Diversos estudios realizados con láser de distintas longitudes de onda han demostrado mejoría clínica del acné, sobre todo del tipo inflamatorio. El láser mejora el acné mediante múltiples mecanismos de acción:
- La bacteria Propionibacterium acnes tiene un papel esencial en la aparición del acné inflamatorio. La aplicación de láser sobre esta bacteria pone en marcha una reacción fotodinámica generando radicales libres reactivos, los cuales inducen la destrucción del propio P. acnes.
- El láser consigue disminuir el tamaño de las glándulas sebáceas, efecto que resulta de la termólisis de los sebocitos por calor, mediante fuentes de luz que tengan como diana el agua.
- La reducción de la inflamación secundaria a la hipervascularización se consigue con un láser que tenga como diana la hemoglobina y por un mecanismo de fototermolisis selectiva disminuye el componente vascular dilatado.
- En estudios recientes se ha comprobado que la luz del láser induce la liberación de moléculas antiinflamatorias. Mediante este mecanismo el láser disminuye la inflamación en este tipo de lesiones.
Tratamientos con láser del acné
Mediante el tercer mecanismo de acción descrito, los láseres vasculares como el colorante pulsado y el Neodimio:YAG son muy eficaces en el tratamiento del acné. Permiten eliminar las lesiones de color rojo y/o rosado de la piel de forma muy específica, sin afectar a la piel sana adyacente. Estos láseres son de mucha ayuda para mejorar las lesiones inflamatorias y para el tratamiento de las típicas manchas rosadas que produce este tipo de acné. Se realiza una sesión mensual hasta la mejoría de esta patología.
En ocasiones se puede recurrir a una sesión trimestral de mantenimiento para evitar recaídas.
Tras el tratamiento, no suelen producirse hematomas ni costras sobre la zona, y permite realizar vida normal con la única precaución de la protección solar.
El empleo de la fototerapia en el tratamiento del acné vulgar se presenta como una alternativa útil en pacientes con cuadros recidivantes o en los que no es posible el empleo de otras opciones terapéuticas. Los mejores resultados se obtienen cuando el acné es de tipo inflamatorio o quístico. Mejorías más discretas se consiguen cuando predominan los comedones (“acné comedoniano”). En estos casos el tratamiento con láser debe ser un adyuvante, no debiéndose emplear como terapia única.
Otra de las ventajas del tratamiento láser del acné es la excelente tolerabilidad y la baja incidencia de efectos secundarios.
La duración aproximada de cada sesión es de 10-15 minutos. Tras la fototerapia el paciente padecerá ligero enrojecimiento de la piel, que dura una media de 72-96 horas. Tras las sesiones el paciente puede incorporarse a su vida normal, con la única limitación de evitar la exposición al sol durante una semana.
El láser es compatible con cualquier tratamiento del acné, incluyendo la isotretinoína oral (“roacután”). Ello hace que el láser pueda actuar potenciando la acción de otros tratamientos, incrementando la eficacia de dichas terapias. El acné es una patología multifactorial y como tal se puede beneficiar de diferentes tratamientos. La terapia combinada es la que ofrece los mejores resultados ya que supone erradicar varias de las causas de esta patología, con lo cual las posibilidades de curación son mayores.