A dream called pole dancing

Publicado el 08 noviembre 2015 por Nancyolsen

Hace siete meses me zambullí en un nuevo reto, una nueva motivación y, cómo no, en una nueva meta. Desde hace tiempo intento (¡con bastante éxito, tengo que añadir!) superar poco a poco pequeños miedos y afrontar problemas que vistos desde otros ángulos no lo son tanto. Jamás había sentido atracción alguna por el mundo del deporte, aunque sí me había sumado a los innumerables beneficios del yoga que, para quienes no lo sepáis, se parecen mucho a los de la disciplina del pole. Y de repente sucedió lo inimaginable: acabé colgada de una barra, boca abajo, girando en espiral y mareada a la par que fascinada por un deporte que solamente cuando se practica y se sufre en la piel —en forma de rozaduras y hematomas descomunales— se disfruta como muy pocas otras cosas.
Dicen los profesionales que es una adicción, corroborada por los novatos como yo. Empiezas por asistir a las primeras clases, pasas horas y horas buscando fotos y vídeos tremendamente inspiradores y terminas colocando una barra en casa para aprovechar los escasos minutos que te regala el caos de la semana. Y todo para saciar una sed inmensa que ni siquiera sabías que tenías.
Aunque no me había planteado publicar en este espacio mi nueva pasión, me apetece compartir la magia de una actividad sumamente elegante para apoyar a grandes profesionales y a los deportistas que se dedican a ello y que luchan por derribar la imagen distorsionada del pole dance que los clubs de striptease han cimentado. A todos ellos, desde mi profesora en la escuela Amiaire hasta las profesionales de los vídeos adjuntos, sin olvidar a todas y cada una de mis compañeras (¡y compañeros!) cuyos progresos nos animan a todos: ¡FELICIDADES!
Seven months ago I plunged into a new challenge, a new motivation and a new goal. For the last few years I have been trying (quite successfully, I should admit!) to overcome small fears and to cope with problems that once you look at them from a different perspective they aren’t so serious. I must say that I had never felt any attraction towards the world of sport, although I had experienced the countless benefits of yoga, which are very similar to the ones of the discipline of pole dancing. And suddenly the unimaginable happened: I ended up hanging from a pole, upside down, spinning around and feeling dizzy as well as fascinated by a sport that only when practiced and suffered on your skin in the form of scratches and huge bruises can be enjoyed like very few other things.
Professionals say that it is an addiction; beginners like me corroborate it. At first you start by attending the first classes, soon you spend hours and hours looking for tremendously inspiring photos and videos and then you end up putting a bar at home to make the most of those few free minutes in your chaotic week. And you do it to satisfy a huge thirst that you didn't even know you suffered from.
Although I hadn’t contemplated publishing my new passion in this space, today I feel like sharing the magic of a supremely elegant activity to support professionals and athletes who practice pole dancing and who struggle to demolish the distorted image that strip clubs have built. To all of them, from my teacher in Amiaire to the professionals who appear in the following videos and my fellow classmates whose progress encourages us all: congratulations!