Escribir una entrada sobre agujeros negros puede ser peligroso. Primero porque son unos objetos tan curiosos que atraen a todo el mundo, además de ser en muchas ocasiones clave para historias de ciencia ficción. Segundo porque yo no soy un experto mundial en agujeros negros: mi tema de investigación es la formación estelar en galaxias. Tercero, porque uno puede empezar a hablar y hablar, bueno, a escribir y a escribir, buscar referencias y citar trabajos previos (sean de divulgación o científicos) y nunca parar. Por eso voy a intentar hacer esta historia breve y concisa. Espero clara también.
Un agujero negro es un objeto tan masivo y compacto que la velocidad que necesitas para salir de él es mayor que la velocidad de la luz. Como nada en este Universo (al menos con la Física que tenemos ahora, y no me vengáis con los taquiones) puede superar o (en el caso de una partícula material) incluso alcanzar la velocidad de la luz, un rayo de luz que pudiera emitir este tipo de objetos volvería a caer hacia dentro, no volvería a salir. Nada puede salir. De ahí que se designaran "agujeros negros". Estos cuerpos son muy importantes tanto a la hora de entender la evolución de las estrellas masivas, como la propia evolución de las galaxias, e incluso la Cosmología.
Atendiendo a su masa, existen dos tipos básicos de agujeros negros. Por un lado tenemos agujeros negros que se han creado después de la muerte de las estrellas más masivas como supernovas. Estrellas que tuvieran una masa inicial de más de 25-30 veces la masa del Sol, después de quemar su combustible a un ritmo alocado en escasos millones de años y explotar como supernovas, terminan convirtiéndose en un agujero negro porque lo que queda del núcleo de la estrella muerta se ha condensado a un tamaño tan pequeño (kilómetros) y es tan masivo que ni la luz puede escapar de él. Estos son los agujeros negros estelares, los clásicos de toda la vida.
Pero existen otro tipo de agujeros negros: los que habitan en el centro de las galaxias. Estos objetos son unos verdaderos monstruos, tienen más de 1 millón de veces la masa del Sol, en algunos casos incluso alcanzando los miles de millones de masas solares. Son agujeros negros galácticos o agujeros negros súper-masivos. Estos objetos negros son los que "activan" los cuásares, las radiogalaxias, y otros tipos de galaxias con núcleos activos. Tienen una importancia vital a la hora de entender la evolución de las galaxias, dado que pueden hacer suprimir la formación estelar en las galaxias que los albergan, al destruir o expulsar lejos el gas que se necesita para crear nuevos soles. Nuestra propia Galaxia posee un agujero negro súper-masivo, justamente hoy ESO publica una nota de prensa que tiene como protagonista a este objeto.
La pregunta es ahora: si hay agujeros negros de baja masa (agujeros negros estelares) y agujeros negros súper-masivos (agujeros negros galácticos), ¿existen los agujeros negros de masa intermedia? Deberían existir tales objetos, porque la hipótesis que se tiene de la creación de los agujeros negros súper-masivos es por la acreción de millones de agujeros negros estelares. Pero los agujeros negros de masa intermedia (miles-decenas de miles la masa del Sol) son esquivos de observar. Pero recientemente se han encontrado evidencias observacionales de un agujero negro de masa intermedia en una galaxia. Este descubrimiento lo ha liderado mi amiga y colega Mar Mezcua (ahora en Harvard Centre for Astrophysics de Boston, aunque hasta hace poco estaba en el Instituto de Astrofísica de Canarias, donde realizó casi todo el estudio científico).
Y hasta aquí llego ahora, completaré esta historia más tarde, detallando este estudio y añadiendo las imágenes.
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