Tengo que reconocer, que ha sido todo un reto.
Cuando me encargaron que pintase un abanico que estuviese inspirado en el cuadro de Klimt La Joven, La Virgen, o Las Vírgenes, ni siquiera conocía esta obra de Klimt. Tenía que reducir y adaptar el tamaño de este cuadro de casi dos por dos metros al país de un abanico.Empiezo a descubrir caras, manos, cuerpos y me dejo llevar. No están todas, por algún sitio había que cortar, pero estoy contenta con el resultado.
Abanico en madera de peral, país de algodón, pintado a mano.