Los seres humanos nos hemos acostumbrado a vivir en los extremos: ‘Volamos’ por las nubes o nos arrastramos por los suelos; somos de derechas o somos de izquierdas; amamos con todo el corazón u odiamos con todo el alma; estamos estresados por el exceso de trabajo o deprimidos por estar en paro; lo vemos todo blanco o todo negro; veraneamos en playas donde no cabe un alfiler o nos vamos a un retiro donde no hay ni dios; hablamos por los codos o no decimos ni mu; engullimos como cerdos o no probamos bocado; hacemos deporte como si fuéramos atletas de élite o no movemos ni un dedo tirados en el sofá… Parece que no nos encontramos cómodos en el punto medio, en el equilibrio y estamos con la balanza siempre descompensada.
Hablando de balanzas… Estamos tan obsesionados con la báscula que si nos pasamos o no llegamos a ciertos kilos prestablecidos por los cánones de la industria de la moda, podemos llegar a tener problemas psíquicos importantes en relación con la comida y con nuestro físico. Esta obsesión por la báscula nos la inculcan desde que nacemos, justo después de nuestro parto, donde nos pesan como si fuéramos un trozo de carne. Esto último puede parecer exagerado pero se da más importancia al peso que a estar arropados en brazos de nuestra madre nada más llegar a este mundo. Y vamos creciendo y la báscula se convierte en otro más de la familia como la televisión.
Nos han metido en la cabeza de que existe un peso ideal con relación a la altura y si nos salimos de este margen ya estamos perdidos. Y lo mismo pasa con la talla, si eres mujer y usas una talla superior a la 36 significa que eres una gorda-bulímica y si no llegas o te compras la ropa en la sección infantil, eres anoréxica (como siempre etiquetándonos como si viviéramos continuamente en un facebook virtual). No estoy de acuerdo en ello. Cada uno, como ser individual, tiene su peso personal. Y lo importante es que cada uno se sienta bien, ágil, a gusto con su cuerpo y ya no me refiero estéticamente sino sentirse interiormente bien por fuera y también por dentro, por supuesto.
‘La masa corporal magra pesa mucho más que la grasa. Los músculos son un 80% de agua, mientras que la grasa es sólo de un 5 a un 10% de agua. La masa muscular pesa ocho veces más que la cantidad equivalente de grasa. Una persona puede mostrar un peso ‘normal’, e incluso menos, y tener exceso de grasa. Otras podrían pesar mucho más de lo que ‘deberían’ según las tablas de peso y sin embargo tener un porcentaje ideal de grasa corporal. El motivo de esto es que la masa corporal magra pesa mucho más que la grasa. Algunas personas van a aumentar de peso cuando comiencen a aumentar su masa corporal magra, pero al mismo tiempo van a reducir algunos centímetros de volumen. Esto se debe a que 1 kilo de grasa ocupa cerca de 1,4 dm3.’ Dra. C. Northrup.
Hay dos mitos que llevan décadas con nosotros y que los damos por verdaderos sin dar tregua a un punto medio. Uno de ellos es que si alguien está delgado es porque no come y si está gordo es porque se atiborra con todo lo que cae en sus manos. El otro mito, que tiene relación con el anterior, es que si se quiere adelgazar hay que morirse de hambre y si se quiere engordar hay que comer hasta reventar y cuanto más ‘guarro’ mucho mejor.
Algo de cierto tienen estos dos mitos. No hace falta ser un experto para saber y comprobar que si se deja de comer, se adelgazará y que si uno se alimenta a base de comida fast-food y bollería industrial se engordará pero en ambos casos pagamos un alto precio dañando, con el tiempo, a la salud: falta de absorción de nutrientes que trae mareos, cansancio, estreñimiento o diarrea, dolor de cabeza, anemias… (en el primer caso) y colesterol alto, hipertensión, grasa visceral (grasa que rodea los órganos internos), diabetes (en el segundo caso)… como efectos secundarios leves.
En esta sociedad estresada en la que vivimos, tanto si se quiere adelgazar como engordar lo que se busca es que sea en un tiempo récord ya que, claro, no estamos para perder el tiempo pero es curioso que SI lo perdemos para descuidar nuestra salud ya sea en exceso como en defecto y en estos casos nos importa un pimiento ya que le damos más importancia al aspecto físico externo que a nuestro físico-orgánico-energético interno.
Respecto a estos mitos tengo que decir que es posible, y no imposible, adelgazar y engordar comiendo con salud y sin carencias nutricionales. Por mi experiencia lo he podido comprobar con casi todos mis clientes que se han nutrido principalmente con buenos cereales integrales, proteínas de fácil digestión y de buena procedencia (sin excesos o nada de carne roja) así como verduras, algas y con buen aceite de oliva virgen extra primera presión en frío. Una ingesta sin excesos para unos, ni restricciones para otros, les ha llevado a su peso individual, es decir, los que estaban delgados han recuperado su peso y los que estaban con kilos de más, los han eliminado llegando a estar y sentirse más equilibrados. No soy afín a las dietas severas ni a toda la parafernalia propagandística y mediática que hay respecto al ‘cuerpo 10′. Tenemos dietas hasta en la sopa, cada día salen más como los champiñones y tampoco soy partidaria de cebar a grasa saturada por un tubo a una persona delgada para que malengorde. Aunque me dedico a la nutrición no suelo trabajar con gente que quiera adelgazar o engordar sino que quiere aprender a nutrirse después de años de ‘agredir’ a su cuerpo (al principio sin ser consciente de ello) y, de rebote, eso le lleva a recuperar su verdadero peso individual y, lo más importante para mi, su salud.
Me estoy refiriendo a personas sanas ya que hay muchos que están delgados porque sus órganos de absorción no funcionan correctamente o gordos porque sus órganos de eliminación son bastante perezosos. Aquí, además de la alimentación, tendríamos que abarcar otros factores pero que en este artículo no me explayaré en desarrollarlos.
‘Algunas personas que pasan hambre para adelgazar o que comen menos experimentan un aumento de peso, mientras que los que llevan una alimentación equilibrada pierden grasa sobrante. Esto es porque el hecho de pasar hambre debilita el Bazo que no puede transformar y transportar adecuadamente la comida y bebida y esto conduce al aumento de peso. Si se comen los alimentos apropiados, el Bazo es fortalecido, transforma y transporta los alimentos y bebidas adecuadamente, y esto conduce a la pérdida de peso.’ G. Maciocia.
Resumiendo, muchos que empiezan terapia conmigo me preguntan si no engordarán comiendo cereal integral todos los días y otros, si no adelgazarán al no haber comida ‘grasienta’, menos mal que los relajo y luego por si mismos se dan cuenta de que todo es pura ficción mediática y que no hay nada de cierto en lo que predica la televisión y la industria alimentaria y, por supuesto, la farmacéutica, que no se nos olvide esta última hace un gran papelón con sus batidos y mejunjes, tanto para engordar como para adelgazar, aunque ya tiene competencia en la dietética. ¿Y qué pasa con la dietética? Pues que aprovecha todo este cotarro para subir precios (unos suben precios y otros suben kilos…). Aquí no se salva ni el apuntador.
Veamos qué nos cuenta Wikipedia sobre ello:
‘La palabra ortorexia deriva del griego orthos, que significa justo. Esta enfermedad ha sido investigada por un médico que practica la medicina alternativa, Steven Bratman, quien aventuró algunos criterios diagnósticos a través de preguntas como “¿Su forma de comer lo aísla de los demás?”, “¿Se siente culpable cuando come algo no permitido por sus convicciones dietéticas?, o “¿Se preocupa más por la calidad de los alimentos que por el placer de comerlos?”.’
Ahora resulta que el hecho de cuidarnos y preocuparnos por lo que comemos puede llegar a ser una obsesión enfermiza.
‘Esta nueva enfermedad, cada vez más patente en las sociedades occidentales, tiene como precedentes la obsesión por las dietas, el culto al cuerpo y el miedo a la comida tratada con productos artificiales. La diferencia entre anorexia y ortorexia es que la primera está relacionada con la cantidad de comida ingerida y la segunda hace referencia a la calidad de los alimentos que se toman. La ortorexia se define como la obsesión patológica por consumir sólo comida de cierto tipo: orgánica, vegetal, sin conservantes, sin grasas, sin carnes, o sólo frutas, o sólo alimentos crudos. La forma de preparación -verduras cortadas de determinada manera- y los materiales utilizados – sólo cerámica o sólo madera, etc.- también son parte del ritual obsesivo. Las personas ortoréxicas recorren kilómetros para adquirir los alimentos que desean pagando por ellos hasta diez veces más que por los ordinarios –un kilo de peras a salvo de plaguicidas supera los seis euros–; si no los encuentran o dudan de su inmaculado origen, prefieren ayunar; huyen de los restaurantes y rehusan invitaciones para merendar en casa de los amigos por no saber qué les van a ofrecer. Cuando incumplen sus propósitos, les embarga un sentimiento de culpa que desemboca en estrictas dietas o ayunos.’
¿Te sientes identificado con la mayoría de lo que dice el párrafo anterior? Entonces, querido amigo, según los expertos eres ortoréxico compulsivo y puedes dañar a tu salud e incluso producirte la muerte. Vamos, yo te calificaría como un suicida orgánico alimentario…
‘Suele manifestarse en personas con comportamientos obsesivo-compulsivos y predispuestas genéticamente a ello. Introducen en su dieta sólo alimentos de origen natural, probióticos, cultivados ecológicamente, sin grasa o sin sustancias artificiales que puedan causarles algún daño. Paradójicamente, este comportamiento en vez de evitar el trastorno, llega a provocarlo. Características más visibles de un ortoréxico: Obsesión desordenada para comer alimentos sanos (naturales); suelen ser personas con comportamientos obsesivo-compulsivos y los que han sufrido anorexia nerviosa tienen predisposición a padecerla; excluyen de la alimentación carne, grasas y alimentos tratados con herbicidas o pesticidas; pueden tener carencias nutricionales; nunca se saltan su dieta, ni siquiera en ocasiones especiales’.
Intuyo que todo viene de la misma fuente: La industria alimentaria. Su imagen cada vez está más deteriorada y para no perder fieles seguidores tiene que ‘montar’ ciertos estudios ‘científicos’ para seguir con credibilidad y conseguir que la sociedad siga confiando y creyendo que la comida que nos vende es la comida normal. Preguntas típicas: ¿Tú ya no comes ningún tipo de alimento normal?; ¿Ya no volverás a comer nunca normal?… Nos siguen comiendo el tarro para que sigamos creyendo que los que ya no quieren saber nada de hipermercados, supermercados y grandes superficies, no son personas que están en su sano juicio. Increíble pero cierto y con todo esto quieren conseguir que me autoconvenza de que estoy loca de atar y que, por supuesto, necesito tratamiento psiquiátrico con urgencia ya que llevo más de dos décadas consumiendo alimentos sin pesticidas y sin pisar ciertos restaurantes, entre otras características del ortoréxico.
Es patético cómo aún son muchos los que creen que realmente tenemos un problema y eso es lo que hace que la industria alimentaria y la farmacéutica tengan tanto éxito mediático porque lo que dicen ellos va a misa, y hablando de misa, tal vez la Iglesia también tenga algo que ver, tal vez la hostia consagrada (hecha con harinas blancas de trigo) tendría que ser hecha con harina integral y si pudiera ser de espelta mucho mejor, si, gracias, si, porque ya son muchos los ortoréxicos católicos apostólicos…
‘Los síntomas y consecuencias de la ortorexia nerviosa pueden incluir obsesión con la alimentación saludable, desnutrición y la muerte por inanición. Las personas que padecen esta enfermedad suelen tener distintas concepciones de diferentes tipos de alimento. Los productos que contienen conservantes o aditivos alimentarios suelen ser considerados “peligrosos”, los alimentos producidos industrialmente “artificiales”, y los producidos biológicamente “saludables”.’
Si, deber ser que soy una ortoréxica practicante hasta la médula ya que prefiero comer alimentos sin aditivos que con pesticidas y si pueden ser biológicos, mucho mejor. Y por cierto, prefiero que mis meriendas prefiero sean nutritivas, así que descarto cualquier invitación de bollería industrial… Creo que en breve los psicólogos llenarán sus consultas de ortoréxicos, otro gran negocio.
Si, estoy loca de atar pero lo prefiero a tener que enfermar por comer basura que es lo único que nos ofrece la industria alimentaria sin pensar en absoluto en el ser humano sino en su bolsillo.
Salud y Buenos Alimentos Ortoréxicos.
Yo Isasi
www.nutricionencasa.com