Una de las incoherencias que tiene la acción humana es esperar de forma ingenua que nuestros actos, siendo iguales, tendrán diferentes resultados en un futuro. Es evidente que los mismos actos suelen generar los mismos resultados, por ello, cuando nuestro rendimiento no es el esperado, debemos reflexionar sobre si nuestras acciones son las correctas.
Nuestras acciones deben estar subordinadas a los objetivos, su razón de ser es el logro de una meta superior. No debemos pensar que hay acciones buenas o malas en sí, sino que hay acciones adecuadas para lograr nuestros fines y acciones no adecuadas para ello. Si una acción no nos ayuda a lograr nuestra meta, cambiémosla.Alejandro Betancourt