilde.

Son pocas las palabras que se salen de estas reglas. Solo aquellas en las que dos, o tres palabras se escriben igual. Allí se hace necesario distinguirlas con la tilde diacrítica.

Hay que prestar especial atención a estas palabras. Si no usamos la variante correcta, podemos cambiar todo el sentido de un texto. Podemos tener dos tipos de confusiones: palabras que se escriben igual y palabras que suenan igual.

Entre las que se escriben igual tenemos: Aún (de todavía) y aun (de incluso). Más (adverbio de cantidad) y mas (equivalente a 'pero'). También existen confusiones entre pronombres (mí, tú), verbos y preposiciones. En este artículo encontrarás más casos de doble escritura.

Sobre las palabras que se pronuncian igual tenemos: Ahí, hay y ay; haya, haya; haz, has; entre otras. Conviene consultar con un diccionario online, como el de la Real Academia, o en la web de Word Reference.

Son los errores más frecuentes que se cometen al redactar. Al mismo tiempo suelen ser difíciles de notar, ya que los consideramos normales. Para detectarlos con mayor facilidad, veamos los principales vicios de redacción.

La ambigüedad: Se da cuando una oración puede entenderse de dos formas. Por ejemplo en: Sofía fue al cine con Ana y su hermano. ¿De quién es el hermano, de Sofía o de Ana?

La falta de concordancia: El sustantivo, el adjetivo y el artículo deben concordar en género y número (El caballo blanco). El sustantivo y el verbo deben concordar en número y persona (Yo corro, ustedes comen).

El queísmo: Consiste en ignorar la necesidad de una preposición antes del pronombre 'que' (Me alegro que haya venido). Basta con reemplazar el complemento del verbo por 'algo' para saber si hace falta una preposición (Me alegro de 'algo': Me alegro de que haya venido).

El dequeísmo: Sucede en el caso opuesto. Es el uso indebido de la preposición 'de' cuando no corresponde (Me alegra de que hayas venido). Para solucionarlo, de nuevo hay que reemplazar el complemento del verbo por 'algo' para saber si hace falta una preposición (Me alegra 'algo': Me alegra que hayas venido).

Leer en voz alta
Un buen método para saber si el artículo está listo es leerlo en voz alta. Si una parte del texto nos suena extraña, lo más probable es que haya que cambiarla. De este modo se pueden descubrir errores que no saltan a la vista al leer en silencio.

Pedir una segunda opinión
También es muy útil compartir nuestro artículo con alguien más. Puede que logre detectar errores que nosotros no hayamos podido. Otro beneficio es que nos ayudará a saber si un texto es entendible o no.

Corregir por etapas
El principal consejo para revisar un artículo antes de publicarlo es dejarlo reposar. No conviene lanzarse a corregir lo que se acaba de escribir. Tampoco conviene corregir el texto una sola vez. Lo ideal es hacer una primera corrección y dejar pasar un tiempo para hacer una segunda revisión.

Corregir un texto puede parecer una labor tediosa. Sin embargo, es necesaria para lograr contenidos de calidad. Son estos detalles los que valoran nuestros lectores. Artículos útiles y fáciles de entender, ese es el objetivo final.

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