Acerca de las servidumbres del yo

Por Psicoanalistalauralopez
                                                           (Pintura Bacante. Belleza con cuernos de Jean Léon Gerôme)

   Hay personas que se conducen muy singularmente en el tratamiento psicoanalítico. Cuando les damos esperanzas y nos mostramos satisfechos de la marcha del tratamiento, se muestran descontentas y empeoran marcadamente. Al principio atribuimos este fenómeno a la rebeldía contra el médico y el deseo de testimoniarle su superioridad, pero luego llegamos a darle una interpretación más justa. Descubrimos, en efecto, que tales personas reaccionan en un sentido inverso a los progresos de la cura. Cada una de las soluciones parciales que habría de traer consigo un alivio o una desaparición temporal de los síntomas provoca, por el contrario, en estos sujetos una intensificación momentánea de la enfermedad, y durante el tratamiento empeoran en lugar de mejorar. Muestran, pues, la llamada reacción terapéutica negativa.

  Es indudable que en estos enfermos hay algo que se opone a la curación, la cual es considerada por ellos como un peligro. Decimos, pues, que predomina en ellos la necesidad de la enfermedad y no la voluntad de curación. Analizada esta resistencia en la forma de costumbre y sustraída de ella la rebeldía contra el médico y la fijación a las formas de la enfermedad, conserva, sin embargo, intensidad suficiente para constituir el mayor obstáculo contra la curación; obstáculo más fuerte aún que la inaccesibilidad narcisista, la conducta negativa para con el médico y la adherencia a la enfermedad.

   Acabamos por descubrir que se trata de un factor de orden moral, de un sentimiento de culpabilidad, que halla su satisfacción en la enfermedad y no quiere renunciar al castigo que la misma significa. Pero este sentimiento de culpabilidad permanece mudo para el enfermo. No le dice que sea culpable, y de este modo el sujeto no se siente culpable, sino enfermo. Este sentimiento de culpabilidad no se manifiesta sino como una resistencia difícilmente reducible contra la curación.

  Resulta asimismo muy difícil convencer al enfermo de este motivo de la continuación de su enfermedad, pues preferirá siempre atenerse a la explicación de que la cura analítica no es eficaz en su caso.

   La lucha contra el obstáculo que supone el sentimiento inconsciente de culpabilidad es harto espinosa para el analista. Directamente, no puede hacerse nada contra ella, e indirectamente, sólo descubrir paulatinamente, sus fundamentos reprimidos inconscientes, con lo cual va transformándose, poco a poco, en sentimiento consciente. La labor del analista queda considerablemente facilitada cuando el sentimiento inconsciente de culpabilidad es el resultado de una identificación del sujeto con otra persona, que fué, en su día, objeto de una carga erótica. Esta génesis del sentimiento de culpabilidad es con frecuencia, el único resto, difícilmente perceptible, de la relación erótica abandonada. Sucede aquí algo análogo a lo que descubrimos en el proceso de la melancolía. Si conseguimos revelar esta pasada carga de objeto detrás del sentimiento inconsciente de la culpabilidad, conseguiremos muchas veces un completo éxito terapéutico, que en el caso contrario, resulta harto improbable, y depende, ante todo, de la intensidad del sentimiento de culpabilidad, y quizá también de que la personalidad del analista permita que el enfermo haga de él su ideal del yo, circunstancia que trae consigo, para el primero, la tentación de arrogarse, con respecto al sujeto, el papel de profeta o redentor. Pero como las reglas del análisis prohíben un tal aprovechamiento de la personalidad médica, hemos de confesar honradamente, que tropezamos aquí con otra limitación de los efectos del análisis, el cual no ha de hacer imposibles las reacciones patológicas sino que ha de dar al Yo del enfermo la libertad para decidirse en esta forma o en otra cualquiera.

Sigmund Freud, Las servidumbres del Yo (1923- 1925)

Laura López, Psicóloga colegiada- Psicoanalista 

en formación con Grupo Cero 

www.lauralopezgarcia.com