¿A la guerra sin armas?

Por Antoniopampliega

Pakistán es uno de los países más machistas del mundo. Un país de hombres. Controlado por hombres. Regido por hombres. Que legislan para hombres… En este escenario las mujeres pintan poco- por no decir nada. Pero en el ejército, la institución más importante y venerada del país asiático la mujer está comenzando a tener un papel importante.

Desde que el ex presidente y antiguo jefe del ejército, Pervez Musharraf, decidiese, a finales de 2006, abrir a la mujer el cuerpo de oficiales ya se han unido más de 2.000 féminas al ejército paquistaní. Siete promociones han salido de la Academia Militar de Kakul donde se han graduado casi 200 mujeres en estos cuatro años. Pero… siempre tiene que haber un pero. El papel de la mujer en el campo de batalla es inexistente. De hecho, la mujer paquistaní tiene terminantemente prohibido combatir y empuñar armas de fuego.

"Llevará un tiempo, pero habrá un futuro en que las mujeres empuñen las armas. Las que llegan cada vez están más entusiasmadas y son inquisitivas, quieren información. En este sentido creo que hay posibilidad" de participar en operaciones, asegura la capitana Huma Khan, ataviada con un sari color caqui, el típico de oficial.

Hasta el momento el papel de la mujer en el ejército paquistaní está enfocado a asuntos como la digitalización y asuntos informáticos… Vamos, lo que de toda la vida se conoce como: Secretaria. Lo dicho, un país machista. De hecho, la rama de investigación y análisis de fuentes de inteligencia del departamento de relaciones públicas (conocido como ISPR), en el cuartel general de la ciudad de Rawalpindi, cuenta ya entre sus filas con nueve mujeres de un total de 20 trabajadores.

Pero de ir a luchar contra los talibán a las áreas tribales ni hablar. El coronel Nadim Rehmatulá piensa que la participación en los combates dependerá de su “motivación y desarrollo de capacidad de liderazgo”, unos factores que está comenzando a observar en las primeras promociones que salen de la Academia de Kakul.

"Nuestras mujeres tienen una cultura distinta. No suelen nadar o ir en vaqueros como se hace en Occidente. Durante años apenas hacen deporte (en la universidad) y su condición se va deteriorando. Hay una brecha", dice Rehmatulá.

Desde el nacimiento del país, en 1947, las mujeres han formado parte del cuerpo médico de las Fuerzas Armadas, en el que hoy hay más de un millar, incluida una doctora general, pero la nueva generación de oficiales no sólo supera este ámbito e integra otros campos como las relaciones públicas, la enseñanza o servicios legales, sino que viene cargada de ambición.