"A la rueda la alcachofa
veinticinco por una orza
al pan duro, al pan duro
Que se vuelva ……… de culo."
Esta canción la cantábamos los críos jugando a la rueda, al que nombrábamos se tenía que volver y así sucesivamente hasta que todos quedábamos agarrados de la mano, dando vueltas, de espaldas......
Me viene a la mente no sólo la canción, sino viejos refranes a los que soy tan “dada”: “La alcachofa de Abril para mi, la de Mayo para mi amo y la de Junio para ninguno”...pero el que más me gusta es “En Abril, aguas mil, verdes crecen las habas y el alcaucil”
Así es como solemos llamar también a las alcachofas: alcauciles.
Ambos nombres proceden del árabe “al-kharshûrf” (alcachofa) y “al-qabsíl” (alcaucil). Aunque la actual alcachofera es una planta que procede del Noreste de África, era silvestre (cardos) pero ya la consumían los antiguos egipcios, las primeras referencias se tienen en los grabados y dibujos de las tumbas egipcias; también era habitual en la dieta de los romanos y los griegos, éstos últimos tenían un “mito” que explica que había una doncella muy hermosa llamada Cynara, de la cual se enamoró el dios Zeus, que decidió convertirla en diosa y llevarla al Monte Olimpo.
Pero Cynara echaba de menos a su familia y volvió a la tierra a visitar su hogar. Zeus, enfurecido y decepcionado, la convirtió en la primera alcachofa. De ahí su nombre científico Cynara.
Durante la Edad Media se fue introduciendo en Italia y España, parece que se mejoró el cultivo del cardo, más amargo, y fue en esta época, del cultivo sucesivo de los cardos como los horticultores poco a poco los transformaron hasta conseguir la alcachora tal y como la consumimos hoy en dia.
Esta es la mejor época del año para consumir las alcachofas malagueñas, la del terreno que podemos encontrar en nuestros mercados; hace unos días visitando el blog “Asopaipas” ví que las había preparado siguiendo los pasos de su suegra; él como buen andaluz, tiene unas increibles y magnificas recetas tradicionales, es por lo que me gusta visitarle, independientemente de su buen hacer gastronómico, con unas estupendas fotografías.
Me animó a hacerlas pero como las preparaba mi madre, rebozadas en huevo y harina.
Un rico aperitivo, un segundo plato acompañado de un huevo frito, formando parte de una fritura de verduras.........¿apetece?
¿Como las hice?
Retirar las hojas exteriores, cortar las puntas y el rabo de las alcachofas.
Enjuagarlas bien y cortarlas en cuatro trozos, escurrirlas y echarles un chorreón de limón a fin de que no ennegrezcan.
Cocerlas en agua durante diez o quince minutos, escurrirlas y secarlas con papel de cocina, salándolas al gusto.
Batir en un plato un huevo con un pelín de sal.
Pasar los trozos de las alcachofas por el huevo batido, posteriormente por harina y freir en abundante aceite muy caliente.
Colocarlas en papel de cocina para quitar el excedente de aceite.
¡¡ Buen provecho !!