A lo que voy. Evidentemente está bien eso de pensar en positivo, pero mantengo y mantendré, que no sirve de nada decirte mientras estás sentado en el sofá de casa en plan melancólico escuchando a Roberto Carlos (con todos mis respetos), “estoy bien, voy a salir de esta”. Esto que nos decimos debe ir acompañado de una acción, hay que levantarse y acompañar ese pensamiento positivo mediante la acción. Y poco a poco, iremos encontrando cosas que nos hagan sentir mejor, tendremos esas emociones positivas que tan buenas son, que amplían nuestros recursos cognitivos y sociales, entre otros.
La actitud positiva no es una manera inocente de hacer frente a la vida. Es una predisposición a actuar de manera que ante los diferentes escenarios que se nos presentan, busquemos soluciones, propongamos cambios y hagamos aquello que creamos necesario sintiendo que nos va a ir bien. Esta actitud positiva no es sólo pensamiento positivo sino también acción y emoción positiva.