A veces pienso que para ser feliz en esta vida hay que ser un buen equilibrista, y uno de los equilibrios que hay que saber mantener, y no es fácil a veces, es aceptar aunque tengamos deseos de cambiar.
Sin darnos cuenta podemos caer en un soliloquio mental que nos dice que ya no podemos aguantar más una situación determinada.
Ahora que tenemos momentos de descanso podemos reflexionar y darnos cuenta de que no estamos contentos con nuestro trabajo o con alguna situación particular. Pero a la vez nos damos cuenta de que no va a ser fácil cambiar de un día para otro.
Por eso no debemos perder la calma y aprovechar esos días de descanso para mirar en nuestro interior y comprender que podemos aceptar cualquier situación y ser feliz en cualquier circunstancia por difícil que sea siempre que interiormente tengamos paz y utilicemos las dificultades para nuestro crecimiento personal.
A la vez si vemos claro que debemos cambiar podemos intentar hacerlo pero sin olvidarnos del momento presente. Es decir el deseo de cambio no debería paralizarnos e impedirnos disfrutar de las circunstancias actuales.
Es un difícil equilibrio pero merece la pena intentarlo.