La pérdida de peso a pesar de que es matemática pura, tal y como comentaba el otro día con un amigo (tanto ingiero – tanto consumo) es algo más complejo respecto a todos los factores que influyen en el resultado final.
No podemos reducir el resultado final solo a la dieta y el ejercicio, ya que nuestro estado de ánimo, las relaciones con los demás, el estrés…hay multitud de parámetros más a tener en cuenta.
Establecer hábitos saludables, purgar los malos y sobretodo ser felices, es el primer paso para conseguir los objetivos que nos hemos marcado.
Hoy vamos a mostraros varias razones por las que en muchas ocasiones cuando subimos a la bascula los números no descienden tan rápido con desearíamos.
1. Crees que estás comiendo sano, pero no es así.
¿Tu dieta consiste en una enorme cantidad de productos light y bajos en carbohidratos?
Que sea light no significa que sea bueno, actualmente hay multitud de productos en el mercado que nos prometen calorías vacías y poca grasa…¿pero eso es realmente saludable? ¿Que tienen de malo los carbohidratos de las verduras, las frutas…? Lo que importa es la naturaleza de los alimentos, no lo que ponga en la etiqueta. Elige siempre alimentos naturales o que hayan pasado el menor número posible de procesos de transformación.
2. Demasiado estrés.
El sistema de respuesta al estrés es subconsciente, responde a los estímulos y nada más. El estrés emocional, el estrés físico, el estrés financiero, estrés en las relaciones …
Todos ellos hacen que el cuerpo produzca cortisol,
El cortisol es considerado la hormona del estrés pues el organismo la fabrica ante situaciones de emergencia para ayudarnos a enfrentarnos a los problemas
El problema es que el cuerpo al producirla empeora la resistencia a la insulina y promueve el almacenamiento de grasa.
Hace 200.000 años, el estrés significaba una situación de vida o muerte. Era intensa y poco frecuente, y la liberación de cortisol era extrema y suficiente para mejorar las posibilidades de supervivencia. El problema es que hoy en día nuestro cuerpo responde de la misma manera ante todo tipo de situaciones que nos estresan: un atasco, nuestro jefe regañándonos, una letra de la hipoteca…
Ya es hora de poner freno a esta situación y estresarse por lo que realmente es importante.
3. No controlas la cantidad de hidratos que comes
Por supuesto no hay que eliminarlos de nuestra dieta, son esenciales para el ser humano, si bien debes de tener muchísimo cuidado con los azucares ocultos de los alimentos procesados.
4. Te has apuntado a un gimnasio
Bajar de peso (que no de porcentaje de grasa), va a ser difícil si nos acabamos de empezar un programa de entrenamientos para ganar masa muscular. El musculo pesa más que la grasa (es decir, es más denso un 18% más que la grasa) y eso hará que nos cueste bajar números en la báscula. Pero es tan sencillo como hacerse una medición de grasa corporal y ver que los resultados son óptimos o incluso más fáciles, podemos medirnos el perímetro de cintura cada 3 semanas e ir apuntadas las medidas en una libreta, ordenador, móvil o donde queramos.
5. No eres lo suficientemente activo
Entre 4 y 5 horas semanales de actividad, son un buen comienzo para empezar a notar la mejoría. Un simple paseo diario de 30 – 45 minutos a un buen ritmo es una actividad sencilla y cómoda que puede ser muy beneficiosa para nuestra salud y para nuestra cintura.
6. Estas comiendo demasiado.
Reducir carbohidratos no es mágico, las calorías totales también cuentan. No importa si vienen de un plato de pasta o de 3 chuletones de cerdo.
Debes de ser consciente de todo lo que te llevas a la boca y escudarte en el hecho de que la gran mayoría de alimentos que consumes son proteínas.
7. No duermes lo suficiente.
Los niveles crónicos de falta de sueño causan la liberación de cortisol,( nuestro viejo amigo que almacena grasa).
Nuestro cuerpo necesita dormir para que nuestras hormonas funcionen correctamente.
Las dos hormonas principales que controlan el apetito son la leptina y la grelina.
La leptina nos dice que estamos saciados y nos envía las señales para dejar el tenedor sobre el plato y dejar de comer.
La grelina es la “hormona del hambre”, envía un mensaje a nuestro cerebro que nos dice que tiene hambre y necesitan comer para obtener energía.
La falta de sueño puede alterar las hormonas que causan una disminución de la leptina y el aumento de la grelina….y eso es un problema….
8. Has llegado a una homeostasis saludable.
Puede ser que tu cuerpo haya alcanzado su peso “ideal”, es decir nuestro cuerpo considera que el peso en el que nos encontramos es el ideal para realizar todas sus funciones de un modo saludable.
El problema es que este estado, no siempre corresponde a nuestro nivel deseado de delgadez.
Las mujeres, especialmente, tienden a alcanzar la homeostasis saludable en los niveles de mayor acumulación de grasa. Romper esas mesetas puede ser bastante difícil, deberemos de reestructurar muy bien la cantidad de hidratos que consumimos, nuestros niveles de actividad, los niveles de estrés, el sueño…
De todos modos debemos de buscar el lado positivo, si nuestro cuerpo considera que es nuestro peso ideal…¿Quiénes somos nosotros para decir lo contrario?
Homeostasis – Homeostasis (Del griego homos (ὅμος) que significa “similar”, y estasis (στάσις) “posición”, “estabilidad”) es la característica de un sistema abierto o de un sistema cerrado o una conjugación entre ambos, especialmente en un organismo vivo, mediante la cual se regula el ambiente interno para mantener una condición estable y constante. La homeostasis es posible gracias a los múltiples ajustes dinámicos del equilibrio y los mecanismos de autorregulación
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