¡ a la mierda…!

Por Carlos

No es un grito de guerra, es la expresión de hartazgo cuando no ves otra posibilidad. Grandes personas como Fernán Gómez o Labordeta ya las usaron cuando lo creyeron oportuno y a mi, ahora, me pasa o mismo.

Cuando además de meter la mano en el bolsillo de los funcionarios se nos llama vagos y maleantes, llega un momento en que me harto.

Cuando se me dice que las medidas a tomar en una situación de excepcionalidad son dolorosas, reflexiono en que el dolor depende del umbral de tolerancia de cada uno, pero ese dolor se soporta mejor con sueldos de miles de euros que con cientos.

Cuando falta dinero para las familias de los mineros y para la Ley de la Dependencia, entre otros, pero se pondrá todo el que haga falta para sanear algunos bancos que sin riesgo personal alguno y con nuestro dinero han, dire gestionado mal para no meterme en fregaos, me mosqueo.

Cuando los consejeros de los consejos de administración de los bancos y otras empresas, puestos a dedo por sus afinidades políticas sufren la subida del IVA, lo llevan mejor que cuando lo sufren los trabajadores. Todos pagaremos lo mismo pero para cada uno de nosotros es diferente el golpe.

Cuando me dicen que sobran funcionarios en España y que hay que echarlos a la calle me gustaría recordar a los políticos el número de trabajadores contratados por cada uno de ellos cuando tienen mando en plaza.

No me extraña en absoluto el afán que se pone en ganar unas elecciones a tenor de las prebendas que a partir de ese momento se disfrutan y se reparten entre los allegados como si de un botin pirata se tratara.

Cuando veo los porcentajes que paga un pensionista o un activo en función de su renta, me indigno, porque no es lo mismo cobrar 18.000 euros que 98.000.

Cuando leo que se eliminará la paga extra de navidad a los funcionarios y se pide que la medida sea compartida por diputados y senadores, a unos se les impone y a otros se les implora, me cabreo.

A partir de ahora el hombre lobo, drácula y el hombre del saco quedan obsoletos y amenazaremos a nuestros hijos con la prima de riesgo, el IVA y los mercados.

Yo me voy a la mierda pero me llevo la torpe satisfacción de mandarlos a ellos tambien.