Acoso Escolar (Parte II)

Por Centro Psiconet

En el artículo anterior explicamos qué era el acoso, qué consecuencias tenía y qué cosas podíamos tener en cuenta para detectarlo. En este blog se pretenden dar algunas pautas a los padres para actuar en las situaciones en las que sea detectado y así ayudar a la persona que lo sufre a superar el problema.

La intervención de los padres en un problema como es el acoso escolar es fundamental. Sin embargo, las pautas son muy diferentes si hablamos de “niño acosado” o “niño acosador”. Por tanto, se establecen pautas para actuar frente a ambos casos:

Cuando el niño es la víctima

Si el niño es la víctima, los padres tendrán que ayudar al niño proporcionándole apoyo y escuchando lo que le ocurre. Para ello, es conveniente hacer sentir al niño seguro y darle confianza para que se abra y cuente sus problemas. Además, también será conveniente expresarles que no es su culpa y que juntos lo vais a resolver, que no está solo.

Pero, además, podemos:

  • Notificar al colegio. Si se sospecha que el niño está sufriendo acoso, lo primero que hay que hacer es avisar al colegio para alertarlos del problema y que se impliquen en la solución del conflicto.
  • Escuchar al niño. Para investigar la gravedad del problema, el niño tiene que sentirse con confianza para contarlo y tiene derecho a desahogarse. Por ello, escuchar y permitir que el niño exprese todo lo que siente.
  • Reforzar su autoestima. Ante esta situación, el niño suele sentirse inferior y menos que los demás compañeros. No solo hacerle ver que él no es menos que ellos, sino que es conveniente centrarse en todo lo positivo que tiene.
  • No fomentar la venganza. A veces la manera de defenderse puede ser de manera agresiva. Enseñarles que eso no les aporta nada y que lo único que pasará es empeorar la situación.
  • Ofrecerle estrategias para enfrentarse a la situación. Por ejemplo, enseñarle asertividad, a defenderse del acosador, etc.
  • Mantener la calma. Cuando el niño tiene problemas, va a intentar confiar en que los padres están seguros de que le pueden ayudar. Por ello, mostrar seguridad y positivismo.
  • Recurrir a un profesional. No siempre tiene por qué ser necesario. No obstante, si el miedo y la ansiedad se mantienen, habrá que buscar a alguien que le ayude a gestionar sus emociones y a aprender a enfrentarse a estas situaciones.

Cuando el niño es el acosador

En el caso contrario, cuando el niño es el acosador, es mucho más difícil para los padres el entender y reconocer la situación. Pensar que el hijo es cruel con los demás, es complicado de gestionar. Para ello, se recomienda:

  • Tratar de descubrir los motivos. Intentar entender la motivación del niño para acudir a esas actitudes, pues de esta manera la forma de enfrentarse a ello es más clara y directa.
  • Hablar con los profesores y ver cómo entienden la situación.
  • No ignorar la situación. Observar al niño y ver lo que hace, sin culpar a los demás.
  • Hablar con él. Escuchar que siente y por qué hace lo que hace. Muchas veces, el motivo viene de querer llamar la atención, de querer demostrar que es mejor que los demás, etc.
  • Canalizar la agresividad del niño. Estos niños muestran muy poca tolerancia a la frustración y sentimientos muy intensos de impotencia. Ayudar a que puedan gestionar esas emociones, provocará un descenso en la conducta. Por ejemplo, con el deporte pueden, mediante la activación, relajar el cuerpo y disipar su enfado.
  • Poner límites. Es fundamental desde que son pequeños, que les pongamos normas y límites que regulen su comportamiento. Por tanto, es conveniente castigar la conducta agresiva y poner consecuencias.
  • Fomentar una buena autoestima. Aunque a primera vista pensemos que se trata de niños con mucha autoestima, normalmente se trata de una máscara que se ponen. Tras ella, solemos encontrarnos niños inseguros y que la manera de demostrase que valen es errónea. Por ello, promover lo bueno que hace y reforzar la buena conducta.
  • Enseñar empatía. A estos niños, les cuesta mucho ponerse en el lugar del otro. Por ello, enseñarles a ver cómo se sentirían ellos en esa situación, enseñarles a pedir perdón, etc.

Todas estas pautas son muy importantes para controlar la situación. No obstante, es imprescindible coordinarse con el colegio para que la situación sea controlada de la mejor manera y con las menos consecuencias posibles. Por ello, en el próximo blog, veremos de qué forma los profesores pueden reaccionar ante el acoso escolar.