La alergia al sol es una enfermedad mucho más frecuente de lo que se cree. Este trastorno recibe el nombre de erupción polimorfa lumínica (EPL). Se trata de una reacción anormal del organismo a la luz del sol, dando lugar a diversas lesiones dérmicas. Aunque se conozca como alergia al sol, porque los síntomas son muy parecidos a los de una reacción alérgica, no es una alergia propiamente dicha.
Investigaciones recientes señalan que esta enfermedad afecta a un 10% de la población en Europa y América del Norte. Se da mayoritariamente en hombres, aunque también afecta a las mujeres. En la gran mayoría de los casos, aparece en la edad adulta, aunque los primeros síntomas pueden darse en la infancia.
Causas de alergia al sol
A pesar de los numerosos estudios realizados, todavía no se conoce cuál es la causa exacta de la alergia al sol. Sin embargo, sí se sabe que esta enfermedad se da cuando la exposición al sol se da durante un largo periodo de tiempo.
Como resulta lógico, este trastorno es más frecuente durante los meses de primavera y verano, cuando los rayos del sol tienen una mayor intensidad. Además, durante ambas estaciones la piel está más expuesta a la luz solar.
Existen una serie de factores de riesgo que resulta interesante conocer.
- Raza: si bien es cierto que todo el mundo puede sufrir esta enfermedad, es mucho más frecuente en personas que tienen la piel clara.
- Exposición a sustancias químicas: muchos de los síntomas propios de la alergia cutánea se desarrollan tras la exposición de la piel a determinadas sustancias, y luego a los rayos solares. El uso de algunos cosméticos, como las fragancias o los desodorantes, son un factor de riesgo importante.
- Enfermedades cutáneas: aquellas personas que sufren dermatitis tienen más riesgo de padecer alergia al sol.
- Antecedentes familiares: si existen antecedentes familiares de esta enfermedad, aumenta el riesgo de sufrirla.
Síntomas de la alergia al sol
Esta enfermedad provoca una serie de síntomas que en muchos casos se confunden con los de otros trastornos. La piel, sufre picor, dolor y enrojecimiento. Es importante destacar que las lesiones no tienen por qué darse necesariamente justo después de la exposición al sol.
En muchos casos las reacciones en la piel aparecen horas, o incluso días, después en aquellas zonas que han estado expuestas a la luz solar. Dichas lesiones pueden permanecer durante días y generalmente desaparecen sin dejar ninguna cicatriz.
El tipo de lesiones que causa esta enfermedad en la piel depende de cada paciente. En los casos más graves, se crean pápulas de aproximadamente uno o dos centímetros, con una ligera elevación. También lesiones enrojecidas que toman diferentes formas.
Las zonas del cuerpo que reaccionan de forma negativa a la luz del sol son aquellas más expuestas, como el cuello o el escote, por ejemplo. En verano también pueden aparecer lesiones en los brazos, las piernas, etc. Aunque en algunos casos surgen reacciones en la cara y en las manos, no es muy frecuente. La razón es que reciben luz del sol a diario y, por tanto, están acostumbradas a ella.
Diagnóstico de alergia solar
Ante la aparición de lesiones cutáneas tras la exposición al sol, es recomendable acudir al médico para que realice un diagnóstico y determine el tratamiento más adecuado. En primer lugar, hace una historia clínica del paciente, teniendo en cuenta sus síntomas y su edad. Además, tiene en cuenta diversos factores, como si los indicios se presentan durante todo el año o solo en algunas estaciones, antecedentes familiares de alergia al sol, etc.
A continuación, procede con una exploración física, analizando las lesiones cutáneas: forma, apariencia y localización. Si el médico tiene alguna duda de su causa, puede recomendar la realización de una biopsia de la piel.
Aunque no es demasiado frecuente, la alergia al sol puede ser un síntoma de una enfermedad autoinmune. Si existe sospecha de ello, el médico solicita una analítica sanguínea.
Tratamiento para la alergia al sol
Una vez diagnosticada la enfermedad, el médico recomienda el tratamiento más oportuno para la misma.
- Fototerapia: la fototerapia resulta muy efectiva para aumentar la resistencia de la piel al sol, ayudando así a prevenir la aparición de los síntomas. No obstante, la protección es únicamente temporal y, además, son necesarias varias sesiones para obtener algún resultado.
- Corticoides: el tratamiento más habitual para la alergia al sol son los corticoides, tanto tópicos como orales. Ayudan a minimizar los síntomas, tales como el picor y el enrojecimiento de la piel.
¿Tienes alergia al sol?
Las lesiones cutáneas pueden aparecer por diversos motivos. Para conocer si realmente una persona tiene alergia al sol, hay una serie de condiciones que debe reunir.
En primer lugar, las erupciones deben aparecer después de la exposición solar. En segundo lugar, tienen que concentrarse en aquellas áreas expuestas a la luz del sol, como el cuello o el escote. En tercer lugar, hay que valorar el aspecto de las lesiones: deben ser pápulas o placas enrojecidas. Y, por último, esta enfermedad debe darse especialmente durante los meses de primavera y verano.
¿Cómo se puede prevenir?
No existe un método 100% infalible para prevenir la alergia al sol. No obstante, hay una serie de medidas y pautas que merece la pena tener en cuenta para minimizar el riesgo de desarrollar esta enfermedad.
- Cuidar la piel: por supuesto, es esencial proteger la piel de los rayos solares. Para ello, se recomienda el uso de cremas de protección solar con un FPS adecuado para cada tipo de piel. También hay que utilizar gorros de algodón y gafas de sol de calidad.
- Acostumbrar la piel: especialmente las personas con piel sensible, deben acostumbrarla a la luz solar para minimizar el riesgo de que aparezcan lesiones cutáneas.
- Productos cosméticos: en cuanto al uso de productos cosméticos, es aconsejable evitar aquellos perfumes y desodorantes con un alto contenido en componentes químicos. Aumentan el riesgo de desarrollar una EPL, tanto en el corto como en el largo plazo.
Urticaria solar
No hay que confundir la alergia al sol con la urticaria solar ya que son dos trastornos diferentes. Esta última no se da sólo con la luz solar, sino que también se puede desarrollar a raíz de la exposición a la luz artificial. Es más común en hombres que en mujeres.
En cuanto a los síntomas, aparecen inmediatamente después de la exposición a la luz, natural o artificial. Los más frecuentes son picor y enrojecimiento. En la gran mayoría de casos, las lesiones desaparecen en menos de 24 horas.
En cuanto al tratamiento de la urticaria solar, está dirigido a potenciar la protección de la piel al sol. Hay que aplicar por tanto filtros solares, así como utilizar la ropa adecuada. Combatir esta enfermedad en muchos casos no resulta sencillo ya que puede darse en cualquier momento, e incluso en sitios cerrados, con luz artificial.
Curiosidades de la alergia solar
Por último, queremos señalar algunas curiosidades sobre la alergia al sol.
- Exposición progresiva a la luz del sol: los dermatólogos señalan que esta enfermedad se puede prevenir si quienes la sufren comienzan a tomar el sol de forma progresiva antes del verano. Durante esta estación la luz es más intensa, de modo que aparecen diversos problemas de piel. Por supuesto, las exposiciones hay que hacerlas de manera controlada y, sobre todo no muy extendida.
- Prevalencia: la prevalencia de este trastorno afecta mayoritariamente a personas con la piel muy blanca. Es por ello que la alergia al sol se presenta sobre todo en países como uecia o Noruega.
- Frutos: aunque no es muy habitual, los síntomas se pueden desarrollar a partir del contacto con el jugo de algunos frutos que contienen una sustancia denominada cumarina. Esta sustancia se convierte en fototóxica cuando entra en contacto con la luz del sol y, si toca la piel, puede dar luhar a picor, enrojecimiento y dolor.
- Tratamiento: y, por último, el tratamiento más frecuente para combatir la alergia al sol es con antihistamínicos y corticoides. Son los medicamentos que más recetan los dermatólogos para aliviar los síntomas.
Durante los meses de primavera y verano el sol es un imprescindible para muchas personas, quienes aprovechan el buen tiempo para broncearse. No obstante, hay algunas para las que el sol es su peor enemigo. Quienes sufren alergia al sol sufren síntomas muy notorios ante la más mínima exposición a la luz solar: placas en la piel, enrojecimiento, picor y dolor.
Las personas que sufren esta enfermedad en muchos casos no se pueden exponer nunca a los rayos de luz ultravioleta. Estos pacientes sufren síntomas, como la aparición de ronchas de color rojo.