Fuente: fotolog.com/kepasa_karbasa
La epidemia causada por la bacteria E. coli en varios países de Europa, ha causado ya la muerte de al menos 1 persona en Suecia y hasta 14 en Alemania, donde la cifra de infectados ha llegado a 1,200. Las autoridades sanitarias en Hamburgo dieron el pasado 27 de mayo un informe, donde se señalaba al pepino de origen español como el portador de la cepa enterohemorrágica “causante” de esta ola de infecciones. Hoy las autoridades de Alemania “exculpan” al pepino español en particular a los procedentes de Almería y Málaga de ser los portadores de la cepa causante de las muertes.
El problema está en que la alarma ya fue puesta, los productores españoles afectados y todo por una declaración echada al aire, sin el menor rigor científico. Algunos medios inclusive bautizan a la E. coli como la bacteria del pepino, causando obviamente mayor caos. Como diría Maximo Gorki “Todo pasará, pero lo hecho, hecho queda”.
¿Realmente se hizo un análisis correcto para llegar a tan grave acusación? Pareciese que no.
Según la empresa exportadora de pepino y señalada como la posible fuente por el gobierno alemán, el embarque del que se presume surgió la epidemia, llegó inclusive un día después (16 de mayo) de que la primera paciente fuera hospitalizada y la cual ya llevaba 2 días presentando malestares. Lo cual además de ser grave por las implicaciones económicas que representa, deja en entredicho los sistemas de Salud Pública de Alemania.
Por un lado nos deja la enseñanza de que hay que ser más cautos a la hora de declarar, no importa la presión que puedan estar poniendo los medios o la misma población (totalmente comprensible), como encargados de la vigilancia sanitaria, resulta inapropiado exponer las hipótesis, sobre todo si nos encontramos en un grado de alarma como este, ya que las respuestas pueden ser catastróficas. Tan solo tenemos que recordar las repercusiones que tuvieron los criadores de cerdo por ponerle a la gripe A H1N1 el mote de “gripe porcina”, aunque en este caso aparentemente se identifico la causa en una forma más real, la mala interpretación de la información generó alarma.
¿Sería imposible identificar el vector en el tiempo en que lo dicen haberlo hecho las autoridades alemanas? Con los avances tecnológicos y una buena organización, muy probablemente se podría tener una presunta causa del origen. Sí lo escribí bien, hablo de presunta puesto que como argumentan los productores, ssolo se habla de un embarque de pepino, no podemos estar seguros si el origen está en el lugar de procedencia de la fruta o en el trayecto y esto, en el tiempo en que se llegó a la conclusión no es a mi juicio posible.
No puedo desmitificar el hecho de que el origen está en España como lo hacen los productores, en forma totalmente natural, pues para ello habría que analizar el agua de riego, el proceso de recolección, empacado, etc. Pero tampoco puedo desmentir su hipótesis de que el origen está en el transporte. ¡Mucho más si Alemania únicamente señala una carga en especial, la cual llegó aparentemente, tras el primer contagio!
Si todo resulta en que no se analizaron bien las fuentes y la información, las autoridades alemanas deberían de retomar un poco sus clases de Salud Pública, recordando el actuar de John Snow, quien en 1854 sin tener a la mano toda la tecnología actual, identificó la fuente de la epidemia de cólera que azotaba Londres.
Otra cosa para sorprenderse, es de la falta de higiene por parte de los usuarios. Hablamos de países que se catalogan en el “Primer Mundo”, con todo el potencial tecnológico, científico, económico, a pear de ello, aún sus pobladores persisten en mantener la práctica de no desinfectar las frutas y las verduras. Es impresionante ver como las autoridades alemanas han tenido que intensificar la campaña, no solo por un brote ocasional como pudiera ser este, sino porque es rutinario que la población no lo haga.
Cabe mencionar que en menor escala, pero también se señaló a Holanda como una fuente potencial de contagio a través de sus pepinos y otras hortalizas.
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