No podemos negar el peso que se le otorga a la edad en el tiempo en el que nos ha tocado vivir. Hay momentos clave en los que a una persona, por el hecho de cumplir una edad concreta, le suceden cambios y puede empezar a hacer cosas que antes no podía: hablar, votar, conducir, estudiar, trabajar, jubilarse… Además, tu familia, por cultura o tradición, suele esperar de ti que a determinada edad hayas alcanzado ciertas metas u objetivos vitales: casarte, tener hijos, independizarte, hacerte un plan de pensiones…
Por toda esta presión social, cultural, biológica y familiar algunos homo sapiens han desarrollado una extraña mutación en los genes responsables de la madurez. En unos casos la retrasan o anulan y en otros la potencian al 200%. El resultado es la aparición de 2 subespecies nuevas de humanos: los adultescentes y los viejóvenes. Vamos a revelar, en este post, las diferencias entre ellos y sus peculiaridades más destacadas.
Índice
- ¿QUÉ ES UN ADULTESCENTE?
- ¿QUÉ ES UN VIEJOVEN?
- ASPECTO FÍSICO:
- LENGUAJE y COMUNICACIÓN:
- ÁREA SOCIAL:
¿QUÉ ES UN ADULTESCENTE?
La persona adultescente es aquella que en el momento en el que alcanza la adolescencia ya no la vuelve a soltar jamás. Y con el paso de los años, en lugar de envejecer, rejuvenece como por arte de bótox. Es el síndrome de Peter Pan y la crisis de los 40, todo mezclado en un mismo ser.
Ejemplos conocidos de adultescentes podrían ser Alaska y Mario, Leticia Sabater o María Teresa Fernández de la Vega.
¿QUÉ ES UN VIEJOVEN?
Un viejoven, durante la transición de la niñez a la juventud, sufre una metamorfosis repentina que le empuja a comportarse, vestir y hablar como si del mismísimo Antonio Gala se tratara. Muchos padres de viejóvenes acuden a nuestra consulta para superar el trauma inicial…
Un ejemplo claro lo tenemos en el pequeño Nicolás (Fran para los de Gran Hermano VIP) y en otro extremo, pero en la misma línea conceptual, estaría Íñigo Errejón.
Vamos a ir concretando las áreas y características que le son propias a uno y otro espécimen.
ASPECTO FÍSICO:
El adultescente es un cazador de tendencias y siempre viste a la última. Extensiones color rosa, uñacas postizas en forma de garfio, piercing en la nariz a lo toro, un par de tatoos tribales (de esos que el chino de debajo de casa te asegura que pone tu nombre y apellido, pero nunca tienes la certeza de que así sea…)
Entonces, cualquier adultescente podrá fácilmente mimetizarse en una panda de veinteañeros y sólo los ojos más expertos o unos rayos de luz desafortunados apuntándole directamente a las patas de gallo podrán desvelar su verdadera edad.
Por su parte, el viejoven, totalmente inmune a los gustos colectivos de su generación, pasará de largo de la planta joven para imbuirse de lleno en los cánones estéticos que dictan las firmas más prestigiosas de la sección de señoras y caballeros de El Corte Inglés. Sus complementos preferidos van desde el reloj de bolsillo hasta el pañuelo de tela atado al cuello, pasando por el monóculo (en los casos más extremos), la chistera y el bastón.
LENGUAJE y COMUNICACIÓN:
El vocabulario del adultescente no entraña gran complejidad, pero eso sí, hace gala como nadie del empleo de neologismos y anglicismos recién acuñados en el María Moliner. Vocablos como “personal trainer”, “gym”, “lol” y “Sunny delight” no pueden faltar en su jerga cotidiana.
Pero en casos graves de adultescencia tardía y conforme se dilata la distancia generacional, el adultescente corre el riesgo de quedarse totalmente desactualizado. Así, podremos tener la ocasión de escuchar de sus propios labios expresiones que todos habíamos enterrado en las profundidades de nuestro subconsciente: “guay del paraguay”, “mola la gramola”, “chachi piruli, Juan pelotillas” y “ a tope con la COPE”.
Un viejoven, por su parte, muestra un lenguaje mucho más rico e imbricado. No escatima en el uso de las perífrasis verbales y es capaz de meter en una frase con sentido las palabras “catarsis”, “transmigración“ y “epistemológico” – ¿de qué estábamos hablando? –
Un consejo: nunca apuestes contra un viejoven al Trivial. ¡Ruina!
ÁREA SOCIAL:
Al adultescente medio lo encontraremos pasando el rato de fiesta en fiesta y jugando al “yo nunca” consigo mismo. Tendrá perfiles en todas y cada una de las redes sociales que existen. Es el típico que en Facebook tiene 1800 “amigos” y en la vida real bastantes menos. Sigue a todos los famosos de la parrilla nacional y su máxima aspiración en la vida es llegar a tronista de MYHYV.
El viejoven, en cambio, no se siente cómodo en la era digital. Es un gran amante de los utensilios sin cables, así que no te sorprendas cuando por tu cumpleaños te regale una pluma Parker y espere que la utilices (advertido quedas…). Reconocerás a un auténtico viejoven porque no tiene Whatsapp o directamente no usa el móvil, con lo que si entras en su círculo de amistades estarás condenado a volver a los sms y llamadas al fijo si quieres comunicarte con él.
El viejoven en es una persona de contacto “face to face” y pasa sus ratos de ocio en cafés-tertulia comentando los asuntos de actualidad que mayor relevancia tienen para la sociedad en general; como quién es el autor del libro de Ana Rosa Quintana, cómo pudo ser que Rosa López no ganara Eurovisión en su año o quién estuvo mejor en el debate de La Uno “Sánchez-Rajoy”.
ESTILO DE VIDA:
Como era de esperar, todo adultescente que se precie, tiene que vivir con y de sus padres. Es el último de los hijos en abandonar el nido (aunque sea el primogénito) y cuando lo hace se traslada a un piso compartido de estudiantes, generalmente, Erasmus; que terminan creyendo que en España se fomenta eso de la formación permanente (¡ilusos!) El adultescente tarda una media de 20 años en sacarse el carnet de conducir, suele empezar 5 o 6 carreras pero no termina ninguna. Al final se gana la vida con la paga semanal, que le dura hasta el cobro de la herencia.
El viejoven es todo lo contrario en este sentido. Con 12 años ya se sabe de memoria el código de circulación, el código civil y el código Da Vinci. Con 16 pide la emancipación voluntaria de sus padres y lo primero que hace con su primer sueldo es pasarse por el banco para firmar la hipoteca. Suele decorar sus casas con mármol crema marfil y figuritas de Swarovski. En el hogar de un auténtico viejoven no puede faltar jamás un retrato familiar al óleo 2 x 2 (o en su defecto, un bodegón), cortinas de terciopelo granate y un láser disc (sí, amigos de la ESO, existieron).
Hasta aquí el análisis de estas 2 subespecies.
Querido lector, seguro que conoces a alguien que se ajusta a la definición de adultescente o viejoven, ¿nos lo cuentas en un comentario?
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Sira Sánchez
Psicóloga. Mi campo laboral se ha centrado en la orientación educativa, en la enseñanza pública desarrollando funciones de jefatura del Departamento de Orientación. Actualmente dirijo el área educativa y de orientación en WebPsicólogos.Latest posts by Sira Sánchez (see all)
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