Aclarando términos: no soy macrobiótica

Por Yoisasi

Empecemos por el principio, nunca mejor dicho, para acabar por el final, valga la redundancia. Ya son muchos años con el mismo tema, es decir, mucha gente que contacta conmigo se cree que hago Macrobiótica por el hecho de recomendar algunos alimentos macrobióticos como las algas, el miso y el tempeh pero nada más lejos de la realidad. Si algún auténtico macrobiótico me está leyendo sabe perfectamente de lo que estoy hablando: No soy macrobiótica. Así como tampoco vegetariana, ni energética… Por eso, si sigues leyendo más sobre mi, sabrás que a mi Nutrición la llamo MacrobiotiVA que, para mi, significa larga vida nutritiva, emotiva, consciente y valiente. Donde caben muchos alimentos, siempre auténticos y de calidad, sólo que depende del caso de cada uno.
El día a día de mi trabajo y el contacto con personas y su alimentación, hace que vaya evolucionando, que vaya modificando, que vaya cambiando y eso lo considero muy bueno ya que siempre intento que mi mente no se cierre en banda y pueda escuchar o investigar nuevas alternativas nutritivas. Ahora estoy en un momento que cada vez estoy dejando más de lado los alimentos macrobióticos y no por lo acontecido en su momento en Japón, sino porque cada vez pienso que debemos nutrirnos de lo que nos da nuestra tierra, además de amoldarnos a factores importantes como el sexo, la actividad física y mental, nuestras emociones, las estaciones, etc. Así que al vivir en el mediterráneo tengo que decir que en mi caso, los alimentos macrobióticos medicinales los tomo en ocasiones especiales, cuando realmente los necesito, por eso intento que mis clientes en un futuro también hagan los mismo.

Idly, desayuno típico indio hecho con pasta fermentada de arroz y lenteja.

Cuando estuve viviendo en India dos años, al principio recuerdo que me llevé provisiones de algas, miso, umeboshi y demás pero claro, se fueron acabando y entonces fue cuando descrubí otro mundo nutritivo, el indio. El que, por ejemplo, también tiene sus alimentos fermentados alternativos y así cambié el miso y el tempeh por idly que es una pasta fermentada de arroz y lenteja negra. Se lo compraba a Kumari, una señora india que cocinaba en su casa para los extranjeros que preferíamos la comida casera india sin tanto picante. Pues al final, Kumari acabó llamándome Idly ya que todas las mañanas iba a por mi desayuno nutritivo. También descubrí sus diferentes clases de arroces (sin refinar, claro), sus legumbres (me encantaba el dhal del sur, unas lentejas sin piel riquísimas) y si, allí tomaba fruta, tomaba piña que no he probado en mi vida una tan rica y la papaya que se derretía en la boca. Me amoldé a su tierra y a su clima tropical. En mi isla no se me ocurriría tomar papaya, por ejemplo, porque primero la recogen verde y viaja miles de kilómetros para llegar hasta aquí. La mía la cogía yo directamente del árbol de mi casa con un palo.
En definitiva, puede que utilice y haya utilizado alimentos macrobióticos pero no me considero Nutricionista Macrobiótica. Primero, porque me considero Nutridora (persona que nutre y enseña a nutrirse) y segundo, porque un macrobiótico no tomaría carne o huevos (cosa que dependiendo del caso de la persona, yo si que recomiendo) y además actualmente puedo al principio recomendar miso o tempeh, por ejemplo, pero al final de nuestro seguimiento mi cliente sólo se deja estos alimentos macrobióticos para momentos puntuales y no como rutinarios, como comenté anteriormente. Si, las algas o el gomasio considero que son importantes pero ya casi ni la ciruela umeboshi está en mis recomendaciones habituales.

Trigo sarraceno de Olot (Girona)

Mi buena amiga y gran terapeuta Montse Royo, me trajo de Olot (Gerona) trigo sarraceno que actualmente han vuelto a cultivarlo allí y es diferente al que había probado. Es más pequeño, más oscuro (tono grisáceo) y más delicioso. El trigo sarraceno (fajol, como lo llaman, aunque también se conoce como alforfón) no es un cereal, pero yo lo incluyo como tal, sino una planta que su fruto pequeño tiene tres caras, como una pirámide y se usa normalmente para hacer harina (pastas, crepes, pizzas)  aunque a mi me gusta cocinarlo tal cual. Es estupendo para la época invernal, tiene un alto contenido en vitaminas del grupo B, así como un buen aporte de hierro y de proteínas, y según nos cuentan, ideal para bajar el colesterol y en enfermedades cardiovasculares. Aunque su nombre cree confusión, puede ser tomado por los celíacos ya que no contiene gluten. Me encanta porque es muy versátil ya que los japoneses usan sus cáscaras como relleno para hacer almohadas haciendo que éstas se ajusten a la forma y peso de la cabeza de cada uno.
Así que si buscas una alimentación macrobiótica estricta conmigo no la encontrarás. Lo que yo ofrezco es que empieces a investigar los productos locales de tu zona ya sean verduras, proteínas animales como cereales. Si vives cerca del mar buscaremos el mejor pescado fresco, si vives en el interior tal vez debamos buscar carne blanca o roja ecológica cerca de tu residencia por si necesitas un aporte adicional de proteína animal. Que quede claro que no a todos les recomiendo lo mismo, puede que uno necesite dejar toda la proteína animal por un tiempo y puede que otro necesite ese aporte animal por llevar años de ‘desnutrición’, últimamente muy de moda por la cantidad de dietas y supuestas limpiezas para eliminar toxinas que se cuelgan por internet que nos van consumiendo en todos los sentidos tanto físicamente como a nuestro bolsillo. Vacíos por dentro y por fuera y luego estamos para cogernos con pinzas…
Algunas cosas si que tengo en común con los macrobióticos, no lo puedo negar, como el hecho de no recomendar lácteos ni derivados o no tomar solanáceas (tomate, pimiento, berenjena, patata) pero como están las cosas últimamente, cada vez dejo más de lado la soja fermentada y voy a la raíz, a la tierra, a nuestro lugar pero también hay que amoldarse a la persona ya que muchas de ellas no pueden vivir sin tomar té por las mañanas o necesitan de alguna leche vegetal o hacerse una pizza integral para sentirse bien, cosa que realmente necesita más nuestra parte emocional que la física pero creo que es importante tenerlo en cuenta y más en la sociedad consumista y huérfana en la que vivimos donde a todos nos falta el cariño materno que suplimos con nuestras adicciones, cada uno la suya: azúcares, tabaco, chocolate, café, leche…Para así poder seguir tirando hacia delante sin que el dolor salga a la luz.

Lo que puedo asegurar, además de por experiencia propia, es que con la Nutrición MacrobiotiVa que recomiendo tenemos todos los nutrientes que necesitamos, sin tener ningún tipo de carencia. ¿Pruebas? Acabo de recibir los resultados de mis últimos análisis (muy completos) y no tengo anemia, ni colesterol, ni me falta calcio…Así que no es una dieta de quince días. Es una forma de alimentarse, de vivir y conocer qué es lo que tu cuerpo necesita dependiendo del momento actual que estés pasando.

‘Cuando alguien desea saber qué comer, lo que pide en realidad es un plan dietético que llene todas sus necesidades emocionales y físicas y le garantice que le mantendrá sano y seguro, si sigue la dieta al pie de la letra. Ese plan no existe ni existirá jamás. La única ‘dieta’ que se acerca a satisfacer esas exigencias es la leche materna que da una madre amorosa, bien dispuesta y nutrida. Lo que en realidad buscamos todos es a la madre que pocas, si es que alguno la tuvimos: un ser sobrehumano con dos pechos siempre llenos que esté siempre a nuestra disposición, satisfaciendo todas nuestras necesidades y mirándonos a los ojos con un amor puro y no adulterado, un ser tan poderoso que pueda protegernos de todos los inevitables desagrados y dificultades de la vida, y calmar nuestros sentimientos de duda, crítica y culpa. No existe eses ser. Y cuanto antes aprendamos a cuidar de nosotros mismos, mejores seremos como modelos reales y realistas para nuestros hijos.’ Dra. Christine Northrup.

Estoy muy contenta con mi trabajo ya que no lo considero tal. Me encanta estar en contacto con la gente, aunque sea a través de internet o móvil, me gusta ayudar y nutrir y sobre todo me gusta saber que la gente que se pone en contacto conmigo, confía plenamente en mi. Estoy muy agradecida y me siento muy afortunada. ¡Gracias a todos!
Así que, aclarando términos: Renovarse o morir…
Salud y Buenos Alimentos
Yo Isasi
www.nutricionencasa.com