Hoy, en nuestra sección "clásicos de la gestión sanitaria" vamos a hablar del afán por cambiarlo todo. Muchos directivos y jefes creen que la única forma de dejar huella en la organización sanitaria es cambiando las cosas, usando para ello una estrategia de gestión del cambio muy en la línea de Kotter o incluso de "¿Quien se ha llevado mi queso?".Y olvidan que llegar a una organización sin conocerla a fondo y promover un cambio radical en poco tiempo no suele salir bien. Y olvidan que la información para gestionar adecuadamente el barco la tienen los profesionales y quizás sea conveniente escucharles antes de romper los platos. Claro, y llega un cambio casi a ciegas (nuevos jefes, nuevas estructuras, nuevos procesos) basado más en las voces políticas que en la propia percepción o en la realidad del centro, y pasa lo que pasa. Y olvidan que muchas veces, los que les asesoran tienen objetivos propios, muy diferentes a los del nuevo directivo/jefe y muy separados de los que necesita la organización (y sus profesionales, y la población a la que asiste). Y mientras, Lampedusa sonríe horrorizado al comprobar que la historia se repite... y todo cambia para seguir igual.