Adios Pediatría social (Sociedad)

Por Pedsocial @Pedsocial

El XXIII Congreso de la Sociedad Española de Pediatría Social, celebrado en Terrassa el fin de semana pasado iba a proporcionarme una sorpresa y, como tal, inesperada, que afecta a este blog.

Acudí al congreso por invitación específica y generosa de la presidenta del evento, a quien anuncié que lo que me interesaba era participar en la Asamblea general convocada para el viernes por la tarde. Mi intención era aportar las estadísticas de funcionamiento del blog y, al tiempo, recordar su existencia y mi ánimo de continuar publicándolo. Amablemente el secretario accedió a dejarme un espacio en el punto del orden del día sobre las actividades de la Sociedad durante el pasado ejercicio donde, por cierto, pude comprobar que no constaba referencia alguna al blog. Tal cosa no me extraña porque, siendo una actividad que no representa costes ni esfuerzos a la Sociedad y formando parte del universo virtual de la Internet, es comprensible.

Cabe añadir que hasta ese momento la asamblea había consistido en una pormenorizadísima relación de la cuentas de la sociedad, debidamente sometidas a una auditoría realizada por un oficialísimo organismo estatal gestor de cuentas, con todos los sellos y certificaciones. Bastante impresionante para mis pobres recursos intelectuales en temas de economía y gestión. Pero que a la hora de proponer el presupuesto para el ejercicio del 2018, se redujo a que se ingresan 3000 eurillos por las magras cuotas de los socios, que se debatió incrementar, más 34.694 euracos de subvención del Ministerio de Sanidad, Servicios sociales e Igualdad. La cantidad resultante de la suma se pretende gastar la mayor parte en los necesarios gastos administrativos y de secretaría, y unos 18.000€ restantes en la organización de cursos, jornadas y conferencias. La asamblea asintió a las cuentas y las propuestas, con la única discreta discrepancia de un miembro joven de la misma, algo preocupada y hasta un poco escandalizada de la cantidad destinada a cursos y demás, acostumbrada a realizar ese tipo de actividades en su ámbito profesional sin coste alguno. Loable voluntarismo.

Cuando se me cedió el turno de intervención,comencé y en alusión a lo anterior, que el blog no costaba ni un maravedí y que estaba abierto a todos los socios, aunque la participación era escasa. En el relato estadístico ofrecí lo siguiente:

Nº de entradas o artículos (posts) desde su inicio ………………  818

En 2016…..………………..   93

En 2017 (hasta hoy)…….   80

(casi 2 por semana)

Nº de visitas 

En 2016………………….37.799

En 2017………………….43.218

Seguidores (que reciben un email con cada post) ………………  835

Origen de las visitas: La mitad, más o menos, de España. Un 20% de Estados Unidos y casi lo mismo de Mèxico. Y el resto de los países sudamericanos de habla hispana, más un puñado de Brasil y otros tantos de algunos países europeos.

Los posts” más visitados en 2017 han sido el dedicado al derecho de los niños a su propia imagen, con más de 10.000 visitas, seguido del dedicado a las Enfermedades raras, con unas 5000, pero que como se publicó hace tiempo, repite cada año como muy visitado.

Interpelado por un asistente que quería saber como se encontraba el blog en la Internet, al contestarle mencioné que, además de encontrarlo en cualquier buscador, Google, Yahoo, etc. la junta directiva incluía un enlace al blog en la página web de la sociedad.

Y ahí es cuando surgió la sorpresilla. Desde la mesa se me dijo que la junta directiva había decidido suprimir el blog. Algo inquieto, pregunté el motivo y se me dijo que “se habían recibido presiones…”. Al preguntar que por parte de quien, siendo el blog abierto a comentarios y siendo esta la primera noticia, se dijo que por parte “…del otro lado del Ebro (sic!)”. Y que era una medida temporal hasta que “… se haya pasado esto…”

Por favor: volved a leer el párrafo anterior.

Tengo una edad que, bajo cualquier criterio, se puede considerar avanzada, justo en la raya de los tres cuartos de siglo. Y 50 años de profesión, remunerada desde 1964, y dedicación exclusiva a la Pediatría. He vivido y ejercido en cinco países (y tres comunidades autónomas) y media docena de hospitales. He participado en la fundación de tres sociedades científicas y he sido miembro activo de seis. He presidido varios congresos y participado en docenas. Quiero decir que una cierta experiencia de la vida profesional social ya he podido acumular. A estas alturas puedo decir sin reparo que estoy de vuelta de casi todo. Pero algo que entiendo mal es la injerencia de la política en una profesión como la nuestra.

El blog Pedsocial, com más de ochocientas entradas, ha tratado de casi todo lo que tiene que ver con la salud de los niños desde el punto de vista social. Como tal publicación periódica suele haber referencias a la actualidad, porque vivimos en el siglo y en el mapa. No podemos esperar, como en cualquier publicación, que todo el mundo esté de acuerdo con lo que en la publicación se expresa. Y para eso está la opción de los comentarios, que nunca he sido opuesto a las críticas, de las que siempre se puede aprender. Lo que no soporto es la censura. Por eso me sorprende que los textos hayan podido molestar, levantar inquietudes y promover censuras. Los textos se rebaten con argumentos. O, simplemente, se ignoran. Que algunas desconocidas, anónimas y misteriosas fuerzas hayan ejercido “presiones” sobre la Junta Directiva de la Sociedad y que no hayan tenido el mínimo cuajo de contraponer sus libérrimas opiniones a lo que se escribe en el blog, me parece inaudito. Especialmente cuando el ámbito es el de la salud y los derechos de los niños, algo que se me antoja universal, benéfico y hasta inocente, a diferencia de temas de altas discrepancias como la política o el fútbol, donde las pieles suelen ser finas y los ánimos fácilmente excitables.

De ahí que haya dado en interpretar que, por lo que se me dijo “del otro lado del Ebro” y de que se haya pasado “esto”, de lo que se está hablando es de que quien escribe el blog, o sea yo, es catalán y lo hace desde Cataluña, “esto” siendo el actual conflicto entre Cataluña y el estado español.

Tal da en reconocer que Cataluña y España son dos entes diferentes y que si algo se hace desde Cataluña no encaja en una sociedad “española”. O que quien esto escribe pertenece a un colectivo extraño a la españolidad de la SEPS. Y eso está en el límite de la xenofobia. Si de algo se quejan los independentistas catalanes es de que se les trate como “otros”, y que ello incluya desprecios, denuestos e insultos, simplemente por hablar un idioma milenario y plantearse decidir su futuro como pueblo, legalidades aparte pero legitimidades incontestables.

En esa tesitura, y para concluir el relato, me dirigí a la mesa que presidía la asamblea diciendo que no es que ellos prescindieran del blog, sino que yo (y el blog) prescindiría de la Sociedad, y a otra cosa. Recogí mis papeles y me despedí.

Los cambios en el blog son puramente formales. Los motivos de los cambios ahí quedan explicados. Por cierto, la publicación multilingüe mantiene la aceptación del blog: en los dos días desde que se publicó, en inglés, la última entrada sobre el Día Mundial de los Derechos del Niño, el blog ha recibido 380 visitas, algo más de la media habitual.

Aquí seguimos.

X. Allué (Editor)