Aitor Ortiz. La arquitectura de la fotografía

Por Lasnuevemusas @semanario9musas

"La fotografía es el arte de la observación. Se trata de encontrar algo interesante en un lugar ordinario. Me he dado cuenta de que tiene poco que ver con lasc osas que ves y mucho con cómo las ves".

Elliott Erwitt "No intento documentar la arquitectura sino seguir otras experiencias desde ella. Lo que me interesa precisamente son esos espacios entre la representación y lo representado. Lo que, si no miramos con intención, no se ve a simple vista". Aitor Ortíz
Antes de presentar el proyecto Gaudí en la sala Kutxa Tabakalera de San Sebastián, su autor, el fotógrafo vasco (Bilbao, 1971), exhibe sus trabajos en la galería barcelonesa Senda, situada en el corazón de la ciudad.

La exposición comprende cuatro series: Net (2012), Noúmenos (2013), Umbral (2014) y Amorfosis (2016), que recientemente se pudo contemplar en el Museo de la Universidad de Navarra, situado en Pamplona, y que se titulaba La Memoria Trazadora.

La galería Senda nació en 1991, fundada y dirigida por Carlos Duran que, junto con su socia y gerente Chus Roig, desarrollan una labor de promoción del arte de vanguardia muy importante, tal como se puede comprobar por su continua presencia en ferias internacionales, como por ejemplo, ARCO, LOOP Art Fair -una de las principales ferias de arte digital existentes en Europa, de la que Carlos Duran es uno de sus impulsores-, Art Bruxelles, ArBO Bogotá, Pulse Miami, Art Rio, SPARTE Sao Paulo y ARCO Chile. En sus salas han exhibido sus pinturas, esculturas, instalaciones, dibujos, grabados, etc., artistas destacados como Peter Halley, Gao Xingjian, Glenda León, Jane Hammond, Martin Chirino, Yago Hortal, Ana Malagrida, Jordi Bernardó, Antoni Miralda, Jaume Plensa, Guillermo Pérez Villalta y Ángel Mateo Charris, entre otros.

Aitor Ortíz se formó como técnico especialista en imagen y sonido.

Su primera exposición individual fue en 1999, en la galería Juan Manuel Lumbreras de Bilbao. Desde el año 2002 muestra sus trabajos en la Galeria Senda, así como en la galería madrileña Max Estrella, sala que lo representa desde hace veinte años en ARCO.

Ha expuesto en diversos ciudades y países del mundo como Madrid, Palma de Mallorca, Suiza, Alemania, Luxemburgo y Estados Unidos. De todos modos, sus exposiciones más destacadas han sido en el Museo Artium de Vitoria (2006), Museo Patio Herreriano de Valladolid (2009), Museo Guggenheim de Bilbao (2011), Sala Canal de Isabel II de Madrid (2013) y MUCAF (Museo de Arte Contemporáneo Gas Natural Fenosa) de A Coruña.

Ha obtenido diversos premios en certámenes de fotografía, entre ellos, el Primer Premio Villa de Madrid de Fotografía (1999), Gran Premio de Honor de la Bienal de Arte de Alejandría, Egipto (2001), Premio ABC de Fotografía (2002) y Premio de Artes Plásticas de Ciudad de Palma (2006). Obtuvo la beca LEONARDO de la Fundación BBVA con motivo del proyecto LINKS, que se contempló en la muestra La memoria trazadora, de Pamplona.

Entre otras colaboraciones fotográficas, documentó el proceso de construcción del Museo Guggenheim de Bilbao de Frank Gehry, durante el período 1995-1998, así como otras enormes construcciones arquitectónicas caso de las terrazas pétreas de la cantera de mármol negro de la localidad vizcaína de Markina y el viaducto de Millau, en el sur de Francia de Norman Foster.

Como es obvio, al artista siente una gran atracción por la arquitectura, tanto desde el concepto de espacio interior como del exterior, aunque también del objeto en sí que en todas sus composiciones fotográficas es importante creativamente. De hecho, su labor es "un proceso de interacción constante entre la representación y la percepción del espectador". Todas sus obras son en blanco y negro, siendo la mayoría de ellas tomadas verticalmente. Por ello, muchas de ellas las muestra en soporte tridimensional, ya que aparentan esculturas, tal como se puede ver actualmente en la galería Senda.

El artista sigue el hilo conductor de otras exposiciones celebradas en la galería, como por ejemplo Muros de luz (2008), en que a través de la fotografía digital sobre aluminio, existe un diálogo entre la fotografía, la escultura, la arquitectura y la luz, originándose un determinado paisaje arquitectónico, casi irreal, dentro de un ambiente escenográfico. Aquí, en cambio, muestra espacios virtuales a base de tramas y mallas, donde todo es apariencia y la realidad se encuentra en la percepción de cada espectador, tal como se puede comprobar en la serie Net, que son fotografías colocadas en una caja americana que, junto con Noúmenos (concepto filosófico de Kant que hace referencia a que un objeto "fenoménico" no pertenece a una intuición sensible, sino a una intuición intelectual), se aleja de alguna manera de "la temática arquitectónica evidente para centrarse en la naturaleza y autonomía de la fotografía".

En cambio, en la serie Umbral, donde se aprecian planchas de aluminio microperforado, sí que el espectador percibe la realidad de la propuesta a diferencia de las dos series anteriores, ya que solamente lo son visualmente, debido a que aparentan ser pequeños agujeros realizados ex profeso, aunque en realidad no lo son. Finalmente, en las pseudoesculturas fotográficas Configuración, de la serie Amorfosis, vemos a un grupo de ellas situadas al inicio de la exposición que, a modo de laberinto o de bosque, obliga al público que se adentra a la galería, a ir sorteándolas para llegar a la sala principal. Se trata de impresiones fotográficas sobre tubos de aluminio. Las imágenes se han tomado del hotel Mandarín de Pekín, así como del hotel Windsor de Madrid, después del incendio. Evidentemente, si nos acercamos a las obras, no sabemos si se trata de un hotel o de cualquier otra edificación.

A primera vista, se trata de fotografías de carácter abstracto geométrico que, si las viéramos a través de un ordenador o incluso directamente, pero a cierta distancia, pensaríamos que se trataba de pinturas monócromas. Por otro lado, "la reducción a estructuras sin referencias estilísticas crea la duda si el edificio se encuentra en fase de construcción o de degradación". Es evidente que el artista sabe combinar y fusionar perfectamente los diferentes aspectos, o más bien, las interioridades de la propia estructura del edificio o construcción representada, lo que significa que le interesa que el público que contempla sus creaciones abra su mente y se deje transportar por sus ideas para después poder desarrollar sus propias conclusiones.

Aitor Ortíz está preparando desde hace un par de años la serie Gaudí, que pronto se podrá ver en la sala Kutxa Tabakalera, donde se descubrirán algunos de los "secretos" que guardan los edificios en los que intervino el arquitecto catalán que, a lo mejor, no existen realmente, pero que el artista procurará demostrarlos, ya que según él se trata "de un proyecto que pretende huir de la visión figurativa y "fantástica" que se ha sobreexplotado en la difusión de su trabajo. La idea de mostrar espacios construidos, maquetas y detalles que, por su escala, desnudez o la incidencia de la luz aporten otra visión sobre su universo".

A diferencia de otros fotógrafos que suelen trabajar el retrato, el paisaje, la vida cotidiana, el mundo del deporte, los conflictos bélicos, los personajes famosos u otras temáticas, Ortíz lo hace desde una perspectiva muy diferente, ya que su trabajo no puede considerarse un paisaje urbano como tal, sino que de manera singular investiga, experimenta y va a la búsqueda de lo anecdótico o del detalle más insignificante que pueda existir a nivel arquitectónico, por lo que su obra se encuentra a medio camino entre la fotografía y la escultura, por ello sus pseudoesculturas, también son denominadas fotoesculturas.