Todos tenemos adicciones pequeñas o grandes.
Una adicción es algo que hacemos repetida y compulsivamente, sin poder evitarlo, a sabiendas de que no nos beneficia o que es destructivo.
Una adicción es algo que hacemos para evitar enfrentarnos a una INTENSIDAD.
Como intensidad se entiende una emoción, dolor, problema o sensación desagradable que intentamos evitar en piloto automático.
Consumimos para bajar la intensidad de un momento o para elevar la energía que esa intensidad consume.
A veces nos quedamos atrapados entre varias adicciones. Usamos unas para bajar la intensidad y calmarnos. Usamos otras para elevar la energía y motivarnos cuando hemos bajado demasiado.
Las adicciones graves suelen ser el único modo que se ha encontrado de regular una intensidad crónica: un trauma, la sensación de no quererse a uno mismo, la sensación de no ser suficientes, la sensación de no recibir amor, la falta de esperanza en el futuro.
Una vez que nos enganchamos a algo, las intensidades que nos llevaron a ello, se quedan pequeñas y se hiperenfocan a evitar una única intensidad. Organizamos la vida alrededor del evitar llegar a la intensidad de la abstinencia.
Las drogas duras y el tabaco y las relaciones suelen provocar intensidad de abstinencia elevada.
La comida, como es precisa para vivir, no nos permite eliminar la intensidad soportándola durante unos días para después continuar más o menos normalmente. Hay que regularla y es difícil.
Cuando estamos intentando resolver una adicción, a menudo recurrimos a otro estímulo o sedante de sustitución. Muchos fumadores, cuando intentamos dejar de fumar, subimos de peso porque ingerimos más, por ejemplo.
Pero en general, cualquier cosa que queramos dejar de hacer sin poder es una adicción y el primer paso es investigar el patrón.
¿Qué sientes justo antes de pensar en consumir o llevar a cabo la adicción?
¿Qué pasa si eliges posponer el consumo o no consumir?
¿Qué sientes? ¿En qué parte del cuerpo?
¿Qué piensas? ¿Qué piensas sobre tí mismo?
¿Qué te dices mentalmente que TIENES que hacer o NO HACER?
¿Lo haces en secreto? ¿Lo haces con otros?
¿Por qué a solas? ¿Por qué con otros?
¿Qué pasaría si decidieras enfrentar lo que intentas evitar?
¿Cuáles son las consecuencias de tu adicción para ti y para los que quieres?
¿Cómo afecta negativamente a tu vida?
¿Cómo afectaría positivamente a tu vida dejar la adicción?
¿Qué te da la adicción que no estés pudiendo obtener de otras fuentes?
¿Qué te hace sentir que no puedes sentir si no consumes?
¿Cuál es la energía de tu pensamiento cuando piensas en consumir: lenta, aburrida, pesada, desmotivada o rápida, tensa, incontrolable, al borde de la ansiedad?
Una vez que explores estos aspectos, ayudará mucho
Beber mucha agua
Comer a horarios regulares.
Una buena pauta de descanso y sueño.
Encontrar a alguien que pueda escucharte a diario, en quien confíes lo bastante como para abrirle el corazón a lo que realmente sientes, piensas y eres, sin secretos.
Encontrar algo que te ilusione, apasione, ocupe o entretenga y que aporte intensidad positiva para poner tu atención en ello.
Vivir momento a momento. Elegir momento a momento. No consumir es ELEGIRTE. Elegir una vida mejor, bajo tu control. ELEGIR VIVIR MEJOR.
Aprender a relajarte y respirar conscientemente, aprender a manejar saludablemente el estrés en tu vida. Hacer cosas que te hagan bien y te relajen.
Tomar un multivitamínico y un complejo vitamínico B. El cerebro sufre un desgaste en la abstinencia y hay que ayudarle.
Los fumadores, mucha agua, zumo de zanahora y vitamina C.
Encontrar un grupo de apoyo gratuito, aunque sea por Internet.
Señalar con cruces rojas y grandes tus días sin consumo en el calendario y premiarte con algo sano cada 7 días.
Aprender a aceptarte y aceptar tus emociones y experiencias como lo que son, sin juzgarlas.
Dejar de juzgar lo que eres, haces y sientes
No dejar que un resbalón (volver a consumir) se convierta en recaída.Perdonarte las caídas y recaídas.
Volver a comprometerte las veces que haga falta con la elección de tu bienestar por encima de evitar la intensidad negativa.
Empezar una vida de cero.
Aprovechar el proceso de soltar la adicción para empezar toda tu vida en limpio.
No ver errores, sino cambios de dirección y nuevas opciones.
Dejar de imponerte cosas (TENGO QUE. DEBERíA) y empezar a elegir.
Me elijo a mí. Elijo vivir.