Pero ¿Que hace al alcohol, al tabaco, la cocaína, el chocolate o a cualquier otra sustancia adictiva tan deseables para nosotros?
Todos sabemos de los efectos perjudiciales que las sustancias adictivas tienen sobre nosotros pero todos somos adictos a algo. Pues bien, además de una cuestión social (Ej. Si fumo molo, si bebo soy mas simpático o si tomo coca demuestro mi poder adquisitivo) existe otro componente más importante. Todas estas sustancias estimulan los mecanismos cerebrales del refuerzo positivo, además, la mayoría de ellas también reduce las sensaciones desagradables, algunas de las cuales se deben a la acción de ellas mísmas (si consumimos se nos pasa el mono).
Esta estimulación es la clave: Los efectos reforzantes prevalecen sobre la consciencia de los efectos negativos de la droga. No podemos resistirnos porque nos hace sentir bien y eso refuerza nuestra conducta.
¿Qué pasa cuando dejamos de consumir la sustancia?
Entonces comienzan los síntomas de la abstinecia, que son de distinta gravedad dependiendo de la droga en cuestión. Pero cuando consumimos la sustancia la mala sensación producida por la abstinencia desaparece. Esto se llama refuerzo negativo. Una conducta que pone fin o reduce un estímulo aversivo, se verá reforzada.
Cuando una droga se deja de consumir largo tiempo, el adicto puedo experimentar a veces un ansia intensa por su consumo. Esto se debe a la activación del sistema dopaminergico mesolítico, lo que hace que nos acordemos al instante de la sensación placentera de consumir (ahora me fumaría un cigarro, jeje), lo que hace que los estímulos asociados con el consumo se vuelvan emocionantes y nos motiven, lo que nos incita a actuar.
En fin, cuando somos adictos estamos pillados por todas partes, pero se puede luchar para evitar el consumo. Un servidor es adicto al tabaco y lleva un mes y poco enfrentándose a su cerebro con éxito. En estos casos, nuestra fuerza de voluntad es nuestra mejor arma.
Ánimo.