A hymn to life

Publicado el 04 abril 2016 por Nancyolsen














Hace escasos cinco días llegó al mundo un pequeño predestinado a cambiar mi vida. Mi sobrino, Biel, es un ángel de manitas inmensas y ojos curiosos. Quienes me conocen bien saben que los niños no son mi fuerte. Quienes me conocen mejor sabían que mi corazón iba a estallar en una sobrecarga de amor incondicional y que jamás volvería a ser la misma después de escuchar los primeros soniditos que emitía una nueva vida sobre el pecho de mi hermana. Oí perfectamente su llanto desde la sala de espera. Vi a través de las lágrimas (que emanaban a borbotones de mis ojos) los primeros movimientos de sus larguísimos dedos buscando a su mamá. Capté la emoción sobrecogedora de unos abuelos orgullosos de su hija que adoraban ya a su primer nieto, ese que llevarán día tras día al parque y al que consentirán cuando sus padres no se den cuenta.
Y es que no sé cómo ha pasado, pero ha pasado. Qué milagro este de la vida. A mí que me lo expliquen, porque todavía no consigo entender cómo en un mundo que a veces nos aterra, que nos parece cruel, violento e inhumano, puede suceder algo tan mágico. Qué maravilla que un ser tan frágil se convierta mañana en un adulto que podría cambiar el curso de la historia, la del mundo entero o la de una sola persona. Me parece increíble cuánta inocencia nos envuelve al nacer y las incontables posibilidades que nos regala la vida. Por eso, al margen de querer dedicar un espacio a mi nuevo gran amor, este es un canto a la vida. Para que todos nos paremos a pensar hoy en lo increíble que es vivir y en lo poco que necesitamos para ser tremendamente felices.
Yo, por lo pronto, lo seré viendo a este pequeño crecer, equivocarse y rectificar. Sonreiré cuando no entienda y le estrecharé mi mano cuando la vida le ponga a prueba. Intentaré explicarle que no hay nada tan mágico como vivir y que el amor todo lo puede, pero también que para conocer la dulzura de la miel debe haber probado antes el sabor ácido del limón y que las estrellas brillan más fuerte en las noches más oscuras. Y así, sólo así, a su lado, podré ser testigo de cómo otro pequeño gran corazón se siente orgulloso de ser quien es y de amar la vida como debe amarla. ¡Te querré siempre, Biel!
Just five days ago a small baby predestined to change my life arrived to this world. My nephew, Biel, is an angel with huge hands and prying eyes. Those who know me know that I don’t specially like children. Those who know me well knew that my heart was going to explode in an overload of unconditional love and that my life would never be the same after listening to the first little sounds that a new life lying on the chest of my sister emitted. I heard him crying from the waiting room. I saw through my own tears the first movements of his lengthy fingers searching for his mother. I kept an eye on the overwhelming emotion of his grandparents, who were extremely proud of their daughter and who already loved their first grandchild, the one they will take to the park every single day and the one they will spoil when their parents aren’t watching.
I don’t know how but it’s happened. What a miracle. I need someone to explain this to me, because I still can’t understand how in a world that sometimes frightens us, in a world that seems so cruel, violent and heartless something so magical can happen. How can someone so fragile become an adult who could change the course of history or, at least, someone else’s life? It is amazing how much innocence surrounds us at birth and the countless possibilities that life gives us. That’s why, besides dedicating a special post to my new little man, this must be a hymn to life, so that we all stop to think about how amazing life is and how little we need to be extremely happy.
As for me, I will be happy watching this small baby grow, make mistakes and rectify. I will smile when he doesn’t understand and I will hold his hand when life challenges him. I will try to explain him that there is nothing so magical as living, and that love conquers all. But I will also tell him that in order to know the sweetness of honey one must try the acid taste of the lemon too, and that stars shine brighter in the darkest nights. Only like this, by his side, I will be able to witness a small big heart becoming proud of who he is and loving life as much as he should. I will always love you, Biel.