Alergia al sol

Por Gabriel Giner @esaludcom

La alergia al sol es una reacción anómala de la piel ante una exposición a los rayos UVA o UVB. Sus síntomas, por ello, aparecen habitualmente en los meses más cálidos. Sin embargo, en personas especialmente sensibles estos se pueden manifestar en cualquier momento. Y es un problema que afecta a personas de todas las razas, especialmente a niños, jóvenes y mujeres.

La causa de esta alergia es aún desconocida. No se ha podido determinar por qué afecta a unas personas y a otras no, aunque en algunos casos sí se ha demostrado que hay factores hereditarios. Lo que resulta imprescindible es diferenciar la alergia al sol de las reacciones de la piel al recibir rayos solares mientras se está tomando determinados fármacos, cuando se han usado ciertos cosméticos o en el caso de padecer alteraciones del metabolismo o enfermedades autoinmunes.

Síntomas de la alergia al sol

En las personas que sufren este tipo de alergia, el cuerpo reconoce los rayos solares como elementos extraños, agresores, activando las defensas contra ellos. Los síntomas son variados y en cada persona se pueden manifestar de diferente manera, incluso días después de la exposición al sol. Los más habituales son:

  • Piel enrojecida
  • Picor e incluso dolor en la zona afectada, que habitualmente suele ser el cuello, el escote o los brazos, las áreas más expuestas al sol. En la cara y las manos es más infrecuente porque la piel está más acostumbrada a los rayos solares.
  • Lesiones en forma de ampollas, granos o zonas de sangrado bajo la piel que pueden persistir durante unos días.
  • Malestar general, dolor de cabeza, náuseas o escalofríos. Son síntomas posibles, pero menos habituales.

Diagnóstico de la alergia al sol

En muchas ocasiones los síntomas no son especialmente graves, por lo que no se acude a un especialista. Sin embargo, conviene no pasarlos por alto y someterse a una revisión que determine si el problema se debe a una reacción alérgica. Si se confirma, es importante tomar las medidas de prevención necesarias cuanto antes.

¿Qué pruebas se realizan?

  • Historia clínica: la edad, el nivel de exposición al sol, los antecedentes familiares o la gravedad de los síntomas darán las primeras pistas sobre la existencia de una alergia.
  • Exploración física: un análisis de las lesiones cutáneas, su forma, tamaño y localización es otro de los factores determinantes del diagnóstico.
  • Fotoprovocación: consiste en irradiar una pequeña porción de piel con rayos ultravioleta para comprobar su reacción.
  • Biopsia de la piel: es un procedimiento que se realiza solo en casos de duda.

Con estas pruebas el médico determinará no solo si existe una alergia a sol, también el tipo específico. El más habitual es el conocido como erupción polimórfica lumínica (EPL). Otros, como la erupción fotoalérgica o la urticaria solar son menos habituales.

Prevención y tratamiento

La mejor prevención es evitar largas exposiciones al sol, sobre todo en las horas centrales del día. Cuando sea inevitable conviene aplicarse cremas solares de protección total y usar sombreros, gorras y ropa que cubra la mayor porción de piel posible. En casos extremos se puede realizar fototerapia, que consiste en la administración de algunas sesiones de rayos UVA y UVB bajo supervisión médica para que la piel vaya acostumbrándose.

Respecto a los tratamientos farmacológicos, solo son útiles para reducir las molestias de los síntomas. Los más habituales son los corticoides y antihistamínicos. También hay remedios caseros eficaces, como colocar una rodaja de patata o pepino en las lesiones, aplicarse un gel de aloe vera o mezclar una taza de bicarbonato en el agua de la ducha.

Prevención, protección y consulta a un profesional son tres pasos fundamentales. Lo son incluso cuando los síntomas de la alergia al sol sean leves o simplemente se tenga la sospecha de que se padece este problema.