La huelga del 8 de junio de 2010 es mucho más que una huelga de funcionarios: es el primer grito colectivo contra la recién estrenada política económica y social ultrareaccionaria de Zapatero, aplicada por el Gobierno español al dictado de las mafias que mueven los llamados "mercados financieros internacionales", esas cloacas inmundas desde donde hoy se dirige y manipula el sistema capitalista global.
Un siglo y medio largo de luchas y de conquistas en materia de derechos de los trabajadores no puede haber sido en vano. No vamos a volver al capitalismo manchesteriano, por mucho que incluso quienes hace unos meses aún se decían socialdemócratas se rindan ahora sin condiciones a los enemigos de toda idea de democratización de las sociedades humanas y de avance de éstas en un sentido liberador.
Si finalmente ganaran los gánsters especuladores del FMI, Wall Street y los Casinos-Bolsa mundiales, sumados a la fronda de empresarios sin conciencia ni escrúpulos que en España han estado durante años apropiándose de plusvalías delirantes generadas en torno al negocio de la especulación inmobiliaria y que ahora reclaman rebajas de impuestos, no habrá futuro no ya para las clases populares y trabajadoras sino para nadie que no milite en las filas de quienes deberían encabezar las listas de los delincuentes más buscados del mundo.
Los funcionarios españoles van a librar la primera batalla en nuestro país. La huelga de mañana es un test para lo que vendrá en el futuro próximo. Si los trabajadores demuestran su fuerza, el Gobierno rectificará o caerá; si lo que se impone entre nosotros es el miedo y el pasotismo, las actuales dificultades serán nada en comparación con lo que vendrá. La huelga y la solidaridad son las únicas armas de los trabajadores. ¡Es el momento de usarlas!.
Un fantasma recorre Europa: el de la huelga general europea contra los especuladores que saquean las economías de nuestros países y contra los gobiernos débiles que se arrodillan ante ellos.