Importante: si estás luchando contra una adicción, pide ayuda. Acude con un profesional de la salud que pueda sacarte adelante. No sigas el consejo de personas igual de desinformadas que tú porque será contraproducente. Pide ayuda y verás cómo es más fácil. La práctica Zen no sustituye a un tratamiento profesional, pero sí lo complementa.
En la práctica Zen no hay espacio ni tolerancia para cualquier sustancia o estímulo que nuble nuestro juicio. La realidad es por defecto tan maravillosa e inconmensurable, que se requiere una mente funcionando en su mejor capacidad para no obstaculizar ver las cosas sin juicios ni autoengaños.
Una mente intoxicada está impedida para la práctica budista profunda y es una vía segura a dukkha. Más al respecto en este post.
El entrenamiento Zen nos lleva a vivir con una mente cristalina por medio de la disciplina y la automoderación. Sin embargo, muchos de nosotros tenemos que vivir con la adicción como un fantasma que nos acecha todo el tiempo. Cuando uno admite que se es propenso a la adicción, esta siempre está latente en nuestra vida.
Como adicto a los carbohidratos y ex-obeso en eterna etapa de mantenimiento, la ansiedad por comer siempre está en mí. Por casi 40 años viví con la mente entumecida, deprimido, aletargado y enfermo por mi incapacidad de controlar la adicción. Uno pensaría algo como “pero si solo era comida, pudiste ponerte a dieta”. Pero no funciona así. La comida de mala calidad es tan dañina y adictiva como cualquier otra sustancia.
Una adicción a los químicos, pornografía, sexo, juegos de video, música, deportes; sigue siendo una adicción e intoxica la mente.
La buena noticia es que la práctica Zen te da herramientas para entender y para abrazar esta condición de la vida.
A diferencia de otras filosofías, nosotros no negamos nuestra condición humana. A veces hay adicción, a veces hay ira, a veces tristeza. Todo ello es parte de lo que eres y lo aceptamos.
La constancia en Zazen y apoyados en la Triple Joya (Buda, Dharma, Sangha) podemos ver cómo la ansiedad y el antojo nacen dentro de uno, justo como nacen otros pensamientos. De hecho, el antojo/ansiedad tiene la misma naturaleza que los pensamientos; nacen, llegan, quieren tomar el control, y si no los alimentas, se esfuman.
El punto es que no les damos la vuelta a los pensamientos de adicción, los aceptamos. Al vivir con los Preceptos del Buda guiando tu vida, cada vez será más difícil que la adicción gane terreno.
Tenemos Cinco Preceptos Laicos:
- Respetar la vida en toda mi capacidad.
- No tomar lo que no se me ha dado libremente.
- Comunicar de manera amable, veraz y útil.
- No hacer mal uso de la sexualidad.
- No intoxicar la mente.
Todos son importantes y están diseñados para que nuestra experiencia de vida sea compasiva y útil para la vida.
El Quinto Precepto nos habla de que en el Zen cultivamos una mente clara, lo más libre de juicios, opiniones y venenos posible. Es un trabajo cotidiano, difícil. Pero poco a poco es más y más fácil.
Entonces la urgencia por intoxicar la mente siempre está para una persona propensa a la adicción. Con los años de práctica budista es posible soltar los pensamientos de ansiedad por el consumo, en lugar de alimentarlos.
A diferencia de otras escuelas de budismo, en el Zen no rechazamos esta parte de nuestra personalidad. La reconocemos, la entendemos y no la subestimamos.
Finalmente, el Buda dijo que la única forma que tenemos de que la serpiente no nos muerda, es no entrar a su nido.
Si estás lidiando con controlar una adicción, ¿qué haces rodeado de personas que te pueden llevar hacia abajo?
El Zen es una gran ayuda para un tratamiento provisto por un profesional de la salud. Sé responsable y pide ayuda.
Vivir con una mente clara es mucho más agradable y sostenible que 1,000 sustancias.
En el próximo post hablaré de algunas prácticas y tradiciones que pueden ayudarte a salir de la adicción.