Contribuyen a que añore mi infancia y las siestas veraniegas interminables en Marruecos, los niños mientras, nos dedicábamos a jugar y corretear por los patios sin apenas apreciar la maravilla en la estábamos inmersos. Siempre rodeada por tortugas y un fresco aroma a hierbabuena que ponía fin a la hora del descanso...
Y vosotros, ¿dónde jugabais de pequeños?